La transformación digital del agro ya no es una promesa sino una realidad en marcha. Con la inteligencia artificial (IA) como eje, el INTA avanza junto a Crucianelli y Leaf Agrotronics en un acuerdo que busca integrar ciencia de datos, sensorización e Internet de las Cosas (IoT) para impulsar una agricultura basada en decisiones más precisas, eficientes y sustentables.
Para Hernán Ferrari, técnico del INTA e impulsor del convenio, el cambio de paradigma es evidente: “La Inteligencia Artificial no reemplazará al ingeniero agrónomo, pero el agrónomo que sepa usar IA reemplazará al que no la use”. Su visión sintetiza el avance hacia sistemas productivos que aprenden, interpretan y responden al entorno.
La FAO proyecta que en los próximos 25 años la población mundial sumará entre 1.000 y 1.500 millones de personas, lo que exigirá incrementar la producción de alimentos en torno al 3 % anual. Esta presión obliga a repensar cómo gestionar los recursos y cómo aprovechar tecnologías emergentes para aumentar la eficiencia sin comprometer el ambiente.
Frente a ese escenario, Ferrari sostiene que el agro ya activó un “Plan B”: la aplicación masiva de IA para transformar datos en información estratégica. “Las máquinas ya no solo trabajarán, sino que entenderán lo que hacen”, afirma.
La propuesta integra sensores, imágenes satelitales y algoritmos de aprendizaje automático para conectar variables clave como clima, suelo y manejo agronómico. El objetivo es construir una red inteligente capaz de anticipar riesgos, optimizar insumos, planificar labores y reducir impactos ambientales.
Esta cooperación público-privada combina el conocimiento científico del INTA con la innovación tecnológica de la industria nacional. Desde el organismo destacan que el valor de la información se consolida como el nuevo insumo estratégico del agro moderno.
Según Ferrari, el país ocupa hoy el puesto 11 a nivel global en desarrollo de tecnología agrícola, impulsado por la adopción creciente de IA, Big Data e IoT. “Tenemos ciencia, industria nacional y productores tecnificados. Ahora necesitamos dar el salto y escalar estas soluciones”, remarcó.
Para el especialista, acelerar la adopción tecnológica permitirá no solo producir más alimentos, sino diversificar hacia bioenergía y otros productos verdes con alto valor agregado.
La visión del INTA apunta a una agricultura que no solo incremente la productividad, sino que lo haga con conciencia ambiental. La IA permitirá anticipar eventos climáticos, planificar siembras con mayor precisión, mejorar la gestión del agua y evitar pérdidas por uso ineficiente de insumos.
El trabajo conjunto entre INTA, Crucianelli y Leaf Agrotronics se orienta a consolidar un modelo de agricultura conectada, donde cada dato fortalezca la sostenibilidad del sistema productivo.
Como resume Ferrari: “El desafío no es solo tecnológico, sino humano. Debemos integrar conocimiento, tecnología y propósito para garantizar que cada chico, en cualquier rincón del planeta, tenga su plato de comida”.