Por Agroempresario.com
Argentina reafirma su liderazgo en la producción y exportación de aceites vegetales, consolidándose como cuarto productor mundial de aceite de girasol y de soja, mientras se convierte en el primer exportador global de aceite de soja. Según un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), del total producido, se exportó el 68% del aceite de soja y el 50% del aceite de girasol en promedio durante las últimas diez campañas, lo que refleja la importancia estratégica del sector para la economía nacional y su proyección internacional.
Los aceites vegetales cumplen un rol central en la alimentación humana y, cada vez más, en la producción de biocombustibles sostenibles. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en la campaña 2024/25 se alcanzará un récord tanto en la producción mundial de aceites como en su consumo, con 227 y 224 millones de toneladas respectivamente.
El aceite de palma lidera la producción global con un 35% del total, seguido por el aceite de soja con el 29% y la colza con 15%. El aceite de girasol, producido principalmente en Rusia y Argentina, representa el 9% del total mundial. En términos de exportaciones, el aceite de soja argentino destaca con un 46% de participación global, consolidando al país como líder indiscutido en el comercio internacional de este producto.
El mercado global enfrenta incertidumbre por factores geopolíticos y comerciales. La política energética de la administración de Donald Trump podría afectar la producción de biocombustibles en Estados Unidos, mientras que la guerra Rusia-Ucrania genera volatilidad en los precios del aceite de girasol. Por su parte, Brasil impulsa programas de movilidad sostenible y descarbonización, posicionándose como competidor estratégico en la región.
El informe de la BCCBA destaca que los aceites vegetales son fundamentales no solo para el consumo humano, sino también para fortalecer la transición energética hacia combustibles más sostenibles, en línea con las tendencias internacionales de reducción de emisiones.
En la Argentina se industrializan seis aceites vegetales: soja, girasol, maíz, maní, canola y lino, generando valor agregado a los granos oleaginosos y divisas para el país.
La industrialización permite diversificar productos y mercados, fortaleciendo la posición de Argentina frente a los desafíos de la competencia internacional, los precios internacionales y las decisiones de políticas comerciales proteccionistas.
El mercado de biocombustibles es una oportunidad de crecimiento para los aceites vegetales argentinos. La demanda global de combustibles sostenibles aumenta, y el aceite de soja y girasol se perfila como insumo estratégico. Sin embargo, la caída de los precios internacionales del petróleo y la posibilidad de políticas proteccionistas presentan desafíos que requieren adaptabilidad del sector.
El desarrollo de biocombustibles permite una mayor inserción de Argentina en cadenas globales de valor, combinando producción agrícola, industrialización y comercio exterior. La diversificación y la exportación de aceites vegetales contribuyen a la competitividad del país, a la generación de divisas y a la consolidación de la agroindustria argentina como referente mundial.
Con una producción estable y creciente, y un mercado internacional que demanda aceites vegetales de calidad, Argentina mantiene su liderazgo en soja y girasol, mientras proyecta fortalecer su presencia en biocombustibles y otros mercados estratégicos. La combinación de exportaciones, industrialización y políticas de incentivo, junto a la adaptabilidad frente a la competencia y las tensiones geopolíticas, coloca al país en una posición privilegiada para los próximos años.
El informe de la BCCBA concluye que la industria de aceites vegetales en Argentina no solo es relevante por sus cifras, sino también por su rol estratégico en la seguridad alimentaria global y en la transición energética hacia productos más sostenibles y amigables con el medio ambiente.