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Por Agroempresario.com
Los cultivos de invierno, principalmente trigo y cebada, muestran un arranque prometedor en La Pampa, a pesar del frío intenso y las escasas precipitaciones que han marcado el inicio del ciclo productivo. Según el informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba correspondiente a la semana del 21 al 27 de julio, la condición general de ambos cultivos es de buena a excelente, aunque ya comienzan a observarse síntomas de estrés hídrico y daños por heladas que podrían afectar su evolución si el clima no acompaña en las próximas semanas.
La siembra de trigo está prácticamente finalizada, mientras que en el caso de la cebada aún resta implantar cerca del 20 % del área estimada. En ambos casos, los cultivos presentan un buen anclaje en el suelo y densidad óptima, lo cual permite afrontar con cierta tolerancia los efectos adversos del ambiente. Esta etapa temprana del ciclo vegetativo suele ofrecer mayor resistencia a los factores de estrés, aunque requiere un seguimiento constante para anticiparse a posibles problemas.
En el caso del trigo, el 50 % de los reportes zonales ya detectan síntomas de estrés térmico producto de las heladas. En junio estas señales eran puntuales, pero en julio se han generalizado. Algunas variedades presentan daños foliares por bajas temperaturas, aunque los técnicos coinciden en que la etapa fenológica y la densidad de plantas permiten estimar que, por ahora, el impacto en el rendimiento sería menor. También se registran signos de déficit hídrico moderado, aunque el perfil de humedad aún es suficiente para sostener el crecimiento inicial.
La cebada, por su parte, también muestra síntomas similares, aunque en menor medida. Su desarrollo general se mantiene positivo, sin indicios de un retroceso significativo en la evolución del cultivo. El estado sanitario tanto del trigo como de la cebada es favorable, sin presencia de enfermedades ni plagas de importancia. Solo se informaron casos aislados de bicho torito y hormigas en zonas como Eduardo Castex y Utracán, con escasa incidencia.
Uno de los factores de riesgo más relevantes a futuro es la falta de precipitaciones. Durante la semana relevada, las lluvias acumuladas no superaron los 10 milímetros, lo cual plantea una alerta para las próximas etapas de desarrollo. De acuerdo con el Observatorio de Riesgo Agropecuario (ORA) y el Servicio Meteorológico Nacional, la humedad en la capa arable es escasa, y si bien el contenido hídrico en profundidad aún es aceptable, ya se registró una disminución respecto al mes anterior.
El escenario actual muestra un buen arranque productivo para los cereales de invierno en La Pampa, pero el desenlace de la campaña dependerá del comportamiento climático durante agosto y septiembre. El campo pampeano, una vez más, se juega buena parte de su rendimiento en el vaivén del tiempo.
