La trucha arcoíris impulsa a la Patagonia como nuevo polo acuícola y proyecta a Argentina en mercados internacionales

Neuquén y Río Negro afianzan su estatus sanitario único en salmónidos y consolidan exportaciones que fortalecen el crecimiento de la acuicultura nacional

La trucha arcoíris impulsa a la Patagonia como nuevo polo acuícola y proyecta a Argentina en mercados internacionales
viernes 05 de diciembre de 2025

La trucha arcoíris volvió a posicionarse este año como el núcleo del crecimiento acuícola argentino, impulsada por el estatus sanitario que mantienen Neuquén y Río Negro, donde la actividad se desarrolla en condiciones únicas que favorecen la apertura de nuevos mercados y el incremento sostenido de exportaciones. En ese contexto, la región patagónica reafirma su papel como centro estratégico para la producción de salmónidos, clave para el desarrollo federal del sector, según informó Infobae.

Argentina ya supera las 12 mil toneladas anuales de producción acuícola, un volumen que prácticamente duplica el ciclo previo y que refleja la expansión del sector en distintas provincias del país. Sin embargo, dentro de ese ecosistema productivo diverso, compuesto también por pacú, surubí, carpas, ostras, mejillones, sábalos y bogas, la trucha arcoíris se consolidó como la especie dominante: concentra alrededor del 85% del total nacional, con epicentro en los ambientes fríos y de alta calidad hídrica de la Norpatagonia.

El enorme salto productivo registrado en los últimos años no solo se explica por la capacidad natural de la región para criar salmónidos, sino por un elemento que la distingue en el mapa internacional: la sanidad. Desde 2006, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) mantiene un plan de vigilancia epidemiológica permanente que certifica la ausencia de enfermedades de notificación obligatoria en los salmónidos de Neuquén y Río Negro, un sello que la Organización Mundial de Sanidad Animal reconoce oficialmente.

La trucha arcoíris impulsa a la Patagonia como nuevo polo acuícola y proyecta a Argentina en mercados internacionales

Esa validación internacional se traduce en confianza. Para los compradores más exigentes del mundo, adquirir carne de trucha o material genético proveniente de una zona libre de enfermedades es un factor determinante al momento de elegir proveedores. De hecho, la sanidad se convirtió en uno de los argumentos más sólidos que fortalecen la competitividad exportadora de la región.

La cuenca alta y media del río Limay, junto con el embalse Piedra del Águila, configura el corazón de la producción patagónica. Allí, la combinación de aguas frías, caudal estable, baja carga orgánica y estrictos controles sanitarios crea un entorno ideal para el crecimiento saludable de los ejemplares. La trazabilidad, la bioseguridad y los protocolos de manejo completan un modelo productivo que se volvió referencia para el resto del país.

El impacto de este cuidado sanitario es evidente en los números que deja la actividad durante 2025. De acuerdo con los datos oficiales citados por Infobae, el SENASA certificó hasta el momento la salida de 5.314 toneladas de trucha arcoíris exportadas desde la Norpatagonia. Chile, principal importador, recibió 3.697 toneladas, mientras que Japón (609 toneladas) y Canadá (594 toneladas) completan el podio de los destinos tradicionales. También se registraron embarques hacia Estados Unidos, Letonia e Israel, lo que confirma la diversificación progresiva de mercados.

El crecimiento exportador no solo representa un avance económico: reafirma la posición de la Patagonia como un polo proveedor confiable, capaz de sostener envíos regulares y de cumplir con estándares que el mercado internacional valora especialmente. La calidad del producto final es resultado directo de las condiciones ambientales y del estatus sanitario, dos ventajas que no pueden improvisarse y que requieren continuidad en el tiempo.

Este año, además, se registró un hito estratégico para el país. Por primera vez, Argentina logró abrir cuatro mercados para la exportación de ovas embrionadas de trucha arcoíris: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. El proceso se concretó a través de la Comunidad Andina de Naciones, con un trabajo conjunto entre el SENASA y el sector privado para establecer los requisitos sanitarios necesarios. La trucha arcoíris producida en la Norpatagonia no solo se comercializa como alimento: ahora también se exporta como material genético, un activo de alto valor que amplía el horizonte de desarrollo para productores e instituciones vinculadas a la acuicultura.

La trucha arcoíris impulsa a la Patagonia como nuevo polo acuícola y proyecta a Argentina en mercados internacionales

Poder enviar ovas desde una zona reconocida internacionalmente como libre de enfermedades implica una ventaja competitiva mayúscula. Para muchos países importadores, contar con genética de calidad es un componente esencial en la planificación de sus propios modelos productivos. Argentina, en este caso, ingresa a un circuito donde la confianza sanitaria es la llave de entrada.

El avance en la apertura de mercados y el crecimiento consolidado de las exportaciones se complementan con otra dinámica clave: la profesionalización del sector. La incorporación de tecnologías de monitoreo, las mejoras en los centros de cría y la articulación entre organismos públicos y privados fortalecen la capacidad de la cadena para sostener el crecimiento sin comprometer la sanidad.

En paralelo, se trabaja en ampliar la infraestructura de frío, optimizar los procesos logísticos y mejorar la competitividad en los costos de transporte, tres factores que podrían potenciar aún más la expansión exportadora en los próximos años. El acceso a nuevos destinos dependerá, en gran parte, de la capacidad de mantener la sanidad, aumentar la eficiencia y garantizar calidad homogénea en toda la producción.

El futuro de la acuicultura nacional parece alinearse cada vez más con el modelo patagónico. En un contexto global donde los alimentos de origen acuícola ganan protagonismo como fuente de proteína sostenible, la trucha arcoíris argentina se posiciona en un segmento premium. La posibilidad de crecer sin sacrificar estándares sanitarios será determinante para consolidar el lugar de Argentina en el mercado internacional.

La apertura de mercados para ovas, la expansión sostenida del volumen producido y el reconocimiento del estatus sanitario conforman un triángulo que impulsa la competitividad del país. Desde la Patagonia, la trucha arcoíris proyecta su sello distintivo hacia nuevos destinos y consolida un futuro basado en la calidad, la trazabilidad y la sanidad como pilares innegociables.

 



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