Toros que comen menos y rinden más: la genética Hereford suma datos clave para la ganadería del futuro

Por primera vez en la Argentina, un estudio integral sobre reproductores jóvenes de la raza Hereford logró combinar en una misma evaluación la eficiencia en el uso del alimento, el desempeño productivo y variables ambientales, un enfoque que marca un punto de inflexión en la forma de analizar la genética bovina. La investigación se desarrolló durante la campaña 2024-2025, involucró a más de 70 toritos de nueve cabañas y fue realizada por el INTA en el marco de un convenio con Hereford Argentina, con el objetivo de generar información estratégica para una ganadería más eficiente y sostenible.

El trabajo, conocido como Prueba de Consumo Residual Hereford 2024-2025, se llevó adelante en la Experimental del INTA Cesáreo Naredo y permitió, por primera vez, clasificar toritos Hereford a nivel nacional según su eficiencia alimenticia, un indicador central para reducir costos y mejorar la competitividad de los sistemas productivos. La relevancia del estudio radica en que la alimentación explica una parte sustancial del gasto total en la producción de carne vacuna, por lo que identificar animales capaces de producir igual o más con menor consumo representa una ventaja concreta para los productores.

Según informó Infobae, el eje técnico del ensayo fue la medición del índice de consumo residual (RFI), una herramienta que compara cuánto come un animal respecto de lo esperado para su nivel de producción y peso. Los resultados mostraron contrastes marcados entre individuos: entre el toro más eficiente y el menos eficiente se registró una diferencia de 1,85 kilos diarios de consumo, aun cuando ambos alcanzaron desempeños productivos similares.

Durante el período de evaluación, los animales ganaron en promedio 86,5 kilos, con máximos de 112,5 kilos, mientras que la conversión alimenticia osciló entre 4,94 y 9,76 kilos de materia seca por kilo producido. Estos rangos evidencian la magnitud de las diferencias individuales y refuerzan el valor de contar con mediciones objetivas para orientar la selección genética, especialmente en sistemas donde la eficiencia es un factor decisivo.

Uno de los aspectos más innovadores del trabajo fue la incorporación, por primera vez en el país y en la raza Hereford, de mediciones individuales de gases asociados al proceso digestivo. Este registro permitió vincular la eficiencia productiva con variables ambientales, un enfoque alineado con las nuevas demandas del mercado y de las políticas públicas vinculadas a la sostenibilidad. Los datos preliminares mostraron la existencia de toritos que combinan bajo consumo residual, mayores ganancias de peso y menores niveles de emisión, una combinación que abre nuevas oportunidades para la mejora genética con enfoque ambiental.

El ensayo se apoyó en comederos automáticos de registro individual, que permitieron un seguimiento preciso del consumo diario de cada animal, junto con controles periódicos de peso y análisis nutricionales. Esta metodología aportó un nivel de detalle inédito en pruebas de este tipo y sentó las bases para construir series de datos comparables entre campañas.

Desde el INTA destacaron que se trata de un proceso en construcción. Los primeros resultados ya están disponibles para las cabañas participantes y para la asociación de criadores, pero el objetivo de mediano plazo es ampliar la base de datos, incorporar nuevas líneas genéticas y comparar distintas ediciones del ensayo. La acumulación de información permitirá aumentar la precisión de las evaluaciones y proyectar mejoras sostenidas en los rodeos comerciales.

El trabajo conjunto entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y Hereford Argentina se inscribe en una tendencia global que busca integrar productividad y ambiente en una misma ecuación. En un contexto de márgenes ajustados y crecientes exigencias ambientales, contar con reproductores más eficientes se vuelve una herramienta estratégica para toda la cadena cárnica.

La experiencia también aporta información de valor para la discusión sobre la huella ambiental de la ganadería, al mostrar que es posible avanzar en mejoras productivas sin aumentar —e incluso reduciendo— los impactos asociados. En ese sentido, el ensayo no solo ofrece respuestas para la selección genética actual, sino que plantea un camino de largo plazo para una ganadería basada en datos, mediciones rigurosas y decisiones técnicas.

Con eficiencia, producción y ambiente dialogando en una misma prueba, la evaluación de toritos Hereford abre una nueva etapa en la genética bovina argentina, con herramientas concretas para enfrentar los desafíos económicos y ambientales que atraviesa el sector.