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Las exportaciones del sector energético argentino superaron los USD 10.000 millones entre enero y noviembre de 2025, impulsadas por el fuerte crecimiento de la producción de petróleo y gas no convencional en Vaca Muerta, un desempeño que permitió consolidar un superávit comercial energético de USD 6.911 millones y reforzó el aporte de divisas en un contexto de precios internacionales más bajos. El dato surge de información oficial de la Secretaría de Energía y del INDEC, y fue difundido por Infobae.
En noviembre, la balanza energética registró un saldo positivo de USD 858 millones, explicado principalmente por el salto de las exportaciones del rubro, que alcanzaron USD 1.008 millones, un 52,8% más que en el mismo mes de 2024. Este resultado confirmó que el sector energético no solo dejó atrás el histórico déficit, sino que se consolidó como uno de los principales pilares del comercio exterior argentino.
Según el último informe del Intercambio Comercial Argentino publicado por el INDEC, hasta noviembre las exportaciones totales del país estuvieron encabezadas por las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), con el 35,2% del total, seguidas por las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), con el 26,8%, los Productos Primarios (PP), con el 25,4%, y el rubro Combustibles y Energía, que ya explica el 12,6% de las ventas externas. Dentro de este último segmento, los aceites crudos de petróleo representaron el 7,6% del total exportado, ubicándose entre los principales productos enviados al exterior junto con la harina y pellets de soja y el maíz.
El desempeño del sector energético fue aún más contundente al analizar el balance específico de combustibles minerales y productos derivados. En noviembre, este rubro cerró con un superávit de USD 765 millones, frente a los USD 431 millones registrados en igual mes de 2024. Las exportaciones crecieron 62,4% interanual, impulsadas por un incremento de USD 355 millones en las ventas de crudo, mientras que las importaciones avanzaron apenas 8,2%, reflejando una menor dependencia del abastecimiento externo.
En el acumulado de enero a noviembre, las exportaciones energéticas sumaron USD 10.008 millones, con un crecimiento del 15,6% frente a 2024. El principal motor fue el aumento del 25,1% en los despachos de aceites crudos de petróleo, mientras que las importaciones del sector cayeron 18,6%, hasta USD 3.097 millones. Esta combinación permitió que la balanza energética acumule un superávit cercano a los USD 7.000 millones en lo que va del año.
El impacto positivo fue destacado por el titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, Nadin Argañaraz, quien explicó que “la balanza energética lleva en el año un aporte extra de USD 2.061 millones en relación a 2024, ya que pasó de USD 4.850 millones a USD 6.911 millones”. Según detalló, en los primeros once meses del año el mayor ingreso de dólares se explicó por USD 1.352 millones adicionales de exportaciones y USD 709 millones de ahorro en importaciones.
Argañaraz también subrayó el rol de los precios y las cantidades. “El efecto precio generó una pérdida de USD 1.106 millones respecto a igual período de 2024. Dado un efecto cantidad positivo de USD 2.458 millones extras, el saldo fue positivo por USD 1.352 millones”, indicó. En cuanto a las importaciones, agregó que “por el menor precio de la energía importada se ahorraron USD 587 millones y por la menor cantidad importada, USD 122 millones”.
Detrás de estos números aparece con claridad el desempeño de Vaca Muerta, que continúa en un proceso de expansión productiva acelerada. Desde la Secretaría de Energía remarcaron que en noviembre la formación neuquina produjo 575.400 barriles diarios de petróleo, un 32,9% más que en el mismo mes de 2024. En gas natural, el crecimiento también se mantuvo, con una suba interanual del 3,4%.
El salto productivo se reflejó en un récord histórico de extracción de crudo. En octubre, la producción total de petróleo en la Argentina alcanzó los 859.500 barriles diarios, superando el máximo previo registrado en mayo de 1998, cuando se habían contabilizado 858.329 barriles diarios. El nuevo hito, que no se superaba desde hacía 27 años, consolidó al país como un actor relevante en la región.
El principal factor detrás de este récord fue, nuevamente, Vaca Muerta. En octubre, la formación ubicada en Neuquén aportó 567.500 barriles diarios, lo que representó cerca del 66% del total nacional de ese mes. Ese volumen permitió compensar la caída del segmento convencional y reafirmó el protagonismo del petróleo no convencional dentro de la matriz energética argentina.
En la actualidad, Vaca Muerta explica alrededor del 60% de la producción total de petróleo del país, con una tasa de crecimiento anual cercana al 30%, mientras que los yacimientos convencionales muestran una caída del 7% interanual. Este cambio estructural es uno de los elementos centrales para entender el giro de la balanza energética y el nuevo rol del sector en la economía nacional.
Desde el Gobierno destacan que la eliminación de retenciones al sector energético, anunciada en los últimos meses, podría acelerar aún más el proceso de inversión y producción, reforzando la capacidad exportadora y el ingreso de divisas en 2026. La expectativa oficial es que, con más infraestructura y mayor volumen, la energía se consolide como uno de los principales generadores de dólares de la Argentina, junto al complejo agroindustrial.
En un escenario internacional marcado por la volatilidad de precios y la necesidad de divisas, el desempeño de Vaca Muerta aparece como un factor decisivo para el equilibrio macroeconómico. El superávit energético no solo compensó parte de las presiones externas, sino que permitió mejorar el saldo comercial total y reducir la dependencia de importaciones de combustibles.
Así, el cierre de 2025 confirma que el boom energético dejó de ser una promesa y se convirtió en un resultado tangible: más producción, más exportaciones y un aporte neto de dólares que empieza a modificar la estructura histórica del comercio exterior argentino. Con Vaca Muerta como protagonista, el sector energético se posiciona como uno de los ejes centrales del crecimiento económico hacia los próximos años.
