La baja de tasas en EE.UU. impulsa al Gobierno argentino en medio de un repunte político y financiero

El recorte de 0,25 puntos de la Reserva Federal se suma al optimismo tras el triunfo oficialista en las legislativas y fortalece la recuperación de los bonos y del crédito externo argentino

La baja de tasas en EE.UU. impulsa al Gobierno argentino en medio de un repunte político y financiero
jueves 30 de octubre de 2025

La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) redujo esta semana en 0,25 puntos porcentuales su tasa de referencia, llevándola al 4% anual, en una decisión que llega en un momento clave para la Argentina. El recorte se produjo apenas tres días después de las elecciones legislativas en las que el oficialismo resultó victorioso, un hecho que fue recibido con entusiasmo por los mercados y que generó una fuerte mejora en los precios de los activos locales. La coincidencia temporal entre ambos hechos consolidó un escenario de “viento de cola” financiero para el Gobierno argentino, que busca recomponer la confianza de los inversores internacionales y avanzar hacia la recuperación del crédito voluntario.

Los efectos se hicieron notar de inmediato. Los bonos soberanos argentinos en dólares de corto plazo alcanzaron por primera vez desde su emisión en 2020 rendimientos de un solo dígito, por debajo del 10% anual, mientras que el riesgo país —medido por el índice de JP Morgan— se desplomó hasta cerca de los 600 puntos básicos, después de haber superado los 1.000 puntos apenas semanas atrás.

El movimiento de la FED refuerza la tendencia de los mercados a asumir más riesgo ante menores retornos de los bonos estadounidenses. En este contexto, los títulos argentinos vuelven a captar interés de fondos internacionales que habían permanecido al margen. Analistas señalan que, si el proceso de baja de tasas en Estados Unidos continúa durante 2026, la deuda soberana argentina podría converger hacia rendimientos similares a los de bonos corporativos nacionales, que hoy se ubican entre 7,5% y 8% anual.

Recuperación de confianza y apoyo político

El Gobierno argentino interpreta la coincidencia de factores como un respaldo político y financiero al rumbo económico. Además del contexto internacional favorable, el oficialismo cuenta con el apoyo del Tesoro estadounidense y del propio Donald Trump, quien públicamente destacó los avances en la estabilización macroeconómica argentina.

La victoria electoral del último domingo fortaleció la posición del Ejecutivo, que ahora busca acelerar la recuperación del crédito internacional. En el acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se detalla que una de las metas principales es justamente “recuperar el financiamiento por parte de inversores privados”. En este sentido, el descenso del riesgo país y la mejora de los bonos soberanos constituyen señales alentadoras para la estrategia oficial.

En paralelo, el Banco Central (BCRA) avanza en un proceso de acumulación de reservas internacionales, considerado por el vicepresidente de la entidad, Vladimir Werning, como “uno de los pasos claves pensando en la estrategia del 2026”. Las reservas netas todavía se mantienen en terreno negativo, pero la autoridad monetaria apuesta a revertir esa situación gracias al mayor ingreso de divisas proyectado para el próximo año.

La baja de tasas en EE.UU. impulsa al Gobierno argentino en medio de un repunte político y financiero

Factores estructurales: tasas, cosecha y swap con EE.UU.

A la baja de tasas en Estados Unidos se suma otro componente externo favorable: el descenso en los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años, que se ubican también en torno al 4% anual. Esta tendencia, impulsada por la desaceleración de la inflación norteamericana, genera un contexto global de liquidez más barata, del que Argentina podría beneficiarse si logra consolidar su programa fiscal y monetario.

Otro elemento clave en la estrategia oficial es el swap de monedas firmado con el Tesoro de Estados Unidos, destinado a garantizar los pagos de deuda en 2026 en caso de que no se concrete el acceso pleno a los mercados internacionales. Según fuentes del Ministerio de Economía, este acuerdo busca “dar previsibilidad a los compromisos financieros y despejar incertidumbres en el corto plazo”.

En el plano interno, las perspectivas de una gran cosecha agrícola en 2026 añaden un factor adicional de optimismo. Estimaciones del economista Ricardo Arriazu prevén un ingreso adicional de USD 6.000 millones respecto a la campaña actual, lo que podría traducirse en una mayor disponibilidad de divisas para fortalecer las reservas del Banco Central y mejorar la capacidad de pago externa.

Un nuevo clima de mercado

En los últimos días, el ánimo de los inversores hacia la deuda argentina cambió de manera significativa. Fondos internacionales que se habían retirado del país tras la crisis de confianza de 2023 comenzaron a recomprar posiciones en títulos soberanos y corporativos, apostando a una mejora sostenida de los fundamentos macroeconómicos.

Desde JP Morgan, entidad de referencia para el seguimiento del riesgo país, proyectaron que el índice podría descender hasta los 400 puntos básicos en el corto plazo, en la medida en que se consoliden las señales de estabilidad política y se confirme la tendencia bajista de las tasas internacionales.

“La combinación de victoria electoral, apoyo del Tesoro estadounidense y política monetaria expansiva de la FED genera un entorno excepcionalmente positivo para los activos argentinos”, señaló un operador de Wall Street consultado por Infobae.

Sin embargo, los analistas advierten que la baja de tasas global no garantiza por sí sola el retorno del crédito pleno a la Argentina. Para que ello ocurra, el país deberá demostrar disciplina fiscal, estabilidad cambiaria y capacidad para sostener el crecimiento. “La oportunidad está servida, pero no es automática”, agregó un gestor de fondos con sede en Nueva York.

Desafíos pendientes

Pese al alivio financiero, el Gobierno argentino enfrenta aún desafíos estructurales: consolidar el superávit primario, estabilizar la inflación y normalizar el mercado cambiario. En el plano político, deberá aprovechar el respaldo electoral para avanzar en reformas que fortalezcan la credibilidad fiscal y aceleren la llegada de inversiones.

El contexto internacional, con tasas más bajas y precios de materias primas estables, ofrece un marco propicio. Pero el resultado final dependerá de la coherencia de la política económica doméstica y de la capacidad del país para transformar el “viento de cola” en una recuperación sostenida del crédito y la inversión.

En síntesis, la reducción de tasas en Estados Unidos, el triunfo electoral del oficialismo, el apoyo financiero bilateral y las mejores perspectivas agrícolas conforman un escenario de optimismo prudente para la economía argentina. Si bien el camino hacia el retorno pleno a los mercados de capitales sigue siendo desafiante, la nueva coyuntura marca el inicio de un ciclo más favorable tras años de restricciones financieras y desconfianza inversora.



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