El Banco Central de Brasil resolvió este miércoles mantener sin cambios su tasa básica de interés, Selic, en 15% anual, durante la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) realizada en Brasilia. La decisión, adoptada de manera unánime, busca asegurar la convergencia de la inflación hacia el rango objetivo en un contexto de incertidumbre internacional y presiones internas por parte del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
En un comunicado oficial, el organismo explicó que la medida responde al riesgo persistente de inflación elevada y a la volatilidad de los mercados globales, factores que desaconsejan un relajamiento prematuro de la política monetaria. “Esta decisión, aprobada de forma unánime, busca asegurar la convergencia de la inflación al rango objetivo”, sostuvo el Copom tras el encuentro.
Con esta resolución, la Selic se mantiene en su nivel más alto en 19 años, luego de siete aumentos consecutivos entre septiembre de 2024 y junio de 2025. Desde entonces, el Banco Central ha optado por conservar la tasa sin variaciones, resistiendo los reiterados pedidos del Ministerio de Hacienda, encabezado por Fernando Haddad, que considera necesario iniciar un ciclo de recortes para estimular la economía antes de las elecciones de 2026.
Haddad insistió esta semana en que los intereses “van a tener que caer”, al considerar que una tasa real cercana al 10% no se justifica ante la actual desaceleración económica. “Por más presión que los bancos hagan sobre el Banco Central para no bajar los intereses, estos van a tener que caer”, declaró el ministro, al tiempo que remarcó que la previsión de menor crecimiento en 2025 deja margen para aliviar la carga financiera sobre el sector productivo.

Pese al reclamo político, la entidad monetaria reafirmó que la inflación interanual, que en septiembre se ubicó en 5,17%, continúa por encima del rango meta de 4,5% previsto para 2025 y 2026. En ese marco, el Copom subrayó que mantener la tasa elevada por un periodo prolongado resulta esencial para consolidar la estabilidad de precios y evitar un rebrote inflacionario.
El comunicado oficial destacó además la fortaleza del mercado laboral y el crecimiento del PIB en 2024, aunque advirtió sobre una desaceleración prevista del 3,4% al 2,3% en 2025, según las últimas proyecciones. “El mantenimiento del tipo de interés en un nivel elevado durante un periodo prolongado es fundamental para consolidar la estabilidad de precios”, reiteró el Banco Central.
El escenario internacional también influyó en la decisión. El Banco Central alertó que el entorno global “se mantiene incierto”, especialmente por los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos y la volatilidad de los mercados derivada de los conflictos en Oriente Medio y Europa. Ante ese panorama, el organismo remarcó la necesidad de preservar la flexibilidad y capacidad de reacción frente a posibles choques externos que puedan alterar las perspectivas de inflación o la estabilidad financiera del país.
La entidad, presidida desde enero por Gabriel Galípolo, designado por Lula da Silva, aseguró no haber detectado “señales suficientemente sólidas” para iniciar un proceso de reducción de tasas. Aunque el gobierno defiende una política monetaria más expansiva para incentivar el consumo y la inversión, el Banco Central insiste en que los riesgos inflacionarios y la volatilidad global justifican mantener una postura cautelosa y restrictiva.
El mantenimiento de la tasa Selic en 15% ha consolidado a la renta fija brasileña como una de las más atractivas del mundo emergente, lo que ha generado un flujo sostenido de inversiones extranjeras hacia el país. Este movimiento ha contribuido a fortalecer el real y a impulsar la bolsa de São Paulo hacia niveles récord, pese al enfriamiento de la actividad doméstica.
Sin embargo, la decisión del Banco Central también ha suscitado críticas desde el sector productivo y sindical, que denuncian que las tasas elevadas frenan el crédito y el consumo. Para el gobierno, el alto costo del dinero amenaza con reducir la inversión y el crecimiento en vísperas de un año electoral clave.
En paralelo, la inflación muestra señales mixtas: tras varios meses de desaceleración, los precios al consumidor repuntaron levemente en septiembre, manteniendo las expectativas de inflación por encima del rango meta para los próximos dos años. Según destacó Infobae, esa persistencia inflacionaria alimenta la cautela del Copom, que ha reiterado su compromiso con una política “firme y vigilante” hasta confirmar una tendencia clara de convergencia hacia los objetivos establecidos.
La próxima revisión de la política monetaria está prevista para diciembre, cuando el Copom volverá a evaluar el comportamiento de la inflación, la evolución del empleo y los indicadores internacionales. Analistas del mercado anticipan que un cambio en la orientación monetaria dependerá de una reducción sostenida de la inflación y de un entorno global más estable.
Hasta entonces, la estrategia del Banco Central parece firme: priorizar la estabilidad de precios sobre el crecimiento inmediato, en una economía que, aunque sólida en empleo y finanzas, enfrenta el desafío de equilibrar las metas políticas del gobierno con la prudencia monetaria exigida por los mercados.