La industria de la maquinaria agrícola llega a 2026 con señales de alivio, aunque lejos de una recuperación plena. Según información publicada por Agrolatam.com, las empresas multinacionales nucleadas en la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT) reconocen una mejora parcial en las ventas tras una buena campaña agrícola, pero subrayan que los obstáculos estructurales continúan condicionando el crecimiento del sector.
El diagnóstico es compartido: hay optimismo moderado, pero persisten factores que desalientan la inversión y retrasan la modernización del parque de maquinaria en la Argentina.
Un parque envejecido que limita la competitividad
Uno de los datos que más preocupa a la industria es la antigüedad de los equipos en uso. De acuerdo con AFAT, cerca del 80 % de los tractores tiene más de 15 años y una proporción similar de las cosechadoras supera los 10 años de antigüedad. Este atraso tecnológico impacta de manera directa en la eficiencia productiva y amplía la brecha frente a otros países de la región.
Desde el sector advierten que, en un contexto donde la agricultura exige mayor precisión y eficiencia, la falta de renovación limita la capacidad del productor para competir en los mercados globales.
Capacidad productiva subutilizada
La industria local cuenta con una capacidad instalada significativa: podría fabricar unas 4.000 cosechadoras, 11.600 tractores, 850 pulverizadoras y hasta 86.000 motores por año. Sin embargo, ese potencial está lejos de ser aprovechado.
A pesar de emplear a más de 15.000 trabajadores, el mercado interno continúa mostrando restricciones que impiden una expansión sostenida. Entre los principales condicionantes, las empresas señalan la elevada carga impositiva, las altas tasas de financiamiento, la volatilidad macroeconómica y la competencia desigual frente a equipos importados.
Patentes en alza, pero sin despegue
Los datos de patentamientos muestran una leve recuperación respecto de 2025, aunque insuficiente para hablar de un cambio de tendencia. Entre enero y noviembre se registraron 4.882 tractores, un 2 % más que el año anterior; 688 cosechadoras, con un crecimiento del 21 %; y 618 pulverizadoras, un 3 % por encima del período previo.
Según consignó Agrolatam.com, estas cifras reflejan un respiro para el sector, pero no alcanzan para dinamizar el recambio tecnológico que necesita la agricultura argentina.
Qué espera la industria para 2026
De cara al próximo año, los fabricantes hablan de un escenario “tímidamente positivo”, asociado a la expectativa de mayor estabilidad y reglas de juego más previsibles. Sin embargo, remarcan que la recuperación dependerá en gran medida del acceso a financiamiento competitivo, de una presión fiscal más razonable y de políticas que promuevan la integración nacional de componentes.
En un comunicado conjunto, las empresas ratificaron su compromiso con el desarrollo industrial argentino, la innovación y la articulación con la cadena agropecuaria. El objetivo, señalaron, es acompañar al productor en un ciclo donde la eficiencia y la tecnología serán determinantes.
Un año bisagra para el sector
Así, 2026 se perfila como un año clave para la maquinaria agrícola. Existe margen para recuperar terreno perdido, pero también el riesgo de profundizar el atraso tecnológico si no se corrigen los factores estructurales que hoy frenan la inversión.
Tal como advierte el sector a través de Agrolatam.com, el desafío será transformar las señales positivas en un proceso sostenido de crecimiento que permita modernizar equipos, fortalecer la industria nacional y mejorar la competitividad del agro argentino.
