El Gobierno argentino anunció este lunes un ajuste del esquema de bandas cambiarias que comenzará a regir a partir del 1 de enero, en un movimiento respaldado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y orientado a fortalecer el marco monetario y cambiario y a acumular reservas internacionales. La decisión llega en un contexto de alta volatilidad cambiaria y creciente presión sobre la inflación, con el objetivo de estabilizar la economía antes de las elecciones de 2027.
El nuevo esquema establece que las bandas de flotación del tipo de cambio se actualizarán en función de la inflación de los dos meses previos. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el índice de precios al consumidor (IPC) subió 2,5% en noviembre, lo que implicará un techo de $1.565 para el dólar.
El FMI celebró la medida. Julie Kozack, vocera del organismo, expresó en su cuenta de X: "Celebramos el reciente acceso al mercado y las medidas anunciadas para fortalecer el marco monetario y cambiario, reconstituir los colchones de reservas e impulsar reformas que impulsen el crecimiento. Estamos colaborando estrechamente con las autoridades argentinas en la implementación de estas importantes medidas".
La actualización de las bandas busca dar mayor flexibilidad al tipo de cambio, permitiendo al Banco Central acumular reservas sin presionar la inflación de manera inmediata. Según declaraciones oficiales, la intención es incrementar la demanda de dinero, aumentando la cantidad de dinero en circulación sin generar efectos inflacionarios significativos.
En paralelo, el Banco Central implementará compras de reservas dentro de las bandas con un tope del 5% del volumen diario del mercado de cambios, con una meta inicial de US$ 10.000 millones en función de los flujos de la balanza de pagos. Estas compras podrían alcanzar entre US$ 3.500 millones y US$ 6.000 millones en 2026, según cálculos de distintas consultoras.
El dólar minorista descendió a $1.465 desde los $1.515 registrados antes de las elecciones, aunque los analistas destacan un debilitamiento del ancla cambiaria para contener la inflación. Según Pablo Guidotti, exviceministro de Economía, "Si la inflación baja, el ajuste de las bandas va ir bajando. Ahora, si la inflación sube, vas a tener comentarios de que ahora se devalúa más rápido, en realidad se flexibiliza más el tipo de cambio y eso requiere que el Banco Central use más la tasa de interés para su política monetaria y que esa sea el ancla".
El presidente de Analytica, Ricardo Delgado, señaló que el nuevo techo establece un “piso” para el proceso de desinflación, que se había detenido en los últimos meses tras pasar de un ritmo del 1,6% mensual en junio al 2,5% en noviembre. En su opinión, "esto es un reconocimiento bastante explícito de que el régimen de bandas, tal como estaba configurado, no estaba funcionando. No permitía acumular, no permitía ordenar la cuenta corriente y eso implica ir ahora hacia un target de tipo de cambio real ajustado por inflación de dos periodos previos".
Por su parte, Martín Rapetti, director de Equilibra, explicó que el ajuste refleja un menor énfasis en la desinflación: "El esquema de bandas ajustado al 1% conducía a una apreciación real del peso que lo tornaba insostenible hasta las elecciones de 2027. Este cambio refleja un menor énfasis en el objetivo de desinflación. Es fácil verlo: el tipo de cambio deja de moverse por debajo de la inflación y pasa a moverse igual a la inflación pasada. Se agrega un elemento de inercia inflacionaria".
La hoja de ruta económica presentada por el ministro de Economía, Luis Caputo, incluye la actualización de las bandas y la implementación de un programa de compras de reservas, con el objetivo de volver a los mercados en enero para refinanciar deuda y acumular reservas adicionales. Según informaron fuentes oficiales, el Gobierno necesita que el riesgo país descienda por debajo de los 600 puntos para lograr estas operaciones, un nivel que aún no se ha alcanzado pese a la colocación reciente de bonos por US$ 1.000 millones en el mercado local.
En declaraciones a inversores en Nueva York durante noviembre, Caputo anticipó la posibilidad de actualizar el esquema cambiario, en contraste con afirmaciones previas de que las bandas estaban "bien calibradas". La medida busca, según el Gobierno, estabilizar el tipo de cambio y fortalecer las reservas, frente a una deuda que en 2026 alcanzará casi US$ 14.000 millones, y considerando las crecientes importaciones y compras para ahorro privado.
La decisión oficial también incluye un seguimiento diario de las bandas por parte del Banco Central, que actuará dentro de los límites establecidos para comprar o vender dólares, buscando mantener la estabilidad cambiaria y proteger la posición de reservas internacionales del país.
Según Clarín, con estas medidas, el Gobierno busca acomodar la economía a un tipo de cambio más flexible, fortaleciendo la capacidad del Banco Central para intervenir en el mercado, al tiempo que mantiene la meta de reservas y aspira a reducir riesgos financieros de cara a 2026 y las elecciones de 2027.