La Unión Europea puso en marcha una estrategia comercial y promocional de gran escala para incrementar la presencia de manzanas europeas en Brasil, uno de los mayores mercados de consumo de América del Sur. La iniciativa, denominada “Have an Apple Day! Get to know high quality apples from the EU”, apunta a consolidar ventas sostenidas en un país de más de 210 millones de habitantes, en un contexto de creciente competencia internacional y de necesidad europea de colocar excedentes frutícolas fuera de su mercado interno. El movimiento representa un desafío directo para Chile y Argentina, los principales proveedores externos históricos del mercado brasileño, según informó Más Producción de LM Neuquén.
La ofensiva europea no es coyuntural. Se trata de una campaña trienal, cofinanciada por el bloque comunitario, que combina promoción al consumidor, acciones comerciales con importadores, presencia en ferias, campañas digitales, trabajo con medios e influencers y misiones técnicas a Europa para actores clave del mercado brasileño. El objetivo es claro: ganar participación de mercado, reforzar la imagen de calidad y trazabilidad de la manzana europea y posicionarla como una opción estable y confiable frente a otras procedencias.

Brasil aparece como un destino prioritario dentro de esa estrategia. Si bien es un productor relevante de manzanas en el hemisferio sur, su oferta local no logra cubrir la demanda durante todo el año, lo que abre ventanas de importación, especialmente en determinados momentos de la temporada. Para Europa, que produce entre 11 y 12 millones de toneladas anuales, diversificar destinos resulta clave para reducir la dependencia del consumo interno y de mercados tradicionales que hoy enfrentan barreras comerciales, sanitarias o logísticas.
Desde el punto de vista productivo, la campaña pone énfasis en las condiciones agroclimáticas de las zonas frías europeas, donde la maduración lenta del fruto permite obtener manzanas de pulpa firme, buena crocancia y sabores intensos. Estos atributos son presentados como factores diferenciales frente a otras ofertas ya consolidadas en Brasil, en una narrativa que combina calidad sensorial, seguridad alimentaria y sostenibilidad.
En el mapa europeo, Polonia, Italia y Francia concentran cerca de dos tercios de la producción total de manzanas de la UE, lo que les otorga una alta capacidad de respuesta comercial y logística. Esa escala productiva permite sostener volúmenes constantes y programas de abastecimiento que resultan atractivos para grandes cadenas y distribuidores brasileños.
Hasta ahora, el mercado brasileño de manzanas importadas estuvo claramente liderado por Chile y Argentina, países que aprovecharon la cercanía geográfica, la complementariedad estacional y una relación comercial de largo plazo. Para 2025, se estima que Chile exportará alrededor de 100.000 toneladas de manzanas a Brasil, mientras que Argentina enviará unas 40.000 toneladas, consolidándose como los principales abastecedores externos del país.
La irrupción europea, sin embargo, podría modificar ese equilibrio. Una mayor disponibilidad de fruta del Viejo Continente, respaldada por una campaña promocional intensa y recursos institucionales, tiende a presionar precios y a elevar los estándares de competencia. El desafío ya no se limita al costo logístico o al precio FOB, sino que incorpora variables como certificaciones, huella ambiental, trazabilidad y percepción de calidad, dimensiones en las que Europa construyó una narrativa sólida ante los consumidores.
Para los exportadores sudamericanos, el escenario obliga a redefinir estrategias. Mantener participación en Brasil implicará reforzar la diferenciación, optimizar costos logísticos, mejorar la eficiencia comercial y profundizar vínculos con importadores y cadenas de distribución. En un mercado cada vez más sofisticado, la relación de largo plazo y la capacidad de abastecimiento confiable serán tan importantes como el precio.

Uno de los ejes centrales de la campaña europea es la comunicación de los estándares productivos. Las manzanas de la UE se producen bajo normativas estrictas de inocuidad y sostenibilidad, con sistemas que garantizan trazabilidad completa desde el huerto hasta el consumidor final. Este mensaje apunta a un consumidor brasileño cada vez más atento al origen de los alimentos, su impacto ambiental y las condiciones de producción.
Durante los próximos tres años, la campaña desplegará acciones B2B y B2C. Entre ellas se incluyen eventos sectoriales, activaciones en puntos de venta, campañas digitales informativas, reuniones con importadores y distribuidores, y viajes de estudio a Europa para mostrar de primera mano los procesos productivos. El objetivo no es solo vender fruta, sino construir confianza y posicionar a la manzana europea como un producto de valor agregado.
Desde la perspectiva del consumidor brasileño, la mayor competencia podría traducirse en más opciones y precios más competitivos. Para los países exportadores tradicionales, en cambio, el movimiento europeo implica un cambio de escenario en uno de sus mercados más importantes.
En síntesis, la ofensiva de la Unión Europea sobre Brasil marca un punto de inflexión en el comercio internacional de manzanas en la región. Con respaldo institucional, escala productiva y una estrategia de promoción integral, Europa busca ganar espacio en un mercado históricamente dominado por Chile y Argentina. El resultado final dependerá de la capacidad de los actores regionales para adaptarse, diferenciarse y sostener su competitividad en un negocio cada vez más global y exigente.