Por Agroempresario.com
El Consejo del Mercado Común (CMC) del Mercosur aprobó una resolución clave que permite a los países miembros adaptar temporalmente sus aranceles externos para ciertos productos importados. Esta medida, anunciada por el canciller argentino Gerardo Werthein, introduce una mayor flexibilidad comercial con la creación de una Lista Nacional de Excepciones (LNE) “temporaria” que habilita hasta 50 nuevos códigos arancelarios por país para reducir alícuotas. Este cambio promete reconfigurar el escenario logístico y las estrategias de abastecimiento en la región.
El Arancel Externo Común (AEC) es el esquema que establece un marco unificado para los aranceles sobre productos importados desde fuera del Mercosur. Desde 2010, cada país puede mantener una Lista Nacional de Excepciones (LNE) que permite manejar alícuotas distintas para un número limitado de productos. La reciente resolución permite que cada miembro cree una LNE temporaria con hasta 50 nuevos códigos arancelarios para reducir aranceles, con vigencias variables: hasta 2028 para Argentina y Brasil, hasta 2029 para Uruguay y hasta 2030 para Paraguay.
Este ajuste dinámico responde a la necesidad de mayor flexibilidad para afrontar desafíos económicos y mejorar la competitividad. Para el sector logístico, implica un replanteo en la gestión de costos, plazos y flujos dentro de las cadenas de suministro.
La posibilidad de importar insumos con aranceles reducidos puede modificar la matriz de proveedores internacionales para industrias claves. Esto afecta no solo el costo de importación, sino también la planificación operativa, incluyendo la frecuencia de ingreso de productos, modalidades de transporte (marítimo, terrestre o aéreo) y los inventarios.
Expertos del sector señalan que:
“Cada cambio arancelario es una señal que puede alterar la forma en que una empresa diseña su estrategia logística. No se trata solo de costos aduaneros, sino de impacto en inventarios, lead times y planificación operativa.”
Por lo tanto, las compañías deberán ser más ágiles y adaptarse rápidamente para optimizar sus operaciones en un entorno cambiante.
El nuevo esquema obliga a operadores logísticos y empresas a monitorear con detalle las regulaciones específicas de cada país miembro, dado que las LNE temporarias tienen distintos plazos y condiciones en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Para quienes operan cadenas regionales, esto representa un desafío adicional en materia de cumplimiento y coordinación logística.
Esta mayor complejidad requiere fortalecer las capacidades de seguimiento normativo y actualización permanente para evitar errores que puedan afectar costos y tiempos.
Aunque la resolución apunta a las importaciones desde fuera del Mercosur, su efecto podría extenderse al comercio dentro del bloque. La reducción de aranceles en productos importados podría afectar la competitividad de bienes producidos localmente, obligando a sectores específicos a ajustar sus estrategias comerciales y logísticas.
Asimismo, esta flexibilidad podría facilitar acuerdos bilaterales con países como Estados Unidos, ampliando las opciones de comercio preferencial y generando nuevos desafíos para las cadenas de suministro regionales.
Para el sector logístico, el principal desafío será acompañar esta flexibilidad arancelaria con una mayor agilidad operativa. Esto implica actualizar frecuentemente la planificación de abastecimiento, adaptar rutas y optimizar costos en función de los productos alcanzados por las nuevas excepciones.
El papel del sector logístico será central para que las empresas puedan capitalizar las oportunidades de la resolución, anticipando cambios regulatorios y ajustando sus operaciones a un mercado regional que demanda coordinación y eficiencia.