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El Programa Paisaje Productivo Protegido (PPP) amplió su alcance territorial y llegó a Tierra del Fuego con la adhesión de tres establecimientos ganaderos. La iniciativa, impulsada por ProYungas, busca integrar producción y conservación de la biodiversidad a escala de paisaje. La información fue dada a conocer por ProYungas, en un reporte firmado por la periodista Patricia Escobar, para el sitio Argentina Forestal.
La incorporación de las estancias El Roble, Pirinaica y San Pablo marca un hito para el programa, que extiende su presencia al extremo austral del país y del mundo, en una región reconocida por la calidad de sus ecosistemas, pero también por su alta vulnerabilidad ambiental.
Tierra del Fuego alberga algunos de los ambientes mejor conservados de la Argentina. Sin embargo, las condiciones climáticas extremas y su ubicación geográfica incrementan la exposición de estos ecosistemas a impactos tanto naturales como antrópicos.
En este contexto, el PPP propone un modelo de gestión territorial que combina la actividad productiva con la protección de la naturaleza y de los servicios ecosistémicos asociados. El enfoque apunta a demostrar que la producción ganadera puede desarrollarse de manera compatible con la conservación, especialmente en regiones donde el uso extensivo del paisaje es la regla.
Según datos difundidos por ProYungas, el Programa Paisaje Productivo Protegido cuenta actualmente con 63 empresas adheridas en Argentina, Bolivia, Chile y Paraguay. En conjunto, alcanza cerca de 3 millones de hectáreas, de las cuales más del 40 % corresponden a áreas naturales que las propias empresas protegen a escala de paisaje.
Este crecimiento permite visibilizar el rol del sector privado como actor clave en la preservación de la biodiversidad, integrando criterios ambientales en sus modelos de gestión productiva.
La provincia de Tierra del Fuego posee una superficie de 2,07 millones de hectáreas, de las cuales el 58,4 % se encuentra en manos privadas. Dentro de ese territorio existen más de 712.000 hectáreas de bosque nativo, con más de la mitad bajo gestión privada y con distintos niveles de conservación.
Además, gran parte de la biodiversidad provincial se localiza en predios productivos, lo que vuelve indispensable la participación de los productores en cualquier estrategia de manejo ambiental sostenible. En la ganadería fueguina, el uso extensivo del territorio, con rotación de pastoreos y mantenimiento de pasturas naturales y bosques, resulta clave para ese equilibrio.
“Desde el inicio del programa Paisaje Productivo Protegido tuvimos la ambición de expandir el concepto más allá del Norte Grande y siempre vimos a la Patagonia como un espacio ideal donde se produce y se conserva naturaleza en grandes extensiones”, señaló Alejandro Brown, presidente de ProYungas, en declaraciones difundidas por la organización.
Brown destacó que la adhesión de productores fueguinos confirma que la ganadería ovina y bovina puede desarrollarse en armonía con la conservación del patrimonio natural del territorio austral.
Con el apoyo de la Asociación Rural de Tierra del Fuego y del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), se formalizó la incorporación de más de 40.000 hectáreas al programa.
Estancia El Roble, ubicada a 44 kilómetros de Río Grande, es una de las más tradicionales de la isla. Gestionada por Verónica Pechar, combina ganadería responsable y esquemas de manejo regenerativo. El 42 % de su superficie está cubierta por bosques nativos, monitoreados junto al CADIC-CONICET desde 2017.
Estancia Pirinaica, propiedad de Jorge Sevillano y Silvia Martínez, cuenta con más de 21.600 hectáreas que integran bosques de lenga y ñire, turberas, arbustales y pastizales bien conservados. El establecimiento se destaca por la mejora genética de su rodeo Hereford y por estudios de conservación realizados junto al CADIC-CONICET, incluyendo investigaciones sobre herbivoría de especies nativas como el guanaco.
Estancia San Pablo, situada a 113 kilómetros de Río Grande, posee casi 6.000 hectáreas y una larga historia de uso productivo. Bajo la gestión de Lucila Apollinaire, presidenta de la Asociación Rural de Tierra del Fuego, el establecimiento implementa prácticas de manejo responsable para proteger bosques nativos que albergan especies vegetales únicas. Además, mantiene vínculos con el INTA y el CADIC-CONICET y es un referente en agroturismo sustentable.
Un modelo con proyección a largo plazo
La llegada del PPP a Tierra del Fuego refuerza la idea de que la conservación a gran escala solo es posible con la participación activa del sector productivo. La experiencia de estas estancias muestra que es viable combinar ganadería, ciencia y cuidado ambiental, incluso en uno de los territorios más extremos del país.
