La temporada de langostino en aguas provinciales de Chubut atraviesa días de atención creciente luego de que, en la madrugada, un buque de la flota fresquera costera que opera desde Rawson realizara un lance que terminó en descarte total. El episodio ocurrió a las 05:40, en el primer lance del día, y fue informado desde la propia embarcación. Si bien se trata de una muestra puntual, el hecho volvió a poner sobre la mesa el impacto operativo, económico y ambiental del bycatch en un tramo clave de la zafra, justo antes del receso navideño.
El registro resulta relevante porque un lance sin incorporación de producto al circuito comercial implica consumo de combustible, tiempo de pesca, esfuerzo de tripulación y desgaste de artes, sin contrapartida de descarga útil. A ello se suma el impacto sobre la biomasa incidental, un aspecto central para la sostenibilidad de una pesquería que cuenta con certificaciones y estándares ambientales exigentes.
Desde ámbitos operativos del sector se subraya, no obstante, que la variabilidad interanual es parte de la dinámica conocida de la pesquería y que no todas las temporadas presentan el mismo comportamiento que la 2024/2025. Cambios en la distribución y en la condición del recurso pueden incidir de manera directa en la conformación de los lances, aun dentro de una misma marea.
En ese marco, se viene mencionando como hipótesis de trabajo la posibilidad de un desfasaje temporal entre la zafra de langostino en aguas nacionales y la evolución del recurso en jurisdicción provincial. Bajo esa lectura, modificaciones en el calendario efectivo de presencia, disponibilidad o condición del langostino podrían estar influyendo en los resultados que encuentra la flota costera en determinados momentos de la temporada, elevando la probabilidad de lances con bajo rendimiento comercial.

La discusión se conecta con el interés por ampliar información biológico-pesquera a partir de la viabilidad solicitada por el Consejo Federal Pesquero (CFP) al INIDEP para realizar prospecciones en áreas señaladas como relevantes por armadores con trayectoria. Entre las zonas mencionadas aparece la franja este lindera al Golfo de San Matías, con extensión hasta el meridiano 62, entre los paralelos 41 y 43, y el sector conocido como “el martillo” de la subárea 6. Según referencias históricas del sector empresario, allí se observaría el ingreso temprano del langostino antes de su consolidación en aguas territoriales.
La lógica operativa de ese planteo es concreta: una prospección permitiría relevar presencia, distribución y condición del recurso, aportando evidencia para ajustar decisiones de manejo y estrategia de pesca en un contexto donde las señales de calidad no se presentan de manera uniforme. En términos prácticos, el objetivo es reducir la incertidumbre sobre dónde y cuándo se encuentra el langostino con aptitud de proceso, evitando que la operatoria derive en lances sin descarga útil.
Este análisis cobra mayor relevancia a la luz del receso previsto por las festividades de Navidad y fin de año, establecido del 22 al 26 de diciembre y del 30 de diciembre al 1 de enero, inclusive. Evaluar si ese parate resulta oportuno y adecuado para la conservación del recurso y para la eficiencia de la flota es parte del debate que se abre a partir de episodios como el registrado.

Los operadores remarcan que la muestra del primer lance del día no describe por sí sola el comportamiento de toda la flota ni de toda la temporada. Sin embargo, funciona como indicador de situación: en determinados momentos, aun con maniobras completadas y condiciones de operación normales, pueden darse lances que no se traducen en capturas comercializables.
En un escenario atravesado por variación interanual y por un calendario de zafra que podría no estar plenamente alineado entre jurisdicciones, el seguimiento sistemático de estos episodios y la eventual incorporación de información por prospección aparecen como herramientas clave para comprender mejor el comportamiento del recurso. La meta compartida es orientar la actividad con mayor previsibilidad, reducir el bycatch y sostener en el tiempo una pesquería que es estratégica para la economía provincial y para el entramado productivo del litoral chubutense.