Apenas 99 kilómetros separan a la Ciudad de Buenos Aires de Diego Gaynor, un diminuto pueblo del partido de Exaltación de la Cruz que se ha convertido en un destino ideal para escapadas de fin de semana o feriados largos. Rodeado por la vasta pampa bonaerense, este rincón invita a dejar atrás el estrés urbano y a disfrutar de la calma, los paisajes abiertos y la desconexión total.
El trayecto ya anticipa la experiencia: caminos con asfalto irregular, intermitente señal de celular y un horizonte de pasto que parece no tener fin. Al caer la noche, el cielo despejado permite admirar un espectáculo de estrellas imposible de ver en la ciudad.
El ingreso a Diego Gaynor está marcado por un cartel sencillo que da la bienvenida a visitantes y vecinos. La plaza central, núcleo del pueblo, refleja la tranquilidad de sus menos de 100 habitantes. Uno de los hitos es el histórico Almacén El Descanso, fundado en 1922 por inmigrantes italianos. Betty, su actual propietaria, mantiene viva la tradición familiar, ofreciendo sándwiches frescos, fiambres y cervezas frías que se disfrutan mientras se conversa con los locales.
La estación de tren, hoy convertida en museo, conserva la memoria del tiempo en que el ferrocarril era el corazón del pueblo. Actualmente, las vías se transformaron en senderos para ciclistas y caminantes que buscan aire puro y contacto con la naturaleza.
La propuesta culinaria de Diego Gaynor es un atractivo en sí mismo, con restaurantes que combinan tradición, calidad y sabores caseros.
En este establecimiento, ubicado en el jardín de una casa familiar, los comensales disfrutan de un menú de pasos abundante y casero. El costillar al asador, las empanadas fritas de carne cortada a cuchillo y el matambre de cerdo al limón son protagonistas de la experiencia. Además, ofrecen papas fritas, ensaladas frescas y una selección de diez postres distintos. Desde mayo, incorporaron pastas caseras que ya se ganaron un grupo de seguidores. Abren únicamente sábados, domingos y feriados, y la naturaleza marca la pauta: si llueve, la visita se suspende.
A pocos metros, La Materina combina pastas artesanales con parrilla al carbón y leña. Ravioles de queso azul, salmón y ricotta o panceta ahumada con ciruela se suman a cortes como vacío, lomo, ojo de bife, entraña y bondiola de cerdo. El cierre perfecto lo dan postres ligeros como mousse de chocolate, panqueques y flan. La propuesta invita a disfrutar de largas sobremesas, dejando de lado los celulares y sumergiéndose en la tranquilidad del entorno.
Diego Gaynor nació como paraje ferroviario gracias a la donación de tierras de Elena Gaynor de Duggan. Su desarrollo giró en torno a la estación, la escuela, la capilla y el almacén. Aunque el tren dejó de circular en los años 90, el pueblo se reinventó y hoy recibe turistas, ciclistas y caminantes que buscan un respiro del ritmo urbano. Las nuevas familias que decidieron quedarse tras la pandemia aportan vida a este pequeño enclave rural, convirtiendo los fines de semana en momentos de actividad constante.
Distancia: 99 kilómetros por Ruta 8 (Panamericana ramal Pilar).
Tren: Línea Mitre desde Retiro hasta Capilla del Señor (14 km de Diego Gaynor), con trasbordo en Victoria.