Por Agroempresario.com
En una pequeña porción de selva húmeda del noreste argentino, científicos del Grupo de Investigación de Saltícidas de Argentina (GISA) acaban de anunciar el descubrimiento de una nueva especie de araña saltarina. Se trata de Cylistella daphneae, un diminuto arácnido con una sorprendente estrategia de supervivencia: imita escarabajos brillantes para evitar ser devorada por sus depredadores.
Este hallazgo fue realizado en la Reserva Serelepe, próxima al Parque Provincial Piñalito, en el corazón del Corredor Verde de Misiones, una de las regiones más biodiversas y a la vez amenazadas del país. Tras más de una década de relevamientos y estudios sistemáticos, investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) lograron registrar, describir y clasificar esta singular especie.
Cylistella daphneae pertenece al género Cylistella, dentro de la familia Salticidae, conocidas comúnmente como arañas saltarinas. Lo que la hace extraordinaria no es sólo su minúsculo tamaño —los machos miden 1,71 mm y las hembras 1,95 mm—, sino su capacidad de mimetismo.
Este arácnido tiene un cuerpo redondeado y brillante que se asemeja notablemente al caparazón de los escarabajos de la familia Coccinellidae (mariquitas), reconocidos por su sabor desagradable para muchos depredadores. Este fenómeno se conoce como mimetismo batesiano, una estrategia evolutiva por la cual una especie inofensiva imita a otra con defensas efectivas para evitar ser comida.
“Brillan como escarabajos, son redonditas y se mueven como escarabajos. A simple vista, cuesta darse cuenta de que es una araña”, explicó Julián Baigorria, investigador del GISA, del grupo GIGA (UNaM-CONICET) y de la Fundación Azara.
El trabajo detrás del hallazgo fue extenso. Inició hace más de diez años como parte de un programa de monitoreo de arácnidos en selvas protegidas de Misiones, una de las últimas reservas del Bosque Atlántico del Alto Paraná. Los ejemplares analizados fueron recolectados en marzo de 2024 en la Reserva Serelepe, una franja de selva que conserva un microhábitat de humedad, sombra constante y densa vegetación baja, condiciones ideales para especies poco visibles.
Los investigadores aplicaron técnicas morfológicas tradicionales para identificar la nueva especie: disección y análisis microscópico de los órganos reproductivos. Los palpos en los machos y el epiginio en las hembras resultaron diferentes de todas las especies conocidas hasta hoy en el World Spider Catalog, una base de datos científica internacional que agrupa la taxonomía arácnida.
“Las arañas se identifican principalmente por sus órganos reproductivos. En este caso, las estructuras eran únicas, lo que confirmó que se trataba de una especie nueva”, detalló Baigorria.
El nombre científico elegido, Cylistella daphneae, honra a Pamela Daphne Cooper de Colcombet, una figura clave en la gestión ambiental del noreste argentino. Fue ella quien contribuyó decisivamente en la creación del Parque Provincial Piñalito, una zona fundamental para la conexión de ecosistemas y la conservación de especies amenazadas.
Este descubrimiento no solo destaca la biodiversidad aún desconocida del Bosque Atlántico, sino que pone en valor el papel fundamental que juegan las reservas privadas y las áreas protegidas en la ciencia y la conservación.
“Nos pareció muy simbólico dedicarle el nombre, porque esta especie vive en una porción de selva que existe gracias a su trabajo”, agregó Baigorria.
El hallazgo de Cylistella daphneae en un solo punto del mapa refuerza la urgencia de conservar los últimos remanentes del Bosque Atlántico del Alto Paraná, una de las ecorregiones más biodiversas pero también más fragmentadas del planeta.
La selva de Araucarias, donde se encontró la nueva especie, alberga también animales emblemáticos como el carayá rojo, el tacuarero y el loro vinoso, todos en estado de vulnerabilidad o peligro. En ese entorno, la nueva araña probablemente habita el sotobosque, entre hojas caídas, helechos y raíces, alimentándose de pequeños artrópodos.
La existencia de esta nueva araña también subraya cuánto desconocemos del mundo natural. Según los investigadores, aún falta por identificar entre el 70% y el 80% de los artrópodos que habitan nuestras selvas.
“Cuando uno trabaja con artrópodos, está en un universo aún inexplorado. Hay muchísimas especies que nunca fueron registradas y que cumplen funciones clave para los ecosistemas”, remarcó Baigorria.
De hecho, se estima que el impacto ecológico de las arañas como controladoras de plagas es mayor que el de aves y mamíferos combinados. Esto las convierte en elementos fundamentales para el equilibrio de los ambientes naturales.
El descubrimiento de Cylistella daphneae demuestra que aún hay sorpresas por revelar en los ecosistemas más antiguos del continente. También sirve de recordatorio sobre la importancia de las áreas protegidas, la investigación científica constante y la preservación de ambientes naturales.
En tiempos de deforestación acelerada, cambio climático y pérdida de biodiversidad, cada nuevo hallazgo refuerza la idea de que proteger la naturaleza es también una forma de proteger nuestro propio futuro.