El plan que Martín Redrado considera clave para que Milei logre despegar la economía en 2026

El economista Martín Redrado analizó este domingo por la noche cuál será, según su visión, el principal desafío económico que enfrentará el gobierno de Javier Milei en 2026, al tiempo que delineó los factores que definirán si la Argentina puede recuperar dinamismo y generar un clima de crecimiento sostenido. Durante una entrevista televisiva, sostuvo que el eje determinante será la capacidad de recrear empleo formal, ordenar el frente cambiario y establecer un marco de previsibilidad macroeconómica, elementos que considera esenciales para reconstruir la confianza y atraer inversiones.

Redrado explicó que, pese a la desaceleración de la inflación registrada en los últimos meses, la economía atraviesa un proceso de contracción que se refleja tanto en el ingreso como en la estructura laboral. Según detalló, el mercado de trabajo ya perdió alrededor de 150.000 puestos en sectores sensibles como la construcción, la industria y el comercio, y aún no se vislumbran señales sólidas de una recuperación. A partir de este diagnóstico, afirmó que “no crece el salario, no crece el empleo y no hay vistas de una transformación que ponga a la economía en crecimiento”.

Con esa lectura como punto de partida, sostuvo que el Gobierno enfrenta un doble desafío: garantizar estabilidad cambiaria, monetaria y financiera, y al mismo tiempo avanzar hacia un esquema que mejore la competitividad del sector privado. Para ello, consideró indispensable impulsar una agenda de reformas que incluya una baja de la presión impositiva, la reducción de los costos logísticos y la corrección de distorsiones derivadas del esquema federal.

Respecto de las condiciones que permitirían mirar 2026 con mayor optimismo, Redrado remarcó que el resultado dependerá estrictamente de las decisiones que adopte la administración nacional en los próximos meses. “Todo va a depender de lo que hagamos y de las decisiones que tomemos”, señaló. En ese sentido, volvió a insistir en la necesidad de combatir la informalidad, que actualmente afecta a la mitad de los trabajadores, y de aliviar la carga tributaria asociada al empleo para promover nuevas contrataciones.

Uno de los puntos que destacó fue el impacto de los impuestos laborales sobre los salarios formales. Explicó que “un trabajador registrado paga 18% de impuestos” y que reducir esa carga a 9% sería una vía directa para mejorar el ingreso disponible y favorecer la contratación. A su juicio, cualquier reforma de modernización laboral debe ir acompañada por una baja de los costos que hoy funcionan como barreras de ingreso al mercado de trabajo y desalientan la toma de personal.

El exfuncionario también señaló que existen sectores que hoy muestran un desempeño positivo —como la minería, la economía del conocimiento, las tecnologías de la información y el agro—, aunque advirtió que su continuidad depende de condiciones financieras razonables y de un marco regulatorio estable. En ese sentido, consideró indispensable revisar los encajes bancarios, que actualmente se ubican en torno al 52%, un nivel que calificó como anómalo frente a los estándares internacionales. Según detalló, por cada 100 pesos que se depositan en un banco, más de la mitad queda inmovilizada como respaldo, mientras que en sistemas financieros comparables el coeficiente ronda el 20%.

Con este diagnóstico, propuso avanzar en una reducción progresiva de los encajes que permita bajar la tasa de interés, facilitar el acceso al crédito y promover un entorno más uniforme para la recuperación económica. A su entender, un sistema financiero más profundo y con mayores incentivos al crédito podría favorecer especialmente a las pymes, que suelen enfrentar restricciones para financiar capital de trabajo y proyectos de inversión.

Otro aspecto que consideró crucial fue la necesidad de avanzar hacia un tipo de cambio unificado, sin brechas ni mercados paralelos. Redrado advirtió que la persistencia del MEP, el contado con liquidación y el dólar informal genera incertidumbre y desalienta la llegada de capitales. Sostuvo que los inversores reclaman previsibilidad y reglas de juego claras, por lo que la normalización cambiaria será un paso ineludible para recomponer expectativas.

Asimismo, señaló que la inversión será un pilar central para retomar el crecimiento, por lo que consideró estratégico que el Gobierno establezca una hoja de ruta que defina los tiempos y modalidades de las reformas estructurales. A su entender, sin señales concretas será difícil construir un sendero de expansión sostenible que permita recuperar la actividad y el empleo.

En materia laboral, insistió en que uno de los principales obstáculos es el elevado costo de contratar personal, que afecta tanto a pequeñas como a grandes empresas. Para enfrentar este problema, opinó que es necesario revisar impuestos y contribuciones, además de introducir mecanismos que faciliten la incorporación de trabajadores en sectores rezagados o atravesados por ciclos de alta estacionalidad.

Por otro lado, analizó el impacto del contexto internacional y destacó que las oportunidades para la Argentina dependen en gran medida de su capacidad de integrarse a cadenas globales de valor. Mencionó en particular el rol de la minería del litio, el desarrollo de industrias de base tecnológica y el potencial del sector agropecuario, que continúa siendo uno de los motores más dinámicos de la economía nacional.

Hacia el cierre de su análisis, Redrado subrayó la necesidad de consolidar un marco de previsibilidad que permita proyectar a largo plazo y generar confianza en los inversores. Remarcó que el 2026 será un año clave para el Gobierno, en el que se pondrá a prueba su capacidad de articular reformas estructurales con una estrategia que no deteriore los ingresos ni el nivel de actividad. La entrevista que originó estas definiciones fue difundida por La Nación.