Por Agroempresario.com
En una extensa entrevista con Infobae, el economista Juan Luis Bour, director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), brindó una radiografía cruda y detallada de la economía argentina actual.Para Bour, el escenario argentino no es nuevo: se repite un patrón de “bipolaridad económica”, donde el país oscila entre desórdenes fiscales y monetarios graves o fases de disciplina impuesta que no logran sostenerse. “En una democracia republicana se requiere capacidad de persuasión, no solo tener un buen diagnóstico”, advierte el economista.
Bour señala que la economía argentina sufre por su “tradición de incumplimiento de contratos”, tanto a nivel nacional como provincial. Esta reputación impide que los mercados –tanto internos como externos– brinden confianza a las nuevas gestiones. Aún cuando se anuncian reformas estructurales, el escepticismo prevalece.
“El pasado vuelve cada vez que se cometen errores en lo económico y se mantienen discursos disruptivos”, afirma, en referencia tanto a la administración actual de Javier Milei como a las anteriores.
Consultado sobre las contradicciones entre indicadores económicos positivos y una sociedad pesimista, Bour es contundente: en Argentina coexisten capas de economías diferentes. Por un lado, datos como la reducción de la pobreza o la desaceleración de la inflación; por otro, una población que no percibe mejoras, especialmente en sectores precarizados o dependientes del trabajo informal.
“Casi todo el empleo generado en los últimos 10 años ha sido precario”, explica. El Informe de Generación del Ingreso del Indec señala que desde 2016, el 47% del empleo creado fue cuentapropista informal, el 35% fue asalariado informal y solo el 6% fue empleo privado formal.
Para Bour, la informalidad en Argentina va mucho más allá del trabajo. “Es también empresaria, estatal, institucional”, remarca. Esta informalidad generalizada afecta la calidad del Estado, impide el control y fomenta la corrupción.
“No sabemos cuántos empleados públicos hay realmente. Eso es gravísimo”, enfatiza. El economista alerta que, sin consensos ni voluntad política para corregir estas distorsiones, la economía argentina seguirá atrapada en un ciclo de crecimiento efímero y caída posterior.
El Índice General de Actividad de Ferreres mostró una recuperación en agosto de 2025, pero Bour recomienda no dejarse llevar por datos aislados. Desde FIEL, el Índice de Producción Industrial (IPI), con más de 45 años de antigüedad, señala que la industria aún no muestra señales claras de recuperación.
“El punto de giro parece haber sido en febrero. Desde entonces, las variaciones interanuales son negativas”, sostiene. A esto se suma una desaceleración en sectores claves como la construcción y las finanzas, y un comercio que “tendrá dificultades en recuperar niveles del segundo semestre de 2024”.
Uno de los temas más sensibles para los mercados e inversores es el manejo del tipo de cambio. Bour considera que las idas y vueltas en materia de cepo cambiario, retenciones y otras medidas macroeconómicas reflejan errores técnicos o, peor aún, una preferencia por la discrecionalidad.
“La discrecionalidad de políticas es la mejor forma de maximizar la incertidumbre. En ese caso, lo están logrando”, denuncia, en un mensaje claro hacia el equipo económico de Milei.
El economista también cuestiona la falta de previsibilidad presupuestaria. En Argentina, afirma, se puede tener un presupuesto sin cumplirlo, o no tener presupuesto directamente. Ambas situaciones reflejan lo mismo: debilidad institucional y falta de credibilidad.
Bour recuerda cómo el kirchnerismo desde 2002 explotó esta herramienta para asignar partidas con discrecionalidad, práctica que todavía persiste en 2025.
Sobre el riesgo país, que ha oscilado desde los 2.000 hasta los 800 puntos básicos y recientemente volvió a subir, Bour explica que el comportamiento fiscal y cambiario influye directamente en la percepción de riesgo por parte de los inversores.
“En un país incumplidor estos comportamientos no ayudan. Ni Massa ni la actual gestión lograron evitar el uso de adelantos o préstamos para sostener los números a corto plazo”, analiza.
Ante la pregunta sobre si el gobierno logrará sostener la estabilidad económica hasta las elecciones legislativas de octubre de 2025, Bour responde que sí. Pero deja en claro que la estabilidad es frágil y depende más de lo político que de lo económico en estos meses.
Si el gobierno logra sumar bancas pero no gana las elecciones generales, el panorama se vuelve más complejo. “Es un escenario que exige mejorar la gestión política. Ajo y agua”, sentencia sin eufemismos.
En su reflexión de cierre, Bour ofrece una mirada casi filosófica: “La pregunta histórica de las empresas en Argentina era: ¿dólar o tasa? Eso revela la pobreza de opciones reales. Y esa pregunta volvió, lo cual muestra cuánto nos falta por mejorar”.
La economía, sostiene, necesita reglas claras, previsibilidad, instituciones creíbles y una política económica profesional, más allá de los discursos. Mientras tanto, la informalidad y la desconfianza siguen siendo los grandes frenos al desarrollo argentino.