Por Agroempresario.com
Por primera vez, el orujo de manzana —el conjunto de pulpa, cáscara, semillas y pedúnculo descartados en la industria de jugos— fue incorporado oficialmente al Código Alimentario Argentino (CAA). Esta medida, establecida mediante la resolución 39/2025 publicada en el Boletín Oficial, permitirá utilizar este subproducto como ingrediente en la elaboración de panificados y repostería, lo que representa un avance significativo para el aprovechamiento industrial de residuos.
El sector jugero descarta aproximadamente un 30% del total de la fruta procesada. Con una producción nacional que superó las 430.000 toneladas de manzanas frescas en 2024, y con más del 27% destinado a jugos y sidras —lo que equivale a más de 100.000 toneladas—, la incorporación del orujo al CAA es un paso lógico hacia la economía circular y la valorización de subproductos.
Uno de los principales impulsores de esta iniciativa fue la empresa Pura Frutta, que produce alrededor de 5 millones de litros de jugo de manzana al año, y trabaja en conjunto con Patagonian Fruit, una destacada exportadora del Alto Valle. También participaron activamente la Universidad Nacional de la Provincia de Río Negro y las carteras productivas, evidenciando una alianza público-privada para fomentar la innovación alimentaria.
Las investigaciones realizadas por la Universidad Nacional de La Plata respaldan esta medida al demostrar que el orujo de manzana tiene un alto contenido en fibra dietética, azúcares naturales y antioxidantes, nutrientes valiosos para la salud. Gracias a estos estudios, la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) aprobó su uso en preparaciones como panes, budines, pizzas, galletitas, barritas de cereal, rebozadores y hasta infusiones.
Esta incorporación se enmarca dentro del Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, impulsado por la Ley Nacional 27.454 y alineado con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este plan busca optimizar el uso de subproductos industriales, transformando residuos en ingredientes de alto valor agregado, y minimizando el impacto ambiental.
Cabe destacar que semanas atrás se adoptó una medida similar con el orujo de uva, también destinado a usos alimentarios, demostrando un cambio de paradigma en el tratamiento de residuos agroindustriales.
Según el artículo 912 bis del Código Alimentario, el “Orujo de Manzana seco” se define como el producto sólido resultante del prensado para obtener jugo, sometido a un proceso de secado para garantizar su conservación y calidad. Esto asegura que el orujo mantenga sus propiedades nutricionales y pueda integrarse de manera segura a la cadena alimentaria.
El crecimiento de la industria de jugos de manzana y sidra en regiones como el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, junto con el respaldo científico y normativo, abre nuevas oportunidades para productores y consumidores. La valorización de estos subproductos también genera un impacto positivo en la economía regional, fomentando prácticas sostenibles y agregando valor en origen.