Por Agroempresario.com
En un escenario donde el 70% del financiamiento del sector agropecuario proviene de fuentes externas, surge una pregunta clave: ¿es posible autogestionarse en los agronegocios sin depender de forma crítica de la cadena comercial, los bancos o el mercado de capitales?
La analista de mercados agrícolas Cra. Mónica Ortolani, referente en planificación comercial y creadora de Agrodibus, expuso en aireagro.com.ar datos alarmantes: por cada 100 dólares necesarios para producir, sólo U$S 30 provienen del bolsillo del productor, mientras que U$S 51 los aporta la cadena comercial, U$S 15 los bancos y apenas U$S 4 el mercado de capitales. Esta estructura revela una dependencia estructural que afecta la eficiencia y sostenibilidad del negocio agropecuario.
Además, Ortolani alertó que más del 60% de lo ya cosechado permanece sin cobertura de precio, lo que deja al productor vulnerable a la volatilidad del mercado. En este marco, y con retenciones que afectan entre el 9,5% y el 33% de los ingresos, los márgenes se achican y la necesidad de una gestión estratégica se vuelve imprescindible.
Aunque representa la principal fuente de financiamiento, la cadena comercial es también el eslabón más sensible ante cualquier desequilibrio macroeconómico. Ortolani advierte: “Desde diciembre del año pasado, los casos en default en esta cadena se están multiplicando”. Por eso, propone repensar las estrategias para mejorar la gestión comercial y crediticia, apuntando a relaciones más sustentables y menos vulnerables.
Frente a este escenario, Ortolani propone una batería de estrategias de autogestión para el productor agropecuario, enfocadas en fortalecer la independencia financiera y proteger los ingresos:
Además de mejorar la planificación comercial, Ortolani subraya algunas acciones prácticas para reducir el costo financiero:
La especialista no ignora el factor emocional y político en la defensa del negocio agropecuario. “Hay que ponerle el cuerpo y el alma para lograr mayor representatividad legislativa. Este sector aporta 9 de cada 10 dólares genuinos a la economía, pero muchas veces no está sentado en la mesa de decisiones”, afirma Ortolani.
En este sentido, sugiere profesionalizar la gestión, capacitarse y construir poder de negociación colectivo, entendiendo que los costos de no participar activamente en la defensa del sector son cada vez más altos.
El mensaje es claro: la independencia en los agronegocios no es absoluta, pero sí gestionable. Con planificación, capacitación y el uso inteligente de herramientas financieras y comerciales, el productor puede reducir su vulnerabilidad y ganar poder de decisión en un contexto cambiante.
Como sintetiza Ortolani: “Hoy la gestión no puede limitarse a producir bien, sino a vender mejor, proteger márgenes y ser parte activa del ecosistema económico y político”.