Por Agroempresario.com
Durante el III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero, Mayco Mansilla, presidente de Innventure Agrifood, compartió una visión contundente sobre el futuro del agro, la innovación tecnológica y el rol que Argentina debe asumir en la revolución agtech global.
“Es la primera vez que llegamos temprano a una revolución tecnológica y tenemos con qué liderar”, afirmó Mansilla, con el convencimiento de que el país tiene una oportunidad histórica para posicionarse como protagonista en el desarrollo y exportación de tecnologías agroalimentarias, con alto valor agregado y potencial de impacto económico a gran escala.
Mayco Mansilla, ingeniero agrónomo, máster en negocios agroalimentarios y finanzas agropecuarias y ambientales, fue convocado por Fernando Vilela, con quien mantiene una estrecha amistad, para abordar el desafío de transformar al agro argentino mediante startups tecnológicas, innovación abierta y colaboración público-privada.
Según Mansilla, Argentina cuenta con más de 400 startups agtech activas. Estas empresas, de base tecnológica, son escalables a nivel global, demandan menos capital que sectores tradicionales y presentan ventajas en logística y exportación.
“Tenemos una oportunidad concreta de ser uno de los principales países que desarrollen y exporten tecnología e innovación de alto valor agregado”, señaló.
A pesar del potencial, el grado de adopción tecnológica en el agro argentino sigue siendo bajo, lo que se traduce en una significativa brecha productiva: del 50% en cultivos y hasta 70% en ganadería, según Mansilla.
“El uso eficiente de tecnologías disponibles hoy —como la inteligencia artificial aplicada al ahorro de insumos o los seguros paramétricos con datos satelitales— permitiría aumentar márgenes, reducir costos y mejorar la sustentabilidad de manera inmediata”, explicó.
Un ejemplo concreto: inversiones de 15 dólares por hectárea pueden generar retornos de hasta 150 dólares adicionales, una rentabilidad inalcanzable con métodos tradicionales.
La falta de adopción tecnológica y la subutilización del potencial agropecuario argentino se traducen en pérdidas macroeconómicas de 25.000 millones de dólares anuales. Si se considera el efecto multiplicador en las cadenas de valor, la cifra escala a 100.000 millones de dólares por año.
“Estamos perdiendo una oportunidad histórica de capitalizar nuestro potencial agropecuario. Necesitamos un cambio de mentalidad y compromiso con la innovación abierta”, afirmó Mansilla.
Innventure Agrifood nació con el objetivo de acelerar el desarrollo de startups tecnológicas en agro y bioeconomía, facilitando el acceso a capital, alianzas estratégicas y apoyo en internacionalización.
En apenas dos años, Innventure logró reunir 3 millones de dólares de más de 100 inversores, desde pequeños productores hasta grandes organizaciones como SUD, FIO, y empresas referentes del sector.
Ya financió 14 startups que están revolucionando la manera en que se produce, consume y exporta en el agro. Entre ellas se destacan:
“Invertimos en tecnologías con impacto real y concreto, con potencial de escalar globalmente y transformar el modelo productivo”, destacó.
Mansilla propuso un camino concreto para escalar este modelo: destinar el 0,1% de la facturación anual del agro a inversión en startups.
“Con ese aporte podríamos financiar 500 empresas por año. Aun con una tasa de fracaso del 90%, podríamos tener 50 compañías líderes exportando tecnología en una década. 500 grupo Don Mario más”, ilustró.
El referente de Innventure fue claro: sin inversión privada, las startups no pueden desarrollarse. A pesar del talento emprendedor argentino, las cifras de inversión están por debajo de países con menor potencial.
“Tenemos muchos Messis en el mundo emprendedor, pero estamos invirtiendo como si fuésemos Venezuela”, lanzó con crudeza.
La bioeconomía se presenta como una nueva frontera de desarrollo. Y Argentina, por su capacidad productiva, diversidad biológica y ecosistemas de innovación, tiene todas las condiciones para liderar.
“Antes de lanzar Innventure AgriFood Tech, analizamos proyectos de biocombustibles, carnes premium, biomasa. Pero fue en la innovación tecnológica donde encontramos más fortalezas: alto impacto, bajo riesgo, y escalabilidad internacional”, explicó Mansilla.
El modelo argentino puede replicarse a nivel regional, por eso en 2026 lanzarán su primer fondo internacional para expandir el ecosistema agtech latinoamericano.
Mansilla subrayó que las grandes empresas ya no innovan solas. El 60% del pipeline o proyectos de desarrollo de Bayer, por ejemplo, proviene de alianzas con terceros.
“Las multinacionales están comprando startups tecnológicas. Argentina puede ser un semillero de soluciones globales si conecta emprendedores con inversores, usuarios e industrias”, indicó.
El camino, según Mansilla, es claro: innovación abierta, colaboración público-privada y visión estratégica de largo plazo.