Artana advirtió que el gran desafío del Gobierno será sostener la estabilidad y avanzar en reformas sin golpear el empleo

El economista Daniel Artana, director de FIEL, aseguró en diálogo con Infobae que el principal desafío del Gobierno de Javier Milei en los próximos dos años será mantener la estabilidad macroeconómica, reforzar las reservas del Banco Central y avanzar en reformas estructurales sin provocar un deterioro en el empleo formal. La advertencia llega cuando la administración libertaria se acerca a cumplir la mitad de su mandato y enfrenta interrogantes sobre la sostenibilidad de la baja inflacionaria y el proceso de normalización cambiaria.

En la entrevista publicada por el medio, Artana destacó que en los primeros dos años de gestión se logró eliminar el déficit fiscal, reducir la inflación a una quinta parte de la heredada y bajar el nivel nominal de la deuda pública, mientras la economía opera levemente por encima de los registros previos. Sin embargo, remarcó que persisten “debilidades” que podrían comprometer la estabilidad si no se encaran correcciones de fondo.

Según el economista, el Gobierno logró instalar “una concepción de política económica con orientación al mercado, mayor competitividad y solvencia fiscal”, un cambio respecto del modelo intervencionista que predominó en décadas anteriores. En ese sentido, aseguró que los resultados iniciales han sido “aceptables”, pero aclaró que aún resta ejecutar un paquete estructural que incluya reformas laborales, tributarias y previsionales, claves para recomponer la capacidad de crecimiento del país.

Artana planteó que uno de los puntos vulnerables del esquema económico es la debilidad del Banco Central para acumular reservas, una situación que —según indicó— podría exponer al país ante shocks externos. Recordó que las reservas netas continúan en terreno negativo y consideró que el Gobierno “pudo haber optado por comprar más divisas”, aun cuando esa estrategia implicara un “tipo de cambio real más alto”. La apreciación del peso, sumada a la apertura comercial progresiva, genera dudas sobre la velocidad con la que sectores industriales podrán reconvertirse.

Consultado sobre la decisión de priorizar la cancelación de deuda en moneda extranjera por encima de la acumulación de reservas, el economista opinó que “evitar un nuevo default era fundamental”, y valoró el respaldo obtenido del Tesoro de Estados Unidos para afrontar compromisos bajo legislación internacional. Sin embargo, advirtió: “Depender de terceros para enfrentar eventuales corridas es una debilidad”, remarcó al medio. En su análisis, el levantamiento acelerado del cepo para personas físicas aumentó ese riesgo, aunque reconoció que una salida más gradual habría derivado en una brecha cambiaria superior.

Respecto del tipo de cambio, Artana evitó definir si el nivel actual es competitivo para la industria, dado que el sector enfrenta una transición desde un mercado protegido hacia un esquema más abierto. Indicó que, si bien las exportaciones totales crecieron gracias al impulso del agro y la energía, la cantidad de manufacturas industriales exportadas se viene reduciendo desde hace años, mientras que los servicios profesionales muestran una mejora significativa. Para el economista, estas divergencias ilustran el desafío que atraviesan los sectores transables durante la reconfiguración del modelo productivo.

Otro de los fenómenos que analizó es la salida de multinacionales del país pese a los avances macroeconómicos y la reducción de impuestos. A su juicio, la decisión responde a estrategias globales, pero también al cansancio de operar en un país con “reglas inestables” y antecedentes de “populismo económico y corrupción”. No obstante, se mostró optimista respecto de que “las nuevas señales” de mercado puedan revertir ese proceso en el corto plazo.

Sobre las restricciones cambiarias que persisten pese a la promesa oficial de eliminar los cepos, Artana sostuvo que “la pregunta no es si deben salir, sino cuándo”. Dijo que él hubiera priorizado la flexibilización para empresas antes que para personas físicas, con el fin de enviar una señal más firme de cambio de régimen económico y evitar parte del clima de incertidumbre empresarial.

En cuanto a la actividad económica, señaló que los datos previos a las elecciones fueron “algo mejores” de lo esperado, aunque el avance no es homogéneo. Mientras la industria continúa en retroceso y la construcción se recupera de manera incipiente, otros sectores muestran signos de expansión. Hacia adelante, anticipó que la economía crecería “algo más del 4% en 2025 y alrededor del 3% en 2026”, con una inflación que caería del 31% al 19% en ese período. Asimismo, proyectó que el tipo de cambio se moverá cerca del techo de la banda y que la acumulación de reservas comenzará de forma gradual.

De cara al futuro, Artana subrayó que el país enfrenta una “gran oportunidad” tras la derrota electoral del populismo, pero advirtió que el éxito de la administración dependerá de mantener las condiciones básicas de solvencia, disciplina fiscal y estabilidad monetaria. También remarcó la necesidad de evitar que la reconversión productiva genere una destrucción significativa de empleo: “El riesgo es que las mejoras de productividad necesarias después de un mal desempeño generen tensiones en el mercado laboral”, afirmó. Según explicó, si el escenario se complica, la salida podría darse por un aumento de la informalidad, aunque aclaró que a diferencia de los años ’90 el tipo de cambio podría ajustarse si fuese necesario.

Para el economista, los próximos dos años serán determinantes para consolidar la credibilidad del programa económico y para que el país pueda avanzar en acuerdos comerciales y reformas que afiancen la competitividad. En ese marco, insistió en que la estabilidad lograda hasta ahora podría sostenerse en la medida en que las autoridades preserven los “fundamentals” y eviten retrocesos que generen desconfianza en los mercados y entre los agentes económicos.

En su reflexión final, Artana afirmó que Argentina se encuentra ante un punto de inflexión: la posibilidad de convertir la recuperación inicial en un proceso sostenido dependerá de la capacidad política del Gobierno para ejecutar las modificaciones pendientes. En su diálogo con Infobae, el economista enfatizó que el desafío no será solamente técnico, sino también social: combinar estabilidad macroeconómica, crecimiento y generación de empleo será la clave para evitar que la transformación derive en un aumento de la desigualdad o en un deterioro de las condiciones laborales.