Por Agroempresario.com
El mapa energético y minero de Sudamérica podría experimentar un giro estratégico tras el cambio de gobierno en Bolivia. La derrota del socialismo abre la puerta a una agenda de reformas pro mercado que promete atraer inversiones privadas, recuperar la producción de gas y desarrollar, por fin, el enorme potencial del litio boliviano. El interrogante es inmediato: ¿representa una oportunidad de integración para Argentina o una amenaza para su liderazgo en gas y minerales críticos?
En apenas una década, Bolivia pasó de ser un actor central a quedar marginado en el mercado regional de energía. Según datos de la consultora Gas Energy Latin America, en 2014 el país producía 61 MMm3/d de gas y exportaba 48 MMm3/d. Hoy, esas cifras se redujeron drásticamente: apenas 26 MMm3/d de producción y 13 MMm3/d de ventas externas.
La caída también fue evidente en el litio. Pese a contar con los mayores recursos del mundo, Bolivia no produce ni una tonelada de carbonato de litio comercializable. Durante dos décadas, el modelo estatal absorbió más de 1.100 millones de dólares de inversión sin resultados.
El ex ministro de Hidrocarburos y actual director de Gas Energy Latin America, Álvaro Ríos Roca, lo resumió con crudeza: “El MAS de Evo dilapidó 13 trillones de pies cúbicos de gas, no repusieron reservas y no producen un gramo de litio. Con este camino, Bolivia deberá importar gas desde Argentina en 2028”.
El vacío que dejó Bolivia fue ocupado por Argentina. La producción nacional de gas creció un 22% en la última década, alcanzando 143 MMm3/d en el primer semestre de 2025, con capacidad de generar saldos exportables hacia Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay e incluso al propio mercado boliviano mediante GNL.
En litio, Chile mantiene el liderazgo regional con 260.000 toneladas anuales, pero Argentina, que arrancó más tarde, multiplicó por siete su producción en los últimos años y ya promedia casi 100.000 toneladas. El NOA se consolidó como polo estratégico, atrayendo inversiones extranjeras y posicionando al país como segundo productor global en el mediano plazo.
El nuevo escenario político boliviano promete un giro hacia políticas más abiertas. Los dos candidatos que llegaron al balotaje –Jorge Quiroga y Rodrigo Paz– coinciden en la necesidad de atraer inversiones privadas, aunque con matices.
Ríos Roca lo explica así: “El partido de Quiroga propone una apertura parecida a la de Milei, con mayor presencia de capitales privados y reducción del Estado. Rodrigo Paz plantea un modelo mixto, con rol estatal relevante pero apertura hacia el sector privado. En ambos casos se espera más seguridad jurídica, inversiones y competitividad”.
Bolivia aún cuenta con un potencial geológico significativo. Se estima que existen entre 12 y 15 estructuras listas para ser exploradas en el subandino sur, con reservas superiores a un cuarto de trillones de pies cúbicos. Sin embargo, desarrollar esta producción llevará tiempo.
“Bolivia no es una competencia inmediata para Argentina; más bien es un potencial cliente y la llave para llegar a Brasil”, afirmó Ríos Roca. El desafío está en diseñar acuerdos de transporte que permitan utilizar los gasoductos bolivianos hacia el mercado brasileño, cuya capacidad es de 36 MMm3/d.
Argentina, por su parte, necesita inversiones de al menos 2.500 millones de dólares en infraestructura para garantizar exportaciones sostenidas a Brasil. Según el ex secretario de Energía Daniel Montamat, “el cambio político en Bolivia implica más afinidad con Argentina y abre la posibilidad de negocios de tránsito de gas. A largo plazo, un mercado energético regional integrado sería beneficioso para todos”.
Brasil es un actor clave en esta ecuación. Su relación política con el gobierno de Luis Arce fue estrecha, pero el cambio de signo en Bolivia no debería generar conflictos significativos. Así lo considera el analista político Marco Bastos, quien advierte sólo dos escenarios de tensión: un eventual encarcelamiento de Evo Morales que active un discurso de lawfare respaldado por Lula da Silva, o un alineamiento demasiado estrecho de Bolivia con una futura administración de Donald Trump en Estados Unidos.
Más allá del marco político, Bolivia enfrenta desafíos domésticos. Las bases sociales vinculadas al masismo mantienen un poder de movilización que podría obstaculizar las reformas. Bastos advierte: “La historia de Bolivia y de muchos países de América del Sur muestra que los movimientos sociales pueden desestabilizar gobiernos de derecha mediante marchas, bloqueos y protestas violentas”.
Esa resistencia social podría retrasar la implementación de cambios estructurales necesarios para atraer inversiones en hidrocarburos y litio.
A pesar de su retraso, Bolivia sigue siendo el país con mayores recursos de litio a nivel global, especialmente en el salar de Uyuni, considerado el más rico del mundo.
El abogado y socio de Vitale Manoff & Feilbogen, Saúl Feilbogen, lo resume así: “Si se introducen reformas necesarias, Bolivia puede atraer muchas inversiones. Pero se requiere tiempo y confianza en que las reglas se sostendrán. Mientras tanto, Argentina ya juega en la liga mundial y debe cuidar su competitividad”.
El experto remarca que el país debe evitar sobrecargar al sector con impuestos y restricciones: “Sería conveniente eliminar las retenciones para mantener la delantera”.
En síntesis, el giro político en Bolivia podría revitalizar su rol en gas y litio, pero el proceso será largo y complejo. Para Argentina, la clave está en consolidar su liderazgo, avanzar en infraestructura exportadora y aprovechar la apertura boliviana como socio estratégico más que como competidor.
El futuro regional parece orientarse hacia una mayor integración energética y minera, donde la cooperación entre Argentina, Bolivia, Chile y Brasil será esencial para maximizar recursos, atraer inversiones globales y garantizar seguridad energética en un contexto de transición hacia energías más limpias.
En este nuevo escenario, la pregunta no es solo si Bolivia será un competidor para Argentina, sino si ambos países podrán construir una alianza estratégica que los potencie como líderes regionales en gas y litio.