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El Día Internacional del Cabernet Franc se celebra este jueves 4 de diciembre y encuentra a la vitivinicultura argentina frente a un fenómeno singular: la cepa que históricamente ocupó un lugar secundario en el país es hoy la de mayor crecimiento, con un avance de hectáreas que triplicó su superficie en apenas dos décadas. Con menos de 2000 hectáreas implantadas, pero con presencia creciente en vinotecas, restaurantes y cartas de vinos, el Cabernet Franc se posiciona como un varietal buscado por su perfil fresco, expresivo y versátil, tanto para consumidores habituales como para quienes exploran novedades en tintos.
Aunque el Malbec continúa liderando en volumen —con cerca de 50.000 hectáreas—, el ascenso del Cabernet Franc resulta notable para el sector. La variedad pasó de 700 a casi 2000 hectáreas desde comienzos de siglo, una expansión marcada por nuevas implantaciones e injertos sobre uvas tradicionales. Aun con un desarrollo menor en superficie, su presencia es cada vez más visible y con una aceptación sostenida en el mercado local.
El atractivo de esta uva, originaria de Francia y reconocida por ser base genética del Cabernet Sauvignon, responde a su capacidad para ofrecer vinos intensos en aromas, herbales y frutales, con taninos suaves y buena estructura. Técnicamente adaptada a diversos terroirs, logró destacarse particularmente en Valle de Uco y en los Valles Calchaquíes, produciendo tintos modernos, bebibles y con potencial de guarda.
La referencia histórica más difundida vincula al Cardenal Richelieu con la expansión del Cabernet Franc en Francia. Según registros, durante el siglo XVII el religioso trasladó esquejes desde el Valle del Loira hacia Burdeos, donde la variedad comenzó a desarrollarse en zonas como Fronsac, Pomerol y Saint Emilion. Con el tiempo, y ante el avance del Cabernet Sauvignon, su presencia quedó algo relegada, aunque mantuvo prestigio gracias a etiquetas emblemáticas como Château Ausone.
Su rol en Argentina, en cambio, es más reciente pero en ascenso. Con buen comportamiento agronómico y capacidad para reflejar identidad territorial, el Cabernet Franc se convirtió en una opción atractiva para productores que buscaban diversidad más allá del Malbec. Hoy se destaca por sus perfiles herbales, notas especiadas y frutas rojas, ubicándose sensorialmente entre la suavidad del Malbec y la firmeza del Cabernet Sauvignon.
Con motivo de la celebración internacional, aquí una selección de 10 etiquetas argentinas, entre Mendoza y los Valles Calchaquíes, que reflejan la actualidad del varietal.
La Celia Elite Cabernet Franc 2021 – Finca La Celia, Valle de Uco, La Consulta ($20.000)
La enóloga Andrea Ferreyra trabaja con selección parcelaria y extracción cuidada para obtener un vino equilibrado, de tipicidad sin excesos herbales y textura compacta. Ideal para beber entre 2025 y 2027.
91 puntos.
Punto Final Reserva Cabernet Franc 2020 – Renacer, Mendoza ($20.000)
Expresivo y amable, con uvas de Vista Flores y Perdriel, muestra frutas rojas, hierbas frescas y una boca jugosa, con taninos incipientes y final voluminoso.
Beber 2025-2026. 91 puntos.
Etchart Single Vineyard Cabernet Franc 2023 – Cafayate, Salta ($26.400)
Uno de los exponentes de altura del NOA. Fresco, especiado y fluido, con paso persistente y taninos que marcan carácter.
Beber 2025-2027. 90,5 puntos.
Bianchi Particular Cabernet Franc 2023 – Los Chacayes, Valle de Uco ($29.200)
Elaboración de Silvio Alberto. Frescura marcada y perfiles herbales, con notas lácticas de crianza reciente y un trago vivaz, amplio y lleno de energía.
Beber 2025-2029. 92 puntos.
Flechas de los Andes Gran Cabernet Franc 2021 – Tunuyán, Valle de Uco ($29.700)
Conducido por Pablo Richardi, se impone como varietal clave de la bodega. Aromas delicados, volumen sostenido y taninos equilibrados.
Beber 2025-2028. 91,5 puntos.
Catalpa Cabernet Franc 2023 – San José, Valle de Uco ($30.000)
Firmado por Philippe Caraguel, combina fermentación en tanques y crianza parcial en barrica. Resultado: un vino vivo, herbal y profundo.
Beber 2025-2028. 91,5 puntos.
El Esteco Fincas Notables Cabernet Franc 2020 – Cafayate, Salta ($42.500)
Aromas vegetales nítidos y expresión varietal contundente, con taninos jóvenes y final fresco.
Beber 2025-2028. 91,5 puntos.
Benegas Lynch Estate Finca Libertad Cabernet Franc 2021 – Cruz de Piedra, Maipú ($65.000)
Un histórico de alta gama elaborado desde vides casi centenarias recuperadas por Federico Benegas. Clásico, fluido y profundo.
Beber 2025-2028. 92,5 puntos.
Gran Enemigo Single Vineyard El Cepillo Cabernet Franc 2021 – Aleanna ($66.200)
Alejandro Vigil confirma el potencial del varietal en El Cepillo, con un vino de aromas sobrios, mucha personalidad y excelente agarre.
Beber 2025-2029. 95 puntos.
Pulenta XI Gran Cabernet Franc 2020 – Agrelo, Luján de Cuyo ($102.300)
El enólogo Javier Lo Forte plasma equilibrio y frescura en una etiqueta emblemática del varietal. Herbales delicados, volumen y final persistente.
Beber 2025-2028. 93,5 puntos.
La expansión del Cabernet Franc no solo responde a tendencias de consumo: su crecimiento refleja una búsqueda de identidad enológica con foco en diversidad. A diferencia de otras uvas que cedieron terreno, esta variedad continúa sumando reconocimiento, especialmente entre paladares interesados en vinos más frescos, tensos y de matices herbales.
Su potencial de guarda y adaptación a regiones frías y secas lo convierten en una pieza clave para la vitivinicultura argentina de los próximos años. Hoy es protagonista de una transformación silenciosa, pero sostenida, que redefine el mapa varietal del país.
En el Día Internacional del Cabernet Franc, Argentina celebra no solo la fecha, sino la consolidación de una uva que gana terreno, personalidad y presencia dentro de la vitivinicultura nacional. En los últimos años, la variedad creció en superficie cultivada, en el interés de los consumidores y en la apuesta de los productores, tendencia que ya fue señalada en distintas publicaciones especializadas como Infobae, donde se destaca el notable auge del Cabernet Franc en zonas como el Valle de Uco, la Patagonia y los Valles Calchaquíes. Cada cosecha muestra mayor precisión enológica, más diversidad estilística y una identidad propia que posiciona a esta cepa como una de las protagonistas del nuevo vino argentino.
