Por Agroempresario.com
En el corazón del este africano, Mohammed "Mo" Dewji lidera una revolución silenciosa pero ambiciosa: convertir a África en el centro agroalimentario del mundo. Con solo 48 años, este empresario nacido en Tanzania es hoy el multimillonario más joven y exitoso de su país. Y no solo eso: es también el más comprometido con el desarrollo rural y productivo de su nación.
Al frente de MeTL Group, un conglomerado que abarca rubros tan diversos como textiles, alimentos, bebidas, logística y bienes raíces, Dewji expandió su fortuna hasta alcanzar los 2.200 millones de dólares, según la última edición del ranking Forbes África 2025. Pero su verdadero objetivo va más allá de lo financiero: modernizar las tierras rurales, impulsar la mecanización del agro y generar empleo y oportunidades en zonas históricamente relegadas.
Su visión es clara: si África deja de depender de importaciones y comienza a producir a gran escala, no solo alimentará a su propia población, sino que se convertirá en un proveedor clave de alimentos para el resto del mundo. Y para lograrlo, ya puso en marcha un plan de inversión de 250 millones de dólares para mecanizar 100.000 hectáreas de tierras cultivables.
Más allá del negocio, Dewji encarna una nueva generación de líderes africanos. Su compromiso con la transformación se expresa también a través de la Fundación Mo Dewji, desde donde promueve proyectos educativos, sanitarios y de bienestar comunitario en todo el país. Además, fue diputado, y es propietario del club de fútbol Simba SC, uno de los más populares de Tanzania.
Este enfoque integral, donde el desarrollo económico se entrelaza con la inclusión social, lo convirtió en un símbolo de esperanza para millones de africanos que ven en él no solo un empresario, sino un referente de cambio profundo.
Tanzania, con más de 70 millones de habitantes, representa un territorio fértil para la innovación productiva. Allí, Dewji encuentra no solo su hogar, sino el lugar desde donde espera irradiar su modelo de transformación. Su apuesta por el progreso rural, la infraestructura agrícola y la producción sustentable coloca a su país en el mapa de los grandes jugadores del futuro.
Como él mismo afirma, “el hambre no se combate con discursos, sino con tractores y semillas”. Esa filosofía lo guía, y ya está dando sus frutos.