Por Agroempresario.com
La producción agropecuaria argentina podría crecer significativamente si se implementan reglas claras y se reduce la carga impositiva, según afirmó Patricio Killmurray, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez).
“En los últimos años, aproximadamente 200.000 productores agropecuarios dejaron la actividad, pero la producción se mantuvo. Eso demuestra que el sector es eficiente”, señaló Killmurray, quien también es agricultor en el sur de Córdoba. Para el dirigente, la combinación de experiencia, tecnología y eficiencia ha permitido sostener niveles productivos incluso sin políticas estatales adecuadas.
El principal obstáculo sigue siendo la presión fiscal. “Aunque hubo una baja parcial de retenciones en los principales granos —lo que representa una reducción de unos 20 puntos— la renta de los productores, especialmente en campos arrendados, sigue siendo magra. Los márgenes son tan ajustados que muchos productores apenas pueden cumplir con sus compromisos”, indicó Killmurray.
Esta situación limita la inversión en maquinaria, mano de obra, insumos y adquisición de tierras, y lleva a que los productores adopten una estrategia defensiva. “El espacio para crecer existe, pero hace falta un ‘empujoncito’ estatal, no con subsidios, sino con políticas agropecuarias claras y previsibilidad”, explicó.
Killmurray remarcó que los productores invierten sus ganancias directamente en mejorar su actividad. “No se destinan a paraísos fiscales ni a otros fines: todo se reinvierte en la producción agropecuaria. Más dinero en el bolsillo significa más cultivos, más animales y más alimentos para el país”, aseguró.
El dirigente sostuvo que la eficiencia alcanzada se debe a la aplicación de tecnología agrícola avanzada, mejores prácticas de producción y altos rendimientos en leche y carne de primera calidad. “Quienes han quedado en pie están capacitados para seguir expandiéndose”, agregó.
La visión de Cartez es que, si el Gobierno facilita un marco de previsibilidad, con incentivos claros y menor carga impositiva, la producción agropecuaria podría experimentar un crecimiento exponencial. Según Killmurray, esto no requiere subsidios ni prebendas, sino estabilidad normativa que permita a los productores planificar a largo plazo y apostar por la expansión de sus operaciones.
El dirigente señaló también que, pese a los desafíos fiscales y a la falta de políticas de apoyo, el sector logró mantener su nivel productivo gracias a la resiliencia y la capacidad de adaptación de los productores. “Resistir ha sido clave para sostener la actividad, pero el potencial real se liberaría con condiciones más favorables”, concluyó.