La marca china BAIC cerrará 2025 con 4.500 vehículos patentados en Argentina, un salto exponencial respecto a las 700 unidades registradas en 2024, según explicó el empresario Hugo Belcastro, referente histórico del sector e impulsor de la firma en el país. La expansión ocurrió principalmente tras la apertura para importaciones híbridas y el nuevo esquema competitivo que permitió ofrecer precios más accesibles y vehículos con mayor equipamiento.
Belcastro, de 73 años, preside la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (CIDOA) y es representante local de marcas como Alfa Romeo, Ferrari e Isuzu, además de concesionario de Audi, Citroën, DS, Honda y Volkswagen. Sin embargo, reconoce que el fenómeno BAIC desbordó expectativas y reposicionó su grupo en el tablero automotor argentino. “Se alinearon los planetas”, afirmó en una entrevista reproducida por la prensa especializada, al referirse a la conjunción entre el cambio regulatorio, la reacción del consumidor y la capacidad de respuesta tecnológica de la industria china.

Para Belcastro, el contexto actual tiene similitudes con los años ’90, cuando el cliente argentino comenzó a acceder a vehículos con mayor tecnología. Hoy, la novedad llega con los sistemas ADAS, diseños más sofisticados y propuestas híbridas o eléctricas —segmentos en los que Argentina aún no produce a escala competitiva—. La clave, asegura, está en la apertura del mercado: más competencia, más modelos y un consumidor con nuevas referencias de valor.
Según describió, el decreto que habilitó un cupo de 50.000 vehículos importados electrificados con valor FOB menor a USD 16.000 fue un punto de inflexión que permitió que el público local accediera a autos más modernos y eficientes en relación precio-producto. “Los precios están bajando porque la competencia los baja inexorablemente”, señaló. Para él, el impacto ya es visible en terminales y concesionarios.
Belcastro viajó siete veces a China desde 2018 para afianzar acuerdos con BAIC. Destaca que el vínculo comercial con ese país es ágil, abierto a modificaciones técnicas y ajustado al mercado. A diferencia de otras automotrices con estructuras más rígidas, sostiene que las compañías chinas adaptan configuración y precios con rapidez cuando se identifican oportunidades.
El empresario remarca que los prejuicios respecto al “auto chino” disminuyeron. El consumidor, expuesto a vehículos con prestaciones similares a las marcas tradicionales pero con precios más bajos, empieza a comparar con otros parámetros. El razonamiento, explica, es simple: ¿cuánto más se está dispuesto a pagar por un logo conocido si el producto de origen chino ofrece más equipamiento al mismo o menor costo? Para él, esa pregunta ya está modificando hábitos de compra.

BAIC desembarcó en Argentina con modelos como X55, X55 Plus y BJ30, que rápidamente multiplicaron su presencia en las calles. En los patentamientos mensuales, la marca quedó al borde del top 10 nacional, un logro impensado hasta hace pocos años.
Belcastro atribuye el despegue comercial a una secuencia de factores: lanzamiento simultáneo de tres modelos nuevos, timing con la apertura del cupo, una campaña de comunicación intensa y un consumidor ávido de alternativas más tecnológicas. La firma, dice, no produce vehículos populares sino modelos orientados al segmento medio y medio alto, con equipamiento competitivo y una relación precio-producto difícil de igualar.
Desde su punto de vista, la discusión no pasa por la nacionalidad de los autos sino por la competitividad. Argumenta que si el volumen importado desde China reemplazara al proveniente de Brasil, el costo promedio por unidad sería menor y el ahorro para el país podría ser significativo. Sostiene, además, que no existe una industria nacional automotriz en términos estrictos, sino ensambladoras vinculadas a multinacionales con bajo nivel de integración local.

Belcastro observa con atención la llegada de BYD, MG, Chery y otras marcas que aceleran su expansión regional. Reconoce el marketing de BYD y su escala global, aunque cree que el crecimiento dependerá del desempeño real del producto en las calles y de la respuesta del cliente argentino. BAIC, afirma, seguirá apostando a comunicación sostenida pero sin empujar artificialmente el mercado con subsidios comerciales.
Su empresa también representa a Skywell, fabricante de buses eléctricos y vehículos híbridos que buscará ingresar con mayor volumen en 2026. Además, en marzo lanzará Arcfox, la marca premium de BAIC enfocada en autos eléctricos de gama alta —con precios estimados desde USD 30.000 y autonomías que llegarían a los 680 km—. Para él, la adopción de eléctricos será gradual, pero con desarrollo creciente de infraestructura de carga.
El avance comercial impactó en la red: 43 puntos de venta activos, expansión en análisis y mayor demanda de candidatos interesados en representar la marca. “En 2024 patentamos 700 unidades y en 2025 serán 4.500”, detalló Belcastro. Señala que hay zonas de la provincia de Buenos Aires que aún no están cubiertas y que el desafío será sostener crecimiento sin saturar el mercado.
Para el empresario, no todas las concesionarias tienen el mismo margen de maniobra: operar sin cartera de planes de ahorro o con marcas que requieren push comercial profundo puede complicar la rentabilidad. En su caso, afirma, el enfoque será acompañar al mercado más que forzarlo.
Hugo Belcastro sigue al frente de sus operaciones con la misma familiaridad con la que empezó hace seis décadas en un taller de Avellaneda. Hoy maneja un Audi Q3, pero es su alianza con la industria china lo que reconfigura su influencia dentro del sector. Tal como destacó El Economista, si la tendencia se mantiene, el boom BAIC podría marcar el comienzo de una nueva etapa para el mercado automotor argentino: más abierto, más diverso y con un consumidor que compara tecnología tanto como precios.