Por Agroempresario.com
En un contexto internacional marcado por la volatilidad financiera y el reacomodamiento de los flujos de capital, Argentina vuelve a posicionarse como un destino atractivo para los grandes fondos de inversión. Aunque los desafíos internos son muchos —inflación, riesgo político, falta de capital—, diversos sectores como el agro, la energía, la minería y la tecnología muestran signos de reactivación que despiertan el interés de los inversores más relevantes del mundo.
Durante el Foro Argentino de Inversiones, organizado por la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap), referentes del sector coincidieron en que se está dando un cambio estructural, aún en un clima de incertidumbre preelectoral.
“Invertir en la Argentina, ¿es una decisión racional o emocional? Argentina es Messi: derrota en varias finales antes de salir campeón. No me pidan que lo deje de intentar”, resumió Mariano Mayer, presidente de Arcap.
Uno de los puntos que más destaca el empresariado es la mejora relativa en variables macroeconómicas. La estabilización económica, la baja paulatina de la inflación y el intento de reordenamiento fiscal son leídos por los inversores como señales incipientes de un modelo más previsible.
Según Mayer, estos primeros pasos son “fundamentales para generar confianza” y “activar más inversiones”. De hecho, ya se observan desembolsos concretos en sectores clave:
“Se está haciendo un trabajo durísimo de limpieza de distorsiones, con un costo político alto, pero que puede sentar las bases para un desarrollo”, afirmó Jerónimo Bosch, presidente del fondo Pegasus, dueño de firmas como Farmacity, Freddo y Urbana.
En el mundo del private equity y el venture capital, Argentina se percibe como una plaza donde todavía hay mucho margen de crecimiento.
Sebastián Popik, fundador de Aqua Capital, explicó que el país combina tendencias estructurales globales con ventajas comparativas locales.
“Cuando uno piensa en tierra, trabajo y capital, a la Argentina le falta capital. Eso la convierte en un destino ideal para diversificar portafolios de inversión”, afirmó.
Asimismo, en un escenario internacional donde el capital se mueve más rápido, la región cobra relevancia como una alternativa de riesgo controlado, especialmente frente al encarecimiento de activos en Asia y los mercados centrales.
José Sosa del Valle, partner en Lexington Partners, detalló que la industria de inversiones secundarias creció de US$25.000 millones en 2010 a más de US$200.000 millones en 2025. América Latina, aunque todavía marginal, comienza a encontrar su lugar gracias a su ecosistema más equilibrado entre private equity y venture capital.
Otra clave de lectura es el ciclo económico global. El dólar se encuentra en su valor más alto desde la Segunda Guerra Mundial, y algunos analistas ya anticipan una reversión del ciclo.
“El dólar está en su pico. Si uno ve y toma la historia como tendencia, en algún momento ese pico se da vuelta, acompañado por déficits y tasas más bajas en Estados Unidos”, subrayó Popik.
Este escenario puede beneficiar a países emergentes como Argentina, ya que la liquidez global tendería a buscar nuevos destinos con retornos atractivos.
Más allá de lo macroeconómico, los empresarios remarcan que el talento humano argentino sigue siendo un imán para las inversiones. En sectores como la tecnología, el agro y la energía renovable, las empresas locales han logrado destacarse incluso en contextos adversos.
“En la Argentina siempre tenemos situaciones de volatilidad: es cuando más tenés que estar despierto para aplicar innovación, tecnología y ser más competitivo”, sostuvo Mariano Bosch, CEO de AdecoAgro, firma líder en alimentos y energías renovables.
Para Bosch, hay tres pilares clave que sustentan el espíritu innovador argentino:
El modelo de innovación abierta también se está consolidando entre grandes compañías locales. Un ejemplo es el Grupo Murchison, que adoptó una estrategia de Corporate Venture Capital (CVC) para invertir en startups.
“Al principio mirábamos el mundo startup como algo ajeno. Con el tiempo entendimos su valor y armamos un presupuesto anual de inversión de US$1 millón en innovación”, explicó Roberto Murchison, CEO del grupo.
Esta tendencia fortalece la vinculación entre el ecosistema emprendedor y el corporativo, generando un entorno más dinámico y propicio para nuevas inversiones.
El gran signo de interrogación sigue siendo el contexto político-electoral. En octubre se llevarán a cabo elecciones legislativas, que marcarán el respaldo al programa económico actual y definirán la viabilidad de reformas estructurales en temas como:
Los inversores lo tienen claro: si el rumbo se mantiene y se consolidan las reformas, Argentina podría convertirse en uno de los principales destinos de capital de riesgo en América Latina.
“La falta de capital puede ser una ventaja competitiva. Hay más espacio para estructurar inversiones creativas”, resumió Bosch.