Por Agroempresario.com
Durante el III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero, Schardgrodsky, especialista en agronegocios y coordinadora de Comisión de la Cámara Argentino-China, afirmo que la relación entre Argentina y China es una alianza estratégica de largo plazo, aprovechando la complementariedad entre ambos países y las oportunidades que ofrece la demanda china de alimentos.
“China es uno de los principales demandantes de alimentos del mundo, y Argentina está en condiciones de proveer productos estratégicos, agregando valor y consolidando cadenas productivas sustentables”, aseguró Schardgrodsky durante su presentación.
Schardgrodsky destacó que la relación agroalimentaria entre Argentina y China no solo se basa en la exportación de commodities, sino que tiene el potencial de evolucionar hacia alianzas estratégicas de largo plazo. Según explicó, China, con una población de 1.4 millones de habitantes, presenta una demanda creciente y constante de alimentos, mientras que Argentina, con tierras fértiles, cadenas de producción consolidadas y capital humano altamente calificado, posee la capacidad de abastecer de manera confiable.
“La complementariedad entre ambos países es evidente: mientras China busca garantizar su seguridad alimentaria, Argentina tiene la oportunidad de posicionarse como proveedor estratégico con productos de valor agregado”, indicó Schardgrodsky.
Entre los productos con mayor potencial mencionados por el especialista se encuentran soja, trigo, maíz, sorgo, aceites y harinas, así como alimentos con procesamiento local, que permiten agregar valor antes de su exportación.
También advirtió que la relación comercial enfrenta riesgos asociados a la geopolítica, la volatilidad internacional y los cuellos de botella logísticos. Según Schardgrodsky, cambios repentinos en aranceles, políticas comerciales y créditos internacionales, como los que se han visto en administraciones previas de Estados Unidos, pueden afectar la competitividad y la estabilidad de los mercados.
“La logística se vuelve cada vez más compleja. Los puertos de Brasil presentan demoras y costos crecientes, y esto impacta directamente en nuestras exportaciones”, explicó.
Asimismo, destacó que factores climáticos, como sequías o fenómenos meteorológicos extremos, y las exigencias de los consumidores por trazabilidad y calidad, constituyen desafíos adicionales para los exportadores argentinos.
Schardgrodsky ejemplificó con datos concretos cómo la Argentina ha aprovechado oportunidades en el mercado chino:
Sorgo: durante bloqueos comerciales de Estados Unidos y Australia, Argentina aumentó su exportación de sorgo de 1,5 millones de toneladas en 2021 a 3,2 millones en 2024-2025, consolidándose como proveedor estratégico. En el caso de la harina de soja: Por primera vez, Argentina exportó harina de soja procesada a China, lo que representa un hito en la valorización de productos agrícolas y agregación de valor en origen.
“Estos ejemplos muestran cómo las contingencias internacionales pueden transformarse en oportunidades si se consolida una estrategia comercial robusta”, afirmó Schardgrodsky.
Otro eje central de la presentación fue la inversión en infraestructura y tecnología, con especial énfasis en proyectos como Belgrano Cargas, que busca optimizar el transporte ferroviario de cereales hacia los puertos, reduciendo costos y descongestionando rutas.
“Contar con China como inversor estratégico en infraestructura logística permitirá que los productores argentinos lleguen a los mercados internacionales de manera más eficiente y competitiva”, explicó Schardgrodsky.
El especialista también destacó la importancia de la biotecnología como eje de cooperación internacional, mencionando casos exitosos:
“La cooperación tecnológica es clave para consolidar una alianza estratégica que vaya más allá de la mera exportación de materias primas”, agregó.
Schargrodsky subrayó que, si bien existe una oportunidad histórica para fortalecer los vínculos comerciales con China, es fundamental mitigar los riesgos globales:
“Una alianza estratégica con China permitiría proteger a ambos países de estos vaivenes, generando estabilidad y previsibilidad para la agroindustria”, explicó Schardgrodsky.
La especialista recordó que la aceptación de Argentina en los BRICS hace dos años y medio representa una oportunidad para profundizar la relación con China y otros mercados emergentes, aunque reconoció que aún queda camino por recorrer para consolidar plenamente estas alianzas estratégicas.
“El ingreso a los BRICS abre posibilidades únicas de cooperación, inversión y acceso a mercados, siempre que Argentina esté dispuesta a ser protagonista en esta agenda internacional”, afirmó.
Schardgrodsky insistió en que la agregación de valor es fundamental para transformar la relación comercial:
“Agregar valor no solo significa más rentabilidad, sino también consolidar una relación estratégica que proteja los intereses de ambos países frente a la volatilidad internacional”, concluyó Schardgrodsky.
En su cierre, Schardgrodsky reafirmó la premisa de su exposición: Argentina y China tienen la oportunidad de consolidar una alianza estratégica a largo plazo, basada en complementariedad productiva, agregación de valor e inversión tecnológica.
“La oportunidad está aquí, es real y depende de nosotros querer aprovecharla. Argentina puede ser un aliado estratégico confiable para China, mientras fortalece su posición en el mercado global de alimentos”, finalizó.