Por Agroempresario.com
En el marco del Día de la Avicultura Argentina, la cadena productiva avícola alzó la voz con un reclamo contundente: generar “condiciones justas” para competir, producir y crecer. Con datos sólidos y un mensaje claro, representantes del sector expusieron las dificultades estructurales que enfrenta la actividad, entre ellas una carga tributaria asfixiante, falta de financiamiento accesible y el incremento del contrabando en zonas de frontera.
Durante un evento realizado en el Centro Costa Salguero, el presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), Juan Kútulas, encabezó un discurso que combinó el reconocimiento a ciertos avances del Gobierno con una fuerte demanda por medidas concretas para fortalecer al sector. En el acto participaron autoridades nacionales y provinciales, entre ellas el subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal, Manuel Chiappe, mientras que la vicepresidenta Victoria Villarruel, aunque invitada, no pudo asistir por compromisos de agenda.
Kútulas repasó los principales números de la industria. Argentina produce anualmente más de 900 millones de pollos, 17.500 millones de huevos y cuenta con más de 58 millones de ponedoras activas. Estas cifras reflejan la solidez de una actividad que abastece al mercado interno con eficiencia y exporta a más de 65 destinos internacionales.
La industria avícola genera más de 90.000 empleos directos e indirectos en al menos 18 provincias argentinas, y consume anualmente más de 7 millones de toneladas de maíz y soja, convirtiéndose en una actividad de fuerte integración con el resto del sector agroindustrial.
Con una facturación combinada de US$7.000 millones, y exportaciones por US$450 millones, Argentina es el segundo mayor consumidor de huevos del mundo (con 363 unidades per cápita), el octavo productor global de carne aviar, el décimo exportador de esta proteína y el número 15 en exportación de ovoproductos.
“La avicultura es mucho más que cifras: es una cadena estratégica que genera arraigo, empleo de calidad, progreso regional y responde a la demanda global por alimentos accesibles, seguros y saludables”, expresó Kútulas.
El reclamo más contundente fue contra la presión fiscal, que según datos del sector supera el 40% del precio final en muchos casos. El dirigente de Capia apuntó que, además, el huevo es la única proteína de origen animal que tributa el 21% de IVA, lo que representa una desventaja directa frente a otras cadenas.
También alertó sobre el avance del contrabando de huevos en regiones fronterizas, que no solo distorsiona precios y perjudica a pequeños productores, sino que pone en peligro el estatus sanitario nacional y compromete las exportaciones valuadas en US$450 millones. A esto se suman las asimetrías con mercados internacionales, donde se compite con países que tienen regímenes fiscales e incentivos más benignos.
“No pedimos privilegios ni subsidios. Precisamos condiciones justas para producir, crecer y competir en igualdad”, enfatizó el titular de Capia.
Otro punto crítico planteado por la cadena avícola es el acceso al financiamiento. Kútulas reconoció que muchas de las inversiones que sostiene el sector son autofinanciadas con recursos propios, lo cual limita la posibilidad de modernizar instalaciones, tecnificar procesos y optimizar índices productivos.
En ese sentido, hizo un llamado para que se aceleren las líneas de crédito específicas, especialmente aquellas que permitan mejorar infraestructura avícola, renovar genética y garantizar vacíos sanitarios.
Desde el Gobierno, Chiappe recogió el guante y destacó que junto al Banco BICE y el Banco Nación se están desarrollando instrumentos como los créditos valor producto, que permiten pagar en función de la producción (litros de leche, kilos de cerdo, toneladas de soja, etc.). También se trabaja en la flexibilización de los sistemas de garantías, como los warrants para animales vivos, para facilitar el acceso al crédito.
“Hay intención de inversión en 48 proyectos productivos, por más de US$90 millones, a través de nuevas líneas crediticias específicas”, aseguró el subsecretario.
Otro aspecto técnico abordado fue el pedido de implementación estratégica de vacunas contra la influenza aviar, especialmente para aves de ciclos largos. Según Capia, esta herramienta debe aplicarse de manera transparente, voluntaria y sin poner en riesgo el acceso a mercados internacionales.
La preocupación por la sanidad aviar también está vinculada al aumento del contrabando, que puede romper los protocolos sanitarios exigidos por los países compradores de carne y ovoproductos argentinos.
Durante la jornada se hizo especial hincapié en el valor nutricional de los productos avícolas. El huevo, según la FAO, es considerado el alimento más completo después de la leche materna, y la carne de pollo —magra, rica en proteínas, vitaminas del grupo B y minerales esenciales— es hoy la más consumida por los argentinos, con un promedio de más de 50 kilos per cápita por año.
Este liderazgo en el consumo interno, junto con la alta demanda externa, coloca a la avicultura en un lugar estratégico dentro del complejo agroalimentario argentino.
Para concluir, Kútulas destacó que “comenzamos a ver una Argentina más desregulada, con menos burocracia, más libertad, cumplimiento de la ley y una economía que empieza a florecer”. Sin embargo, aclaró que para consolidar este sendero, se necesitan decisiones políticas concretas.
“Tenemos que asumir desafíos y planificar el futuro con reglas claras. Para eso, la cancha debe estar nivelada para todos”, subrayó.