Por Agroempresario.com
Cuando nació, Martín Muñoz recibió un regalo que marcó su vida: un petiso llamado Pamperito. Desde entonces, los caballos fueron su pasión. Nacido en Tandil, criado en el campo familiar de Las Dos Naciones, en Lobería, y residente actual de Balcarce, Muñoz desarrolló una carrera internacional en el polo antes de apostar al vino en su ciudad natal.
Durante su adolescencia, Martín cursó la primaria en una escuela rural y luego se mudó a Balcarce para la secundaria, viviendo con sus abuelos maternos. En 1996, en el club de polo de Mar del Plata, conoció a la familia Tevez, parientes de los reconocidos polistas Bartolomé y Camilo Castagnola. Con ellos dio sus primeros pasos en el deporte.
Al año siguiente, los polistas Santiago Hernando y Luis Echezarreta lo invitaron a Estados Unidos para la temporada en Alabama y Mississippi. Posteriormente, Sebastián Bonorino, manager del equipo del actor Tommy Lee Jones, lo incorporó, iniciando su carrera profesional como polista. Martín aprovechó cada oportunidad y aprendió de manera intensa, logrando consolidarse en el polo internacional.
Con los años, se unió al equipo de Scott Wood, empresario del petróleo de Houston, con quien compitió en torneos de alto hándicap en lugares como Palm Beach, Inglaterra, Saint Tropez, Aspen, Houston y Santa Bárbara. Tras 25 años, Martín se desempeña como manager del equipo, aplicando su experiencia y conocimientos estratégicos.
Durante su estancia en Estados Unidos, conoció a Verónica Fernández, veterinaria de Puerto de Santa Cruz, con quien se casó y tuvo un hijo, Gael, nacido en Texas y actualmente criado en Balcarce. Su decisión de regresar a Argentina se centró en ofrecer un entorno familiar y valores compartidos para su hijo.
Al volver a Balcarce, Martín buscó un proyecto que reflejara la misma pasión que el polo. En 2022, junto a su socio y ahijado Bautista Bodega, fundó Bodegas y Viñedos Balcarce. El emprendimiento combina producción de vinos con la experiencia de degustaciones y alojamiento para huéspedes, convirtiéndose en un referente local de vitivinicultura.
Martín contrató como enólogo al tandilense Matías Lucas para garantizar la calidad de los vinos. La línea Séptimo Chukker incluye un Cabernet Franc, Sauvignon Blanc y un blend de Cabernet Franc y Tannat, destacándose por su sabor, equilibrio y compromiso con la excelencia.
“Hacer vinos requiere tanta pasión como el polo. No hay fines de semana de descanso y se necesita paciencia para ver los frutos del trabajo, igual que en el deporte”, comenta Muñoz. La bodega está ubicada a pocos minutos del centro de Balcarce y ofrece un espacio cómodo para recibir a visitantes, combinando hospitalidad con aprendizaje sobre el vino.
La experiencia de Martín en el polo influyó en la cultura de su bodega. La disciplina, la constancia y la visión estratégica adquiridas en el deporte se trasladan a la producción y comercialización del vino. La bodega se proyecta como un espacio de encuentro, donde el cliente puede vivir la experiencia completa: degustar, aprender sobre la elaboración y conocer la historia de la vitivinicultura local.
El emprendimiento refleja también la vocación de Martín por conectar con su comunidad y sus raíces, fortaleciendo la identidad de Balcarce como una ciudad que combina tradición, innovación y desarrollo productivo.
El regreso de Martín Muñoz a Balcarce y la creación de Bodegas y Viñedos Balcarce aportan al desarrollo económico y turístico de la región, promoviendo la vitivinicultura y generando empleo local. Además, las degustaciones y la hospitalidad del lugar fomentan el turismo enológico, atrayendo visitantes de diferentes provincias y del extranjero.
Con planes de expansión, la bodega apunta a consolidarse como un referente del vino boutique argentino, apostando a la calidad, la innovación y la sostenibilidad. La experiencia de Martín demuestra que la combinación de pasión, conocimiento y compromiso puede transformar proyectos personales en iniciativas de impacto regional y reconocimiento internacional.