Por Agroempresario.com
El Mercosur oficializó este miércoles el fin de las negociaciones para un acuerdo de libre comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. Este avance se suma al impulso que el Gobierno argentino, bajo la presidencia pro tempore de Javier Milei, da a la flexibilización arancelaria mediante un paquete de 50 exenciones que busca ampliar las oportunidades comerciales del bloque sudamericano.
Las negociaciones entre Mercosur y la EFTA se iniciaron en 2016 y representaron un paso estratégico para diversificar los vínculos comerciales del bloque sudamericano más allá de la Unión Europea. La EFTA, aunque no es parte de la UE, agrupa a cuatro países con una activa política de acuerdos globales, y ahora el Mercosur está en condiciones de firmar un tratado que deberá ser ratificado por los parlamentos de ambos bloques.
Este logro se oficializará en una conferencia en el Palacio San Martín, Buenos Aires, con la participación del canciller argentino Gerardo Werthein y sus pares de los países miembros. La conclusión de estas negociaciones demuestra el avance en la estrategia de inserción internacional del Mercosur.
Bajo la presidencia pro tempore de Javier Milei, Argentina impulsa una política de apertura y flexibilización comercial. Parte de esta estrategia es la inclusión de 50 códigos de productos en un régimen de excepciones arancelarias, que busca otorgar mayor autonomía a los países para negociar individualmente.
Esta política también apunta a fortalecer las negociaciones comerciales con Estados Unidos, un mercado clave para el bloque sudamericano. El paquete de exenciones arancelarias es un paso para flexibilizar las barreras comerciales internas y ampliar el acceso a mercados globales.
La EFTA está integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. Estos países mantienen acuerdos comerciales globales propios, sin ser miembros de la Unión Europea. La firma del acuerdo con Mercosur facilitará el intercambio comercial de bienes y servicios, abriendo nuevos canales para productos sudamericanos y europeos.
Para el Mercosur, este acuerdo representa una diversificación estratégica, reduciendo la dependencia exclusiva de la Unión Europea y ampliando la red de socios comerciales en Europa.
Aunque la conclusión de las negociaciones con EFTA es un avance, el proceso aún requiere la ratificación de los parlamentos de los países involucrados, lo cual puede implicar demoras o ajustes. Además, el acuerdo Mercosur-Unión Europea sigue siendo un desafío debido a resistencias internas, particularmente en Francia, donde sectores productivos temen impactos negativos.
Javier Milei ha mantenido reuniones con líderes europeos, como Emmanuel Macron, para tratar de resolver estos obstáculos y avanzar en la firma definitiva del acuerdo con la UE, prevista para fin de año con cláusulas específicas para proteger intereses sensibles.
La Cumbre de Líderes del Mercosur, que se realiza en Buenos Aires, es el escenario para consolidar estos avances. Durante las jornadas previas, se realizaron reuniones técnicas y ministeriales, donde participaron Gerardo Werthein, Luis “Toto” Caputo y otros representantes clave de Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
La agenda se centra en afianzar la integración comercial, ratificar el compromiso con la apertura y acordar la declaración final que firmarán los presidentes. Además, participan los Estados asociados del bloque, entre ellos Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Panamá, Perú y Surinam.
Las negociaciones entre Mercosur y la EFTA iniciaron hace casi una década con el objetivo de fortalecer el comercio bilateral, facilitar inversiones y fomentar la cooperación económica. Para el Mercosur, compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, el cierre de este acuerdo es una muestra clara de su voluntad de diversificar sus relaciones comerciales y reducir la dependencia exclusiva de mercados tradicionales.
Por parte de la EFTA, la alianza con Mercosur abre las puertas a una región rica en recursos naturales, productos agrícolas y un mercado creciente de consumidores. Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, aunque pequeños en población, tienen economías dinámicas y buscan oportunidades comerciales con América del Sur.
La negociación fue compleja, ya que implicó acordar reglas de origen, barreras arancelarias, normas sanitarias y fitosanitarias, y mecanismos para la solución de controversias. Sin embargo, el consenso alcanzado evidencia la madurez del proceso y la capacidad de ambos bloques para avanzar hacia una relación más estrecha.
Desde diciembre del año pasado, Argentina ejerce la presidencia pro tempore del Mercosur bajo el liderazgo de Javier Milei, cuyo enfoque se centra en una mayor apertura económica, desregulación y autonomía comercial para los miembros del bloque.
Milei ha promovido la inclusión de 50 códigos de productos en un régimen especial de exenciones arancelarias, buscando flexibilizar la estructura tarifaria que hasta ahora ha sido rígida y muchas veces un obstáculo para la competitividad regional.
Estas exenciones permitirán a los países del Mercosur negociar acuerdos comerciales de forma individual, sin estar obligados a la postura común, lo que genera un esquema más dinámico y adaptable a las realidades de cada país.
El Gobierno argentino busca que estas medidas sirvan también como base para profundizar las negociaciones con Estados Unidos, con quien el Mercosur no tiene un acuerdo de libre comercio. La expectativa es que el paquete de flexibilización facilite el acceso a productos sudamericanos en el mercado estadounidense y atraiga inversiones.
Asimismo, la apertura permitirá mejorar la competitividad en otros mercados, como Canadá, Japón y Corea del Sur, con los cuales algunos países del bloque ya tienen tratados bilaterales, pero que podrían ampliarse bajo un marco más flexible.
El acuerdo Mercosur-Unión Europea sigue siendo el gran desafío diplomático y comercial. A pesar del avance en la negociación técnica, la ratificación enfrenta resistencia en varios países europeos, especialmente en Francia, donde sectores agrícolas y productivos temen que la competencia sudamericana afecte sus mercados.
La reciente reunión entre Javier Milei y Emmanuel Macron ha abierto un canal de diálogo para encontrar soluciones, incluyendo cláusulas específicas que protejan a sectores vulnerables y mecanismos de compensación.
El Mercosur busca cerrar este acuerdo antes de fin de año, lo que significaría un salto cualitativo en la inserción internacional de la región.
La Cumbre del Mercosur en Buenos Aires es el momento culminante de este proceso. Los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, y los Estados asociados se reúnen para firmar la declaración conjunta que refleja los compromisos alcanzados.
Entre los temas centrales están la apertura comercial, la flexibilización arancelaria y la integración regional, con un fuerte énfasis en la modernización del bloque para hacerlo más competitivo y dinámico.
Al finalizar la Cumbre, la presidencia pro tempore pasará a Lula da Silva, quien definirá las prioridades para el próximo período, marcando un rumbo distinto pero complementario al que impulsa Argentina.