Soja: bajo contenido de fósforo en los suelos

a reposición anual de nutrientes y el estado general de los suelos en las regiones agrícolas argentinas amerita una especial atención por parte de técnicos y expertos. En este sentido, los contenidos de fósforo por debajo de los umbrales de respuesta a la fertilización de los principales cultivos de soja representan uno de los mayores limitantes a los rendimientos de la soja. Las prácticas para recuperar los suelos que presenten deficiencias de este nutriente, vital en todos los aspectos del crecimiento. 

Según Gustavo Ferraris, especialista del INTA Pergamino, la zona núcleo del país continúa experimentando un historial de balance negativo de este nutriente esencial que no solo promueve el desarrollo radicular, sino que también eleva la tasa de crecimiento inicial, favorece la producción de biomasa y mejora la eficiencia de la radiación.

En la misma línea, la Asociación Civil Fertilizar coincide en el diagnóstico. “La soja no recupera más del 10% del fósforo que extrae por año”, alertan desde la asociación.

De acuerdo a las cifras que maneja Fertilizar, el 45% de la superficie agrícola argentina está fertilizada. Sin embargo, solo se puede llegar a esa cifra si se toma en cuenta la zona núcleo del país. “Ese porcentaje está muy influenciado por áreas que todavía tienen altos contenidos de fósforo, como la región del NOA y el NEA, que son suelos más nuevos en la agricultura. En la zona productiva central, yo diría que se fertiliza el 90% de la superficie porque allí la deficiencia de este nutriente es muy importante”, detalla Ferraris.

Estrategias posibles

El análisis de suelo se presenta como una herramienta básica para la toma de decisiones, sumamente incorporada por los productores. No obstante, esta práctica es necesaria pero no suficiente, dado que raramente se llega a una reposición total del nivel de nutrientes. “Se trata de un insumo importado donde el productor muchas veces termina ajustando dosis y donde la relación insumo-producto es mucho más desfavorable para un productor argentino que para su par brasileño o estadounidense”, subraya el especialista.

Para hacerle frente a esta creciente necesidad de fósforo en el suelo, los técnicos apuestan al uso de tratamientos de tipo fisiológico (bioestimulantes) y al manejo de la fertilización por ambientes en los mejores sectores. “Creo que el manejo de sitio específico es la principal vía de mejora que tenemos para adelante”, concluye Ferraris.