El swap de monedas por USD 20.000 millones que se anunciará entre Argentina y el Tesoro de Estados Unidos representa mucho más que una inyección de liquidez. Detrás de esta operación, que permitirá al país contar con dólares para pagar deuda en caso de necesidad, se esconde una estrategia de fondo: recuperar la confianza de los mercados y reducir el riesgo país a niveles compatibles con el financiamiento voluntario.
El entendimiento se oficializará en Washington durante la cumbre entre Javier Milei y Donald Trump. Luis Caputo, ministro de Economía, explicó que el objetivo principal no es intervenir directamente en el mercado cambiario, sino sostener la cotización de los bonos soberanos, clave para mejorar el perfil crediticio del país y reducir el costo del endeudamiento.
La ayuda financiera del Tesoro estadounidense tuvo un efecto inmediato sobre el tipo de cambio. En las dos últimas ruedas, el dólar cayó más de 5%, impulsado por las expectativas del anuncio. Sin embargo, las autoridades argentinas subrayan que la finalidad del swap no es contener la cotización del dólar, sino estabilizar los precios de los títulos públicos y apuntalar el proceso de normalización financiera.
El Gobierno confía en que el riesgo país —actualmente en torno a los 900 puntos básicos— podría descender a menos de 500 en los próximos meses. Este nivel permitiría que Argentina vuelva a colocar deuda para refinanciar vencimientos futuros, incluso los de 2026. Con recursos potenciales equivalentes a USD 20.000 millones, el Ejecutivo tendría la posibilidad de garantizar el pago de bonos durante al menos dos años, aun sin acceso pleno al mercado internacional.
Fuentes oficiales no descartan que parte de los dólares provenientes del Tesoro estadounidense se utilicen también para comprar bonos argentinos en el mercado secundario. Una medida de este tipo permitiría sostener la paridad de los títulos, replicando la intervención reciente en la que se usaron divisas para adquirir pesos.
El equipo económico argentino considera que mantener el valor de los bonos es clave para restablecer la confianza y atraer a los fondos de inversión internacionales. “El fortalecimiento de los activos argentinos será una prioridad”, habría indicado Caputo durante los preparativos del anuncio.
El lunes fue una jornada de fuerte entusiasmo en el mercado financiero. El dólar mayorista retrocedió hasta $1.332, mientras que el minorista en Banco Nación bajó de $1.450 a $1.370. Lo notable fue que no hubo intervención ni del Tesoro norteamericano ni del argentino: la caída se debió exclusivamente a la expectativa generada por el acuerdo que se confirmará en Washington.
Las acciones locales también reaccionaron con fuerza. En Wall Street —que operó pese al feriado estadounidense— los ADR de empresas argentinas subieron hasta 14%, encabezados por Banco Supervielle. Otros bancos ganaron cerca de 4%, mientras que Pampa Energía se destacó con un alza del 7%.
Los bonos soberanos también mostraron mejoras de entre 1,5% y 2% en el mercado local, aunque no hubo operaciones en renta fija en Estados Unidos. Se espera que hoy los papeles argentinos extiendan las subas, impulsando una nueva baja del riesgo país y fortaleciendo a las acciones bancarias, que tienen alta exposición a títulos públicos.
Mientras los anuncios económicos dominan la agenda, los inversores siguen de cerca el escenario político. La atención se centra en las elecciones legislativas del 26 de octubre. Para los analistas, un resultado favorable para La Libertad Avanza —cercano al 35% de los votos— sería bien recibido por el mercado, mientras que un desempeño por debajo del 30% podría generar una reacción negativa en las cotizaciones del día siguiente.
El consenso entre las mesas de dinero es que, con la ayuda del Tesoro de EE.UU. y un resultado electoral previsible, la economía argentina podría iniciar un proceso de normalización financiera. En ese contexto, las tasas de los bonos soberanos tenderían a converger hacia los niveles de las empresas privadas, que hoy logran financiamiento en torno al 8% anual en dólares.
El swap con el Tesoro estadounidense no implica una solución definitiva para la economía argentina, pero sí un paso decisivo para estabilizar las variables financieras. La prioridad inmediata será reducir la percepción de riesgo y consolidar la credibilidad del programa económico.
Si el riesgo país logra perforar la barrera de los 500 puntos y los bonos mantienen su recuperación, el Gobierno podría encarar en 2026 una nueva etapa: volver a los mercados internacionales sin depender de la asistencia externa.