Rocca reclamó una “apertura comercial más inteligente” y pidió frenar la competencia china ante industriales pymes

El empresario Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, reclamó este lunes en Buenos Aires una “apertura comercial más inteligente” y un debate urgente con el Gobierno para enfrentar el avance de las importaciones de China, al exponer ante cientos de pymes proveedoras durante el cierre del tradicional encuentro anual ProPymes. Su intervención, seguida con atención por el sector industrial, puso el foco en la necesidad de reforzar la protección del entramado productivo argentino en un contexto global de creciente tensión comercial.

El reclamo se produjo a partir de la preocupación por la pérdida de mercados para el acero argentino, la caída del consumo interno y el aumento de importaciones con precios que, según Rocca, responden a prácticas “desleales”. En su discurso, el empresario comparó la estrategia que propone para Argentina con la política industrial y arancelaria adoptada por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, a la que calificó de “ejemplo” en defensa de la industria nacional.

“Hace falta una apertura más inteligente. Estados Unidos es un emblema de cómo defender la estructura industrial de un país”, sostuvo, según informó Forbes Argentina, único medio al que se atribuyen las citas textuales empleadas en esta nota. En ese marco, Rocca aseguró que China atraviesa un escenario de exceso de capacidad debido a la caída del consumo interno, lo que, a su juicio, explica la presión creciente sobre mercados abiertos, entre ellos el argentino.

El dirigente industrial recordó que en 2023 había advertido sobre la necesidad de “nivelar la cancha” en materia de competencia internacional. Pero afirmó que, frente a la reacción reciente de Washington, el desafío es ahora más profundo: “Además de nivelar la cancha, hay que contrarrestar con fuerza a China”. A su lado en el escenario estuvo la senadora Patricia Bullrich, a quien pidió que actúe como nexo con el Gobierno para abrir una mesa de trabajo sobre esta problemática. Sus palabras fueron acompañadas por el aplauso de un auditorio compuesto por pymes de todo el país.

Entre los puntos de preocupación expuestos por Rocca, destacó en primer lugar la caída del consumo interno, que marcó niveles inferiores a los de 2024 según datos de octubre mencionados en la presentación. En segundo término, alertó por el cierre de mercados para el acero argentino debido al incremento global de aranceles, una tendencia que, recordó, sí fue acompañada por países como Canadá, México y miembros de la Unión Europea. Y, finalmente, volvió sobre el punto que generó mayor tensión en los últimos meses: el ingreso de caños de origen chino destinados a la primera fase del proyecto Argentina GNL, lo que implicó el desplazamiento de Tenaris como proveedor.

El caso del gasoducto vinculó de manera directa el reclamo empresario con el impacto en la estructura productiva local. Según explicó el grupo en conversaciones con distintos actores del sector, el desarrollo de Vaca Muerta “no puede ser solo petróleo”, sino que debe sostener un entramado industrial capaz de fortalecer la cadena de valor y multiplicar el empleo asociado a la actividad energética. La posibilidad de perder licitaciones clave llevó incluso a advertir sobre eventuales consecuencias para la planta de Valentín Alsina, un símbolo del aporte industrial de Techint.

En ese contexto, Rocca celebró varias medidas económicas impulsadas por el Gobierno nacional —como la reducción de la inflación, la meta de déficit cero y las reformas laboral e impositiva—, a las que consideró “fundamentales” para la competitividad. Sin embargo, insistió en que esas mejoras deben complementarse con una política comercial activa que evite el deterioro de sectores estratégicos: energía, minería, agroindustria, automotriz e infraestructura.

Durante el evento, Rocca también presentó las perspectivas de inversión de Techint para los próximos años. El grupo prevé destinar unos US$ 2.600 millones en 2026, casi todos orientados al desarrollo del bloque de shale oil Los Toldos II Este, en el norte de Vaca Muerta. La expectativa es alcanzar los 70.000 barriles diarios en 2027, lo que representaría un salto relevante en la producción no convencional de la compañía.

Tras escuchar los planteos del empresario, la senadora Bullrich tomó la palabra con un tono moderado. “Lo tomo, vamos a analizarlo”, afirmó. Sostuvo que la actual administración no quiere repetir experiencias de “aperturas aceleradas” que dañaron al tejido productivo en el pasado. Sin embargo, aclaró que el Gobierno sí evalúa introducir mayor competencia en sectores donde los precios internos se encuentran muy por encima de los valores internacionales. “Estamos abiertos a un diálogo”, afirmó.

Bullrich también realizó una autocrítica sobre el desempeño económico del último año. Atribuyó el crecimiento menor al esperado a errores propios, a la “irresponsabilidad del Congreso” y a la “incertidumbre electoral”. Agregó que el desafío central del Gobierno es ahora trasladar los cambios macroeconómicos a la economía real. Para eso, anticipó, se enviarán al Congreso varios proyectos clave: el Presupuesto, la reforma laboral y la reforma impositiva.

La intervención de Rocca volvió a abrir el debate sobre cuál debe ser el ritmo y el alcance de la apertura comercial en un país que busca recuperar competitividad sin poner en riesgo a su industria. Mientras algunos sectores consideran indispensable reforzar la integración internacional para reducir costos y mejorar precios, otros sostienen que la competencia china, en particular, exige instrumentos de protección transitoria para evitar daños estructurales. La referencia del CEO de Techint al modelo estadounidense volvió a mostrar que, para parte del empresariado, la discusión ya no pasa solo por abrir o cerrar, sino por definir cómo, cuándo y para quiénes.

En un escenario global marcado por disputas comerciales crecientes, aranceles cruzados y reconfiguración de cadenas de valor, el planteo de Rocca se inscribe en un debate que excede a Techint y atraviesa a buena parte de la industria argentina. El Gobierno, por su parte, deberá equilibrar sus compromisos internacionales, las demandas de competitividad y las necesidades de protección sectorial en un año que se perfila como clave para definir el rumbo productivo del país.