Brasil marca un nuevo hito energético con producción récord de petróleo y gas en octubre

Brasil consolidó en octubre de 2024 un logro clave para su matriz energética y para su posicionamiento como potencia petrolera regional: alcanzó un récord histórico en la producción de petróleo y gas natural, según informó la Agencia Nacional de Petróleo (ANP). Con un promedio de 5,255 millones de barriles equivalentes diarios, el país marcó su cuarto registro máximo en el año y reforzó el peso estratégico de los yacimientos del presal, que volvieron a concentrar la mayor parte de la extracción nacional en aguas profundas del Atlántico. La relevancia del dato radica en el aumento sostenido del volumen producido, en la consolidación de la estatal Petrobras como empresa dominante del sector y en el impacto económico que puede derivarse de un flujo energético creciente en un mercado internacional aún tensionado por variaciones de demanda y precios.

De acuerdo con los datos oficiales, el volumen de petróleo alcanzó los 4,03 millones de barriles diarios, lo que supone un incremento del 2,9 % respecto de septiembre y un salto anual del 23,2 % en relación con octubre de 2023. La producción de gas natural también registró un avance significativo: con 194,78 millones de metros cúbicos por día, superó en 2,2 % la cifra del mes previo y se ubicó 22,5 % por encima del mismo período del año pasado. Ambas variaciones dan cuenta de un ciclo productivo en expansión sostenido por inversiones, estabilidad operativa y un rol central de los campos marítimos.

La ANP precisó que los yacimientos del presal fueron responsables de 4,27 millones de barriles equivalentes diarios, lo cual representa el 81,4 % de la producción brasileña. En esa zona se extrajeron 3,31 millones de barriles diarios de crudo y 153,7 millones de metros cúbicos de gas, cifras que confirman a la región como el núcleo energético del país. Dentro de ese bloque, el campo de Buzios —ubicado en la cuenca marina de Santos— desplazó por primera vez en varios años al campo de Tupi y se posicionó como el principal productor de petróleo del mes, con 884.700 barriles diarios. En paralelo, el campo de Mero, también en la cuenca de Santos, lideró la producción de gas natural con 41,3 millones de metros cúbicos diarios, consolidándose como referencia técnica y operativa para los proyectos futuros en ultramar.

El nivel de concentración productiva en el mar fue otro elemento destacado por el organismo regulador: las plataformas offshore aportaron el 97,8 % del petróleo nacional y el 86,6 % del gas. Ese peso específico refleja no solo el potencial geológico del presal, sino también el esquema de inversiones estructuradas en infraestructura, logística, seguridad operativa y desarrollo tecnológico. La explotación en aguas profundas supone mayores costos y exigencias técnicas, pero el rendimiento del último año evidenció que Brasil logró una ecuación de eficiencia atractiva para operadores estatales y privados.

En octubre participaron 46 empresas operadoras distribuidas en 275 bloques activos. De ellos, 256 corresponden a concesiones y 11 a áreas con participación estatal directa, según información oficial. Aun con la presencia de múltiples compañías, el mapa productivo mantiene un liderazgo marcado: Petrobras concentró el 90,6 % de la producción total de petróleo y gas, ya sea en solitario o en consorcio con otras firmas. La estatal se reafirmó así como líder energético del país, sosteniendo una estructura que combina experiencia técnica, capital operativo y dominio en las zonas de mayor rendimiento del presal.

El ecosistema productivo también incorporó la presencia de compañías privadas y extranjeras con actividad relevante. Entre las más destacadas durante octubre se ubicaron la brasileña Petro Río Jaguar, con 68.325 barriles equivalentes diarios, la noruega Equinor, con 65.938, la francesa TotalEnergies, con 48.516, y la brasileña Eneva, con 47.599, todas operando bajo esquemas asociativos. La diversificación empresarial, aun con participación minoritaria frente a Petrobras, representa un componente de apertura potencial que podría estimular nuevas inversiones y ampliar la capacidad industrial en los próximos años.

El nuevo récord energético llega en un contexto en el que Brasil busca fortalecer su posición en el tablero global de hidrocarburos. El incremento productivo no solo permite mayores márgenes de exportación y reforzamiento fiscal, sino que también abre la posibilidad de ampliar infraestructura, financiar proyectos sociales y garantizar abastecimiento interno en una economía industrial en crecimiento. La tendencia al alza registrada en mayo, junio, julio y ahora octubre señala que el año cerrará con un balance histórico para el sector.

Los analistas del mercado regional sostienen que la estrategia brasileña se apoya en tres pilares principales: expansión operativa en aguas profundas, capacidad tecnológica en plataformas offshore y gestión integrada del recurso por parte de Petrobras y organismos reguladores. Las mejoras en eficiencia extractiva, el aumento en la recuperación de barriles y el crecimiento sostenido del gas natural son componentes de un modelo que podría extenderse hacia nuevas áreas de exploración.

El desafío hacia adelante radica en conciliar el incremento productivo con la transición energética global. Brasil mantiene inversiones paralelas en energías renovables, pero el petróleo continúa siendo el motor de su estructura exportadora. La discusión sobre el equilibrio entre explotación de hidrocarburos y políticas ambientales de largo plazo será uno de los ejes del debate energético regional durante los próximos años.

Mientras tanto, los resultados de octubre ya se inscriben en la agenda económica como un signo de fortaleza. La permanencia del presal como columna vertebral del abastecimiento, el avance de los campos de Santos y el liderazgo de Petrobras configuran un escenario favorable para que Brasil no solo mantenga, sino que incluso supere sus niveles de producción en 2025 si se sostienen las inversiones programadas. Según destacó recientemente Infobae, el récord energético, más que un techo, puede convertirse en un punto de partida hacia una etapa de expansión sostenida y de mayor presencia en el mercado global de crudo y gas.