El gobierno de Río Negro puso en marcha en los últimos días un operativo de control aéreo con drones para contener el avance de la tucura sapo, una plaga cíclica que amenaza los campos de la Región Sur y provoca severos daños sobre la cobertura vegetal. La intervención comenzó en establecimientos ubicados a unos 40 kilómetros al sur de Maquinchao, en el límite con Chubut, y resulta clave para proteger la producción ganadera en una zona donde el impacto de la plaga puede extenderse durante años. La información fue difundida por el medio especializado Más Producción.
La estrategia se apoya en el uso de drones de pulverización, una tecnología que permite atacar focos específicos con mayor precisión y rapidez que los métodos tradicionales. Con el acompañamiento de los productores locales, que identifican los principales “nidos” de tucura, el operativo alcanza un promedio de casi 100 hectáreas tratadas por día, un ritmo considerado relevante para una región de difícil acceso y grandes extensiones.
La tucura sapo es una plaga que se reactiva de manera cíclica, generalmente cada tres o cuatro años, luego de permanecer en estado latente en grietas del terreno, quebradas y pozos. Cuando emerge, avanza de forma masiva y deja un verdadero rastro de tierra arrasada, afectando pastizales naturales fundamentales para la actividad ovina y caprina.

El operativo se realiza de manera conjunta entre el Ente de Desarrollo de la Región Sur y la Subsecretaría de Ganadería Ovina y Caprina, Diversificación y Arraigo, con la participación directa de los productores, que aportan información clave sobre las zonas de mayor concentración de la plaga.
“Ya llevamos cuarenta hectáreas y nos quedan sesenta para la tarde”, explicó Ricardo Green, de la empresa Huella Cero, al finalizar una de las primeras jornadas de trabajo. El técnico detalló que la metodología ya fue aplicada en experiencias similares en Chubut, con resultados positivos en la reducción de la presión poblacional de la tucura, según consignó Más Producción.
Los drones utilizados pueden pulverizar hasta 20 hectáreas por hora. Para ello, se define previamente una poligonal de vuelo mediante herramientas como Google Earth, y luego un software planifica de forma automática el recorrido. “Uno después tiene que completar ciertos parámetros, como evitar cursos de agua, viviendas o núcleos poblacionales”, aclaró Green, en declaraciones reproducidas por el medio.
El subsecretario Juan Carlos Escobar destacó que la incorporación de drones marca un punto de inflexión en la lucha contra esta plaga en la Patagonia. “Hace más de 12 años que estos focos afectan la misma zona. Este año habían avanzado mucho, y por eso decidimos sumarnos al plan de lucha del Ente de Desarrollo de la Región Sur incorporando pulverización aérea con drones, una tecnología nueva para Patagonia”, señaló el funcionario, citado por Más Producción.
Escobar subrayó que el objetivo no es erradicar completamente la tucura, algo que hoy resulta inviable, sino realizar un control poblacional que limite su expansión y reduzca el daño sobre los campos. En ese sentido, explicó que se están utilizando productos aprobados por SENASA, como cipermetrina, deltametrina y lambdacialotrina, aplicados de manera focalizada.

Desde el gobierno provincial reconocieron que el operativo comenzó más tarde de lo ideal. Según explicaron, la ventana óptima de aplicación se ubica entre agosto y septiembre, cuando las condiciones climáticas y el estadio de desarrollo de la plaga permiten una mayor efectividad. Sin embargo, la falta de disponibilidad de equipos de pulverización aérea obligó a iniciar el ataque recién en esta etapa.
“La ventana ideal de aplicación hubiera sido entre agosto y septiembre, pero los equipos no estaban disponibles en ese momento”, admitieron desde el Ejecutivo rionegrino, de acuerdo a lo informado por Más Producción.
Escobar fue más allá y planteó la necesidad de revisar la planificación futura. “Este operativo nos permite repensar cómo organizarnos para llegar antes y con más herramientas. La anticipación va a ser clave”, afirmó.
Uno de los puntos centrales del operativo es la participación activa de los productores. Son ellos quienes detectan los focos iniciales y señalan las áreas críticas para la intervención aérea. Para el gobierno, ese involucramiento resulta determinante para mejorar los resultados.
“Hay productores a los que todavía les cuesta involucrarse, pero este trabajo demuestra que cuando se organizan y participan, los resultados son mejores. Nosotros acompañamos a quienes deciden enfrentar la plaga de manera conjunta”, sostuvo Escobar, en declaraciones citadas por Más Producción.
La experiencia en la zona de Yama Niyeo, donde se concentra parte del operativo, refuerza la idea de que el control temprano y coordinado puede reducir significativamente el impacto de la tucura sobre los campos, evitando pérdidas mayores en la disponibilidad de forraje.
El avance de la tucura sapo no solo genera un perjuicio económico directo para los productores ganaderos, sino que también tiene consecuencias ambientales. La destrucción de la cobertura vegetal favorece la erosión del suelo y deteriora ecosistemas frágiles, característicos de la estepa patagónica.
En una región donde la ganadería extensiva depende casi exclusivamente de los pastizales naturales, cada brote de la plaga representa un riesgo para la sustentabilidad productiva. Por eso, desde el Ente Región Sur remarcan que el uso de drones permite un enfoque más selectivo, con menor impacto colateral que las aplicaciones masivas realizadas en el pasado.

El operativo actual es visto por las autoridades como un punto de partida para ordenar una estrategia provincial de control de tucuras. La idea es avanzar hacia un esquema que combine detección temprana, disponibilidad de equipos, capacitación y participación activa de los productores.
“Lo importante es que Río Negro está ordenando su estrategia y acompañando a los productores que quieren cuidar sus campos”, concluyó Escobar. Según indicaron desde el gobierno, la experiencia acumulada en esta campaña permitirá mejorar la respuesta en futuros ciclos de reaparición de la plaga.
Mientras tanto, los drones continúan sobrevolando la estepa del sur rionegrino, en un intento por frenar un avance que, de no ser controlado, puede comprometer por años la productividad de una de las zonas más sensibles de la Patagonia, según informó Más Producción.