Por Agroempresario.com
El Reino Unido cerró el mes de junio con un aumento inesperado de la inflación, que alcanzó el 3,6 % interanual, el nivel más alto desde enero de 2024, según informó este miércoles la Oficina Nacional de Estadística (ONS). El principal motor de esta suba fueron los precios de los alimentos y los combustibles, que continúan sin mostrar una desaceleración significativa.
Este nuevo dato sorprendió a los analistas económicos, que en su mayoría preveían una inflación estable respecto a mayo (3,4 %). La suba genera nuevos desafíos para la administración del primer ministro Keir Starmer, que enfrenta una economía debilitada y crecientes preocupaciones sociales vinculadas al costo de vida.
“La inflación repuntó en junio impulsada principalmente por los precios de los combustibles para motores, que solo bajaron ligeramente, en comparación con una disminución mucho mayor en esta misma época del año pasado”, explicó Richard Heys, economista jefe en funciones de la ONS.
Heys también advirtió que la inflación de los alimentos aumentó por tercer mes consecutivo, alcanzando su nivel más alto desde febrero, lo que acentúa el impacto en los hogares británicos, especialmente en los sectores de menores ingresos.
La nueva cifra de inflación se conoce pocos días después de que otros informes revelaran que la economía británica se contrajo por segundo mes consecutivo en mayo, elevando la presión sobre el gobierno laborista recientemente asumido por Keir Starmer.
Desde el Ministerio de Finanzas, Rachel Reeves reconoció que “hay más por hacer” para aliviar el impacto del costo de vida en las familias. Las declaraciones se dieron en un contexto donde la administración enfrenta no solo la ralentización del crecimiento económico, sino también incertidumbres comerciales derivadas de nuevos aranceles estadounidenses.
Pese al repunte de la inflación, los especialistas no descartan que el Banco de Inglaterra mantenga su hoja de ruta para bajar las tasas de interés a partir de agosto. La decisión dependerá de una evaluación integral de la salud económica del país y de la necesidad de evitar una recesión prolongada.
“El aumento inesperado de la inflación del IPC puede que no impida que el Banco de Inglaterra recorte los tipos de interés en 25 puntos básicos en agosto”, sostuvo Ruth Gregory, economista jefe adjunta del Reino Unido en Capital Economics.
Gregory añadió que este escenario reforzará el enfoque prudente del Banco Central: “Aumentará la presión para que continúe recortando los tipos de interés, pero a un ritmo más gradual”.
La situación británica se enmarca en un escenario global donde múltiples potencias enfrentan presiones económicas internas y externas. Desde la renovación del gabinete en Ucrania hasta los bombardeos en Siria, pasando por el endurecimiento de sanciones de Estados Unidos y Europa contra Irán, el mapa internacional atraviesa una etapa de alta volatilidad que repercute en los mercados de energía y alimentos.