Por Agroempresario.com
Argentina se prepara para dar un paso estratégico hacia una nueva economía basada en la naturaleza. Con la presentación del Plan de Desarrollo del Sector Carbono, la Mesa Argentina de Carbono propuso una hoja de ruta para posicionar al país como referente regional en la generación y comercialización de créditos de carbono, en línea con los compromisos internacionales en materia de cambio climático y transición energética.
El evento, celebrado con la participación de representantes del sector agropecuario, forestal, cámaras empresarias, embajadas y organismos multilaterales, mostró un fuerte respaldo multisectorial a esta iniciativa que busca transformar al carbono en una fuente estratégica de divisas, inversión privada y empleo verde, sin depender de subsidios estatales.
Cada crédito de carbono representa una tonelada de dióxido de carbono equivalente (CO₂eq) que ha sido capturada o cuya emisión fue evitada mediante prácticas sustentables. Estos créditos pueden ser comercializados en mercados internacionales regulados o voluntarios, de acuerdo a los lineamientos del Acuerdo de París y compromisos corporativos.
La oportunidad para Argentina es significativa: el país posee amplias extensiones de tierras agropecuarias y forestales que pueden participar activamente en la generación de créditos, mientras que sectores como energía, transporte e industria también podrían sumarse en el futuro.
“Hoy nuestro plan abarca principalmente al sector agropecuario y forestal, pero nuestro objetivo es ampliarlo a todos los sectores que puedan generar créditos de carbono”, explicó Juan Pedro Cano, coordinador de la Mesa Argentina de Carbono.
Según estimaciones de la propia Mesa, si solo el 10% de la superficie agropecuaria y forestal del país fuera incorporada a este esquema, se podrían generar ingresos por USD 460 millones anuales. Este número podría crecer a más de USD 2.300 millones si se involucrara el 30% del territorio productivo, sin contar aún con otros sectores económicos.
Adicionalmente, el modelo propuesto prevé inversiones privadas por entre USD 2.200 y 3.800 millones hasta 2030, sin requerir subsidios ni endeudamiento del Estado, lo que lo convierte en un ejemplo de “divisas sin deuda”.
A pesar del potencial, Argentina enfrenta desafíos importantes para consolidarse en este mercado. Desde 2005, el país solo ha registrado alrededor de 60 proyectos de carbono, una cifra baja frente a los más de 12.000 proyectos certificados a nivel global. En comparación, países como Colombia, Brasil, México y recientemente Paraguay han avanzado en regulaciones que brindan mayor seguridad jurídica y habilitan la participación en mercados de cumplimiento, donde los créditos se pagan hasta un 80% más que en los voluntarios.
“En Argentina aún hay muchas incertidumbres para que sea atractiva y confiable la generación de créditos de carbono”, remarcó Cano.
Actualmente, los créditos generados en el país solo pueden comercializarse en el mercado voluntario, debido a restricciones normativas que impiden el acceso a mercados de cumplimiento, donde los estándares son más exigentes pero también más rentables.
El Plan de Desarrollo del Sector Carbono se apoya en dos pilares fundamentales:
La iniciativa no solo apunta a mejorar la competitividad ambiental del país, sino también a generar empleo verde. Se estima que podrían crearse más de 70.000 puestos de trabajo directos e indirectos en actividades como certificación, monitoreo, tecnología aplicada y viveros forestales.
Además, la trazabilidad que exige el mercado de carbono puede ser una herramienta clave para exportadores argentinos, especialmente ante normativas como el CBAM europeo (Carbon Border Adjustment Mechanism), que penaliza con sobrecostos las exportaciones con alta huella de carbono. Cumplir con estos estándares evitaría sobrecostos de hasta USD 4.000 millones anuales, según datos del sector.
Desde la Mesa Argentina de Carbono destacan que el país tiene una ventana de oportunidad para posicionarse como uno de los principales proveedores de reducciones certificadas de emisiones en América Latina, en un contexto donde la demanda global de créditos de carbono crece sostenidamente.
“El carbono puede ser el próximo complejo exportador argentino”, concluyen los referentes del espacio, confiando en que la articulación público-privada y la adopción de marcos normativos claros permitirán convertir esta visión en una realidad concreta.