Por Agroempresario.com
La industria turística de Cuba, una de sus principales fuentes de divisas, enfrenta un nuevo golpe tras la reciente decisión del gobierno de Donald Trump de ampliar las sanciones económicas contra la isla. El Departamento de Estado de EE.UU. anunció el lunes la inclusión de 11 nuevas entidades en su “lista restringida”, intensificando la presión sobre el régimen de Miguel Díaz-Canel y limitando las relaciones comerciales con empresas consideradas bajo control de las fuerzas armadas o los servicios de inteligencia cubanos.
Entre las entidades sancionadas figura el moderno Iberostar Selection La Habana, un hotel de 42 pisos que se erige como el edificio más alto del país y que abrió sus puertas este año. Conocido también como Torre K, este hotel gestionado por la cadena española Iberostar ha sido emblemático de los esfuerzos por modernizar la capital cubana y atraer turismo internacional, pero su inclusión en la lista lo convierte en una nueva víctima de la estrategia de endurecimiento del embargo económico.
Las medidas llegan en el marco del cuarto aniversario de las protestas masivas de julio de 2021, que derivaron en una brutal represión por parte del gobierno cubano y dejaron más de 700 personas encarceladas, muchas de ellas aún tras las rejas. A través de un comunicado, el secretario de Estado Marco Rubio subrayó que estas sanciones tienen un mensaje claro:
“EE.UU. seguirá defendiendo los derechos humanos y las libertades fundamentales del pueblo cubano, y dejando claro que ningún régimen ilegítimo y dictatorial es bienvenido en nuestro hemisferio”.
Las sanciones prohíben a ciudadanos y empresas estadounidenses hospedarse, realizar negocios o establecer vínculos financieros con los hoteles y entidades señaladas. De esta forma, Washington apunta directamente al sector turístico, al que considera una fuente crítica de ingreso de divisas para el régimen cubano.
El impacto de estas decisiones se agrava debido a que Cuba ya enfrenta una grave crisis económica, la más severa desde la caída de la Unión Soviética. Según datos de Tourism Analytics, el número de turistas se redujo en un 27% durante los primeros cinco meses de 2025 en comparación con el mismo periodo del año anterior. Aún más alarmante, en comparación con los niveles previos a la pandemia en 2019, la reducción alcanza el 62%.
Mientras que otras islas del Caribe han logrado recuperar el flujo turístico posterior a la crisis del COVID-19, Cuba permanece rezagada, en parte por su dependencia de mercados específicos y por el impacto de las restricciones de viaje y las sanciones financieras impuestas desde Estados Unidos.
Desde La Habana, las autoridades respondieron con dureza. El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, denunció lo que calificó como un intento de desestabilización:
“EE.UU. es capaz de imponer sanciones migratorias contra dirigentes revolucionarios y de mantener una guerra económica prolongada y despiadada contra Cuba, pero no tiene la capacidad de doblegar la voluntad de este pueblo ni de sus dirigentes”.
Por su parte, Iberostar aún no ha emitido un posicionamiento oficial. La cadena hotelera española, que opera decenas de propiedades en Cuba, enfrenta un nuevo escenario de incertidumbre, ya que las sanciones podrían afectar también la ocupación de sus otros hoteles y las operaciones logísticas con proveedores estadounidenses o financiados con capital de ese país.
La ofensiva contra Cuba no se limita al ámbito turístico. En lo que va del año, la administración Trump ha reiterado su política de línea dura contra el régimen caribeño. A poco de comenzar su segundo mandato, reinstaló a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, lo cual implica restricciones adicionales para inversiones extranjeras, financiamiento y cooperación internacional.
Además, Trump está utilizando su influencia en organismos multilaterales para reforzar su agenda. Un ejemplo reciente fue el nombramiento de Rosa María Payá como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA). Hija del disidente Oswaldo Payá, su inclusión en el organismo ha sido interpretada como un respaldo político explícito a la oposición cubana.
Las medidas tomadas por Estados Unidos generan distintas reacciones a nivel internacional. Mientras algunos gobiernos, como el de Brasil, han respondido con contramedidas ante políticas arancelarias de Trump en otros frentes, otros países miran con preocupación el endurecimiento del embargo y sus consecuencias humanitarias.
No obstante, el endurecimiento del bloqueo a Cuba se convierte también en una herramienta política interna, permitiendo a la administración estadounidense reforzar su posicionamiento ante el electorado cubanoamericano en Florida, un estado clave en las elecciones presidenciales.
Con una infraestructura turística estancada, escasez de recursos básicos y un mercado internacional cada vez más complejo, Cuba enfrenta enormes desafíos para recuperar su sector turístico. El golpe a proyectos como Iberostar Selection La Habana, que representaban la esperanza de una nueva etapa de modernización, refleja el alcance y profundidad de las sanciones actuales.
Si bien el régimen intenta mostrarse firme ante las presiones, la realidad económica de la isla pone en duda su capacidad de sostenerse sin reformas estructurales o negociaciones con el exterior. Por ahora, las señales indican que la confrontación entre La Habana y Washington continuará escalando, con el turismo como una de las principales trincheras.