Paraguay apunta a consolidar su perfil inversor y buscará en 2026 el tercer grado de inversión

El presidente de Paraguay, Santiago Peña, fijó como objetivo central de su Gobierno para 2026 la obtención del tercer grado de inversión, el reconocimiento crediticio que aún resta por parte de la agencia Fitch Ratings, luego de haberlo alcanzado recientemente con Standard & Poor’s y Moody’s. El anuncio fue realizado esta semana en Asunción, y resulta relevante porque consolida la estrategia del país para atraer inversiones, reducir el costo del financiamiento y sostener un sendero de crecimiento económico elevado, según informó Infobae.

Consultado por la prensa, Peña fue explícito respecto del desafío que se plantea su administración. “Buscamos el triplete, el tercer grado de inversión. El único que nos falta es el de Fitch y creemos que se va a dar en el año 2026”, afirmó el mandatario tras participar de la III Reunión de Jefes de Misión de las Representaciones Diplomáticas y Consulares del Paraguay, un encuentro clave para alinear la política exterior con los objetivos económicos del Gobierno.

Paraguay logró en los últimos meses un hito largamente buscado al ingresar al club de países con grado de inversión, una categoría que distingue a las economías consideradas confiables por los mercados financieros internacionales. Para Peña, sin embargo, ese avance no marca un punto de llegada. “El grado de inversión no es un punto final, sino de inicio”, sostuvo, y remarcó que estas calificaciones permiten acelerar la toma de decisiones de los inversores, al reducir la percepción de riesgo y ampliar el universo de fondos habilitados para invertir en el país.

El jefe de Estado anticipó que el Gobierno buscará profundizar las reformas y sostener la disciplina macroeconómica para consolidar esa confianza. “En 2026 vamos a ir por más”, señaló, en referencia tanto a la calificación crediticia como a las metas de crecimiento económico.

Las proyecciones oficiales apuntan a un desempeño robusto de la economía paraguaya. Peña afirmó que el Ejecutivo aspira a que el crecimiento supere el 6%, tras un 2025 que ya se proyecta con números positivos. En esa línea, destacó la implementación del plan “Paraguay 2X”, una hoja de ruta de largo plazo que busca duplicar el Producto Interno Bruto en la próxima década, apoyada en una tasa de expansión anual cercana al 7%.

La estrategia combina estabilidad fiscal, reglas claras y apertura a la inversión, con el objetivo de posicionar a Paraguay como uno de los polos de crecimiento más dinámicos de la región. El Gobierno sostiene que el grado de inversión es una herramienta clave para bajar el costo del crédito soberano, facilitar el financiamiento de obras de infraestructura y potenciar la llegada de capitales productivos.

El reciente reconocimiento de Standard & Poor’s fue un respaldo significativo a ese rumbo. La agencia elevó la calificación soberana de Paraguay a BBB- con perspectiva estable, un escalón que marca el ingreso formal al grado de inversión dentro de su escala. Según explicó el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández, la decisión respondió a factores como las reformas encaradas por el Gobierno, la convergencia fiscal, la efectividad de la política monetaria y las perspectivas de crecimiento del país.

Desde el Palacio de Gobierno subrayan que Paraguay exhibe indicadores macroeconómicos sólidos en comparación con otros países de la región, con niveles de deuda pública moderados, inflación contenida y un sistema financiero estable. Ese cuadro explica, en parte, la mejora en la percepción de riesgo y el interés creciente de inversores internacionales.

En el plano diplomático, Peña busca que las embajadas y consulados funcionen como vehículos activos de promoción económica, alineando la política exterior con la estrategia de desarrollo. La reunión de jefes de misión, en ese sentido, tuvo como eje la necesidad de comunicar el nuevo perfil del país y facilitar el desembarco de proyectos de inversión.

La expectativa en torno a Fitch es central para el próximo año. La obtención de su grado de inversión completaría el reconocimiento de las tres grandes calificadoras internacionales, un logro que pocos países de América del Sur mantienen de manera simultánea. Para el Gobierno paraguayo, ese “triplete” consolidaría una señal de previsibilidad y confianza a largo plazo.

Más allá de las calificaciones, el desafío será sostener el crecimiento en un contexto regional volátil, marcado por tensiones financieras y políticas en varios países vecinos. Peña confía en que la combinación de orden macroeconómico, apertura comercial y promoción de inversiones permita a Paraguay diferenciarse y captar oportunidades.

Con la mira puesta en 2026, el Ejecutivo paraguayo apuesta a transformar el reconocimiento financiero en inversión real, empleo y expansión productiva. El grado de inversión aparece así no solo como un sello de calidad crediticia, sino como una pieza central del proyecto económico que el Gobierno busca consolidar en los próximos años.