Tiu Punco, un sector árido ubicado en Amaicha del Valle, comenzó a atraer la atención de viajeros y prestadores turísticos durante las últimas semanas debido a su singular paisaje desértico, su accesibilidad mediante circuitos organizados y el creciente interés por propuestas de turismo rural en el noroeste argentino. El área, situada a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, se caracteriza por un relieve claro, ondulado y silencioso que contrasta con la imagen más habitual de Tucumán, conocida por sus valles verdes, cursos de agua y montañas cubiertas de vegetación.
El lugar se destaca por su impacto visual inmediato. Quienes ingresan al paraje se encuentran con un terreno de tonalidades claras, formaciones rocosas suavizadas por la erosión y una amplitud que genera la sensación de aislamiento. Este entorno, que se ha ganado el apodo de “paisaje lunar”, se distingue por su ausencia de ruidos urbanos y por un ambiente natural que se mantiene prácticamente sin intervención humana. Para muchos visitantes, ese silencio, acompañado solo por el viento, es uno de los principales atractivos del sitio.
El acceso a Tiu Punco se realiza mediante caminos de montaña y, en la mayoría de los casos, mediante recorridos guiados en vehículos 4×4 que parten desde Amaicha del Valle o desde otros puntos del circuito turístico calchaquí. Los prestadores locales señalan que se trata de un recorrido que requiere guía especializada debido a la topografía, a la ausencia de infraestructura y a la necesidad de cuidar un entorno frágil. En este sentido, las agencias que trabajan en la zona destacan que el crecimiento del turismo debe darse con criterios de sustentabilidad ambiental y con respeto por las comunidades que habitan el territorio.
Tiu Punco posee además una fuerte dimensión histórica. Su nombre proviene del quechua y significa “puerta del desierto” o “puerta del arenal”, una referencia directa a su ubicación como transición entre los sectores más verdes del valle y los terrenos áridos que caracterizan este punto del paisaje tucumano. En la zona se conservan relatos y memorias locales que vinculan el paraje con antiguas rutas de tránsito y con tradiciones comunitarias relacionadas al valle. En los últimos años, equipos de trabajo locales comenzaron a recopilar información sobre estas referencias como parte de proyectos de puesta en valor patrimonial.

En términos turísticos, la aparición de Tiu Punco dentro del mapa provincial forma parte de una tendencia más amplia ligada al crecimiento del turismo rural comunitario y al interés por experiencias de baja intervención que permitan conocer la geografía desde una perspectiva distinta. En el caso de Tucumán, este tipo de propuestas se complementa con la oferta de los Valles Calchaquíes, donde se destacan sitios como El Infiernillo, El Pichao, Quilmes, Colalao del Valle y el propio pueblo de Amaicha del Valle, reconocido por su cultura ancestral y su vínculo con la comunidad originaria local.
Los emprendedores que impulsan las visitas al paraje explican que la idea no es transformar la zona ni generar infraestructura masiva, sino “acompañar” el descubrimiento del territorio. Los circuitos incluyen caminatas, instancias de contemplación y recorridos que permiten conocer la dinámica del desierto andino. En muchos casos, la experiencia se complementa con información sobre la geología de la región, sobre los procesos de erosión que modelaron las lomas y sobre la presencia de especies adaptadas al clima seco.
Desde el punto de vista ambiental, Tiu Punco constituye un entorno de gran valor para comprender los procesos naturales de los Valles Calchaquíes. Su suelo claro y su vegetación escasa permiten visualizar con claridad la acción del viento y del tiempo sobre las rocas, así como la dinámica del terreno arenoso. Especialistas que trabajan en la zona destacan que esta porción del valle conserva características que son difíciles de observar en otros puntos de la provincia, en parte porque se mantuvo sin intervención, y en parte porque su interés turístico es relativamente reciente.
A medida que el flujo de visitantes crece, también lo hacen las recomendaciones para preservar el lugar. Los prestadores sugieren ingresar únicamente con guías habilitados, evitar dejar residuos, no modificar el terreno y respetar la flora del entorno. Señalan además que el principal atractivo del área es precisamente su apariencia natural y su silencio, por lo que el desarrollo turístico debe orientarse a un impacto mínimo sobre el ambiente.
En paralelo, Tiu Punco se está consolidando como un nuevo punto de interés dentro del calendario de escapadas de Tucumán. Su cercanía relativa con Amaicha del Valle y su ubicación estratégica dentro del corredor turístico calchaquí suman atractivo para quienes buscan una actividad diferente. Muchos viajeros que visitan la zona por otros motivos incluyen una excursión al desierto durante su estadía, especialmente aquellos que buscan fotografía, senderismo o experiencias vinculadas al paisaje geológico.
En términos culturales, el impacto de este redescubrimiento del territorio también es relevante para Amaicha del Valle y sus alrededores. Las comunidades locales, que históricamente han valorizado el paisaje y la memoria del lugar, encontraron en la apertura de circuitos una oportunidad para fortalecer iniciativas comunitarias, integrar saberes tradicionales en la experiencia turística y proyectar el valor de la identidad local hacia nuevos públicos.
El desarrollo del turismo rural en el Noroeste argentino avanza con ritmos distintos según cada provincia, pero en el caso de Tucumán, iniciativas como la de Tiu Punco permiten articular naturaleza, historia y participación local. Esto genera una dinámica que, más allá del impacto económico, potencia la visibilización de entornos poco explorados y contribuye a ampliar la percepción que muchos visitantes tienen sobre la provincia. Incluso para quienes conocen los Valles Calchaquíes, la presencia de un paraje desértico tan singular dentro del territorio sigue siendo una sorpresa.

La consolidación de Tiu Punco como destino emergente dependerá de la continuidad de las iniciativas actuales y de su capacidad para equilibrar la difusión turística con la preservación ambiental. Las autoridades locales y los prestadores coinciden en que la clave es mantener un enfoque responsable, que ponga en primer plano el valor natural del paisaje y que permita a los visitantes disfrutar del entorno sin comprometer sus características. En ese sentido, Tiu Punco se posiciona como una oportunidad para impulsar una forma de turismo que priorice la observación, la contemplación y el respeto por los entornos frágiles.
Mientras tanto, el paraje continúa ofreciendo una experiencia singular: caminar sobre su suelo claro, atravesar las lomas suavizadas por el viento y detenerse ante el silencio absoluto que lo caracteriza son parte de una vivencia que, para muchos visitantes, se convierte en un recuerdo imborrable. Para quienes buscan destinos poco tradicionales dentro de Tucumán, Tiu Punco se perfila como una propuesta que combina naturaleza, misterio y una belleza que se revela sin estridencias, en pleno corazón del paisaje calchaquí.