Por Agroempresario.com
En el competitivo y desafiante mercado argentino, AltoRancho es un ejemplo de cómo el espíritu emprendedor, la adaptabilidad y la visión estratégica pueden convertir una simple reunión familiar en un negocio con proyección nacional. Fundada en 2018 por cinco primos, la empresa se especializa en diseño, fabricación e importación de muebles e iluminación, y actualmente proyecta cerrar 2025 con una facturación de US$ 10 millones.
Todo comenzó cuando Santiago, Lucila y Pedro Ribatto Crespo, junto a sus padres —dueños de la distribuidora de cascos Hawk Helmets—, decidieron emprender un nuevo proyecto. Lo que inicialmente iba a ser una rama del negocio familiar derivó en algo completamente distinto: tras estudiar el mercado, identificaron una gran oportunidad en el sector del diseño de interiores.
“Detectamos que los muebles de calidad requerían hasta 90 días de espera, mientras que los de entrega inmediata no cumplían con estándares mínimos”, recuerda Santiago Ribatto Crespo, encargado del área de Marketing y Ventas Minoristas.
Con una inversión inicial de US$ 150.000, aportada por los tres socios fundadores, los primos apostaron por una estrategia híbrida que combinaba importación desde China con fabricación nacional, lo que les permitió garantizar calidad y disponibilidad.
Cuando asumió el gobierno de Alberto Fernández, las restricciones a las importaciones obligaron a los emprendedores a repensar su modelo. Fue entonces cuando decidieron desarrollar una fábrica propia en Béccar, lo que les brindó mayor autonomía y resiliencia ante los vaivenes de la economía local.
“Comenzamos pensando en productos 100% importados, pero debimos adaptarnos. Hoy fabricamos en Argentina para asegurar el abastecimiento”, explica Joaquín Ribatto Crespo, abogado y responsable de Producción.
En lo que va del año, AltoRancho importó 200.000 productos y fabricó 50.000 unidades en su planta. A agosto de 2025, ya había facturado US$ 6,5 millones, y prevé alcanzar los US$ 10 millones antes de fin de año.
Actualmente, la compañía emplea a 120 personas y opera a través de tres locales físicos ubicados en Belgrano, San Isidro y Nordelta, además de su robusta plataforma de e-commerce, que representa el 50% de las ventas totales.
“Nacimos como una tienda online, y ese sigue siendo nuestro canal más importante. Nos permite llegar a todo el país”, detalla Lucila Ribatto Crespo, licenciada en Economía Empresarial y a cargo de Productos e Importación.
El resto de las ventas se reparte entre locales físicos (30%) y ventas mayoristas (20%), gestionadas por Pedro Ribatto Crespo, licenciado en Administración y encargado del área Logística y Mayoristas.
Cada uno de los primos trajo consigo un bagaje profesional clave para el crecimiento de la firma. Lucila trabajó en Jazmín Chebar y Falabella, lo que le permitió conocer el negocio desde adentro, especialmente en lo referido al desarrollo de producto y negociación con proveedores asiáticos.
“Los viajes a China antes de emprender fueron una verdadera escuela”, reconoce.
Santiago, diseñador gráfico, se ocupó de construir la estrategia de marca, mientras que Valentina Ribatto Crespo, administradora de empresas, gestiona el área de Recursos Humanos, asegurando una cultura organizacional alineada con los valores familiares.
“Nuestra familia siempre tuvo un espíritu emprendedor. Lo vivimos desde chicos”, resume Joaquín.
Gestionar una empresa con cinco socios familiares no es tarea sencilla. Sin embargo, los Ribatto Crespo encontraron una fórmula basada en confianza, reparto natural de roles y comunicación abierta.
“Las discusiones existen, pero nuestra relación es lo suficientemente sólida como para resolverlas sin resentimientos”, afirma Valentina.
Este enfoque les permitió consolidar una estructura sólida en un contexto económico complejo, donde las políticas cambiantes y la inflación obligan a tomar decisiones rápidas y flexibles.
De cara a 2026, AltoRancho se propone ampliar su línea de productos, especialmente en iluminación, e intensificar su presencia en el interior del país, donde la demanda crece pero los altos costos logísticos siguen siendo un obstáculo.
“Nuestro principal desafío es cómo hacer llegar productos voluminosos al interior de forma rentable”, explica Pedro.
Entre los próximos pasos también figura la apertura de locales en shoppings y la implementación de un modelo de franquicias, con el objetivo de posicionarse como una de las principales marcas de decoración y diseño en Argentina.
“Este fue un año de consolidación. Sentimos que por primera vez la empresa tiene la solidez que buscamos desde el inicio”, concluye Santiago.