Por Agroempresario.com
En Nordelta, el exclusivo barrio del norte bonaerense, los carpinchos dejaron de ser un tema anecdótico para convertirse en un desafío de convivencia. Ante el crecimiento sostenido de la población de estos roedores gigantes y los conflictos reportados con vecinos y mascotas, la Asociación Vecinal de Nordelta puso en marcha una nueva estrategia que combina infraestructura, conservación ambiental y control poblacional.
El proyecto más reciente es la construcción de un corredor biológico a lo largo del arroyo Las Tunas, con refugios, vegetación autóctona y rampas de acceso al agua. La iniciativa busca ofrecer un hábitat seguro para los animales y, al mismo tiempo, reducir la interacción conflictiva con los habitantes del complejo residencial.
El plan contempla la recuperación de 50 hectáreas de humedales en un trazado de 5 kilómetros que une la zona de los colegios de Nordelta con la desembocadura en el Canal Aliviador del Río Reconquista.
La primera etapa incluye la limpieza del cauce y la instalación de sistemas para retener residuos arrastrados por el agua, mejorando así la calidad ambiental del ecosistema. A esto se suma la nivelación de sectores de la ribera para facilitar la circulación de los carpinchos.
El proyecto prevé la construcción de áreas de refugio cada 500 metros y la instalación de rampas de acceso al agua cada 20 metros, lo que permitirá un tránsito seguro de los animales. Además, se plantarán especies autóctonas propias de los humedales, como sauces llorones y ceibos, junto con 90 ejemplares arbóreos y 700 gramíneas.
Marcelo Cantón, secretario de comunicación institucional de Nordelta, explicó:
“El objetivo es dar más espacios de refugio y alimento a los animales más allá de las más de 300 hectáreas de parques que ya tienen. Además, pensamos que este corredor permitirá interconectar las comunidades de carpinchos de Nordelta con las de afuera y evitar la endogamia que genera problemas de salud”.
El corredor biológico forma parte del Plan de Manejo de la población de carpinchos, aprobado por la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires. En 2022, ya se había introducido un proyecto de “montes blancos”, con grupos de vegetación cada 200 metros en las orillas del arroyo. Ahora, la iniciativa avanza hacia una etapa más integral que incorpora infraestructura ecológica de mayor escala.
Según Cantón, la propuesta fue presentada al gobierno provincial como parte de un esquema de acción más amplio que no solo protege a los carpinchos, sino que también beneficia a la fauna silvestre de la zona, como aves, anfibios y peces que habitan en los humedales del Delta.
La convivencia con los carpinchos no está exenta de tensiones. En barrios como Los Castores, La Alameda, Barrancas del Lago, Virazón, Los Lagos y Tipas, vecinos denunciaron daños en jardines, choques con mascotas y riesgos en el tránsito interno.
Para abordar el problema desde el control poblacional, se aplica un plan de esterilización temporal mediante anticonceptivos. La droga utilizada es GonaCon, que inhibe la fertilidad de los machos alfa durante 12 a 18 meses sin dañar a los animales.
El método ya fue probado en Brasil en 2019 con resultados exitosos y cuenta con el aval de organismos como el INTI y el Conicet. Según estudios, la eficacia llega al 100% en la inhibición reproductiva.
Cantón remarcó que se trata de un enfoque complementario al corredor biológico:
“Son caminos simultáneos: uno es mejorar el hábitat y el otro es controlar la reproducción. De esta forma buscamos una solución equilibrada para los vecinos y la fauna”.
Actualmente, Nordelta también colabora con la Universidad de York y un instituto del Reino Unido en el desarrollo de una vacuna de una sola dosis, que busca reemplazar la actual fórmula de dos aplicaciones. Esta innovación apunta a reducir el estrés en los animales y a simplificar la logística de esterilización.
El desafío es encontrar un balance entre urbanización y biodiversidad, dado que Nordelta se construyó en un ecosistema naturalmente habitado por carpinchos y otras especies autóctonas. La creación de un corredor biológico apunta a consolidar un modelo de integración ambiental replicable en otras urbanizaciones.
La meta de la Asociación Vecinal es cerrar el año con tres kilómetros de corredor avanzado en uno de los márgenes del arroyo. A largo plazo, se espera completar los cinco kilómetros y extender el área de influencia hacia otras zonas de humedales.
Cantón subrayó que el proceso recién comienza:
“Recién en la próxima primavera-verano podremos evaluar el impacto de la esterilización. Pero creemos que con estas medidas en conjunto estamos sentando las bases para una convivencia más armónica entre los vecinos y los carpinchos”.
La experiencia de Nordelta se perfila como un caso testigo de cómo las urbanizaciones privadas pueden gestionar la fauna silvestre con un enfoque sustentable, donde la planificación ecológica y la innovación científica se combinan para resolver conflictos sociales y ambientales.