Por Agroempresario.com
La consolidación de dos de las compañías más influyentes del sector agroindustrial mundial ya es un hecho. Después de un largo proceso de negociaciones, regulaciones y aprobaciones por parte de las principales autoridades internacionales —la última otorgada por China—, las multinacionales Bunge y Viterra completaron su fusión. El acuerdo, valuado en US$18.000 millones, da lugar a una nueva entidad conjunta con un valor estimado de mercado de US$34.000 millones, según cifras difundidas por ambas firmas y agencias internacionales como Reuters.
Esta operación, considerada como una de las más relevantes en la historia reciente del comercio agroindustrial global, posiciona al nuevo conglomerado como un jugador dominante en la originación, procesamiento, distribución y comercialización de productos agrícolas, biocombustibles y alimentos, con una huella operativa en más de 50 países.
El acuerdo, aprobado por unanimidad por los Consejos de Administración de Bunge y Viterra, contempla una estructura de pago compuesta en un 75% por acciones y 25% en efectivo. Los accionistas de Viterra recibirán aproximadamente 65,6 millones de acciones de Bunge —valuadas en US$6.200 millones— y unos US$2.000 millones en efectivo. Así, tendrán el 30% del capital accionario de la nueva entidad, mientras que los accionistas actuales de Bunge mantendrán el 70%.
Con la incorporación de activos estratégicos y capacidad operativa complementaria, la empresa resultante estará mejor posicionada para responder a la creciente demanda global de alimentos, energía renovable y piensos, ofreciendo soluciones eficientes en toda la cadena agroindustrial.
“Hoy es un momento decisivo para nuestra empresa y nuestro equipo global al completar esta transformadora combinación de negocios”, declaró Gregory Heckman, CEO de Bunge, quien estará al frente de la nueva compañía. Heckman agradeció al equipo de ambas empresas por su compromiso y enfatizó que el objetivo principal será “conectar a los agricultores con los consumidores” de forma eficiente y sustentable.
En tanto, el argentino Julio Garros, quien se desempeñaba como copresidente de Agronegocios de Bunge, asumirá el rol de codirector de operaciones junto con David Mattiske, hasta ahora CEO de Viterra. El liderazgo financiero estará a cargo de John Neppl, actual CFO de Bunge.
Uno de los ejes clave de la fusión será la mejora del flujo de caja y la eficiencia en la estructura de capital. Según comunicaron, la operación permitirá generar sinergias operativas brutas de aproximadamente US$250 millones anuales antes de impuestos, en los tres años posteriores a la finalización del acuerdo.
Asimismo, Bunge asumirá una deuda de Viterra por US$9.800 millones, asociada principalmente a inventarios líquidos con alta rotación, lo que no comprometería el equilibrio financiero del grupo combinado.
Desde un enfoque estratégico, la fusión permitirá mejorar el acceso a mercados clave, reducir costos logísticos, diversificar riesgos comerciales y consolidar una red global de suministro más resiliente.
Con sedes operativas en Saint Louis, Misuri (EE.UU.), y domicilio legal en Ginebra (Suiza), el nuevo conglomerado tendrá presencia en los cinco continentes, con operaciones en más de 50 países. Esta cobertura facilitará la conexión entre las principales regiones productoras y las zonas con mayor crecimiento en consumo de alimentos, como el sudeste asiático y África.
La nueva firma concentrará operaciones en el procesamiento de soja, aceites vegetales, productos alimenticios, piensos para animales y combustibles renovables como el biodiésel. Además, reforzará las iniciativas de agricultura regenerativa y sustentabilidad, con un fuerte enfoque en trazabilidad y eficiencia ambiental.
En Argentina, la fusión aún debe pasar por los procesos regulatorios locales correspondientes. Mientras tanto, Bunge y Viterra seguirán operando de forma independiente. Ambas compañías tienen una fuerte presencia en el país y fueron protagonistas, junto a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), del intento por adquirir Vicentin, la cerealera santafesina que entró en crisis en 2019.
Desde el sector agroexportador argentino observan con atención los efectos que esta fusión puede tener sobre la competencia interna y la capacidad de negociación de los productores, especialmente en rubros como granos, subproductos y aceites.
Con esta fusión, Bunge y Viterra buscan crear una plataforma más sólida para afrontar los desafíos globales del suministro de alimentos, en un contexto atravesado por el cambio climático, la inestabilidad geopolítica y la necesidad de cadenas logísticas más eficientes.
Los analistas del sector proyectan que esta consolidación podría influir en otras grandes firmas agroindustriales, acelerando un proceso de concentración global de capital y activos. Además, se espera que impulse inversiones en innovación, automatización y sostenibilidad, tanto en mercados maduros como emergentes.
También se prevé que la compañía fusionada incremente su capacidad para atraer capital de inversión y financiamiento verde, lo que potenciaría proyectos relacionados con energías renovables, reducción de emisiones y tecnologías aplicadas al agro.