l agua estancada y la falta de oxigenación produce un envejecimiento y pudrición prematura de las raíces, haciendo que la planta vaya a menos día tras día. Frente a esto, la mezcla de sustratos con componentes inertes como la perlita hacen que dependa menos de nuestra forma de regar.
Y sí, es bastante habitual regar más de lo que se debe. Bien por un exceso de cariño inusitado a nuestras plantas o porque anticipamos que pueden estar pasando un calor excesivo, solemos regar con mucha frecuencia y en mucha cantidad.
La perlita es considerado un sustrato inerte que tiene orígenes minerales. Las rocas volcánicas que han sido sometidas a temperaturas altísimas fruto de la ignición sufren modificaciones en su estructura física, hinchándose varias veces su tamaño original y adaptando una textura y peso específico totalmente diferente. Al fin y al cabo, es considerado un vidrio, formado por rocas minerales como el sílice, que forma casi el 75% de su composición total.
La perlita, además, contienen otros minerales como sodio, potasio, aluminio, hierro, magnesio, calcio, etc.
La expansión fruto del calor de la perlita hace que sea un material aconsejado para impermeabilizar, con bajo peso y gran capacidad de drenaje. Esto hace que el oxígeno se quede atrapado entre cada uno de los gránulos de este sustrato y evacue muy rápidamente el agua.
Por tanto, es un sustrato altamente recomendado para plantas cuyas raíces no sean muy amigas del exceso de agua. Hablamos de especies de palmeras, cactus, bonsáis y, en general, muchas plantas de interior. Lo ideal de la perlita es que se puede mezclar en las cantidades que consideremos con sustratos nutricionales, como la turba, humus de lombriz o compost. Con ello se consigue una relación ideal de retención de humedad, concentración de nutrientes y drenaje.
Una mezcla ideal para todo tipo de planta, en general, es la mezcla 70%-30% o 80%-20% entre turba y perlita. La turba es el sustrato ideal dado que aporta la base nutricional a la planta, coge temperatura y desarrolla actividad de microorganismos. Sin embargo, si no somos precavidos con el riego, podemos encharcar fácilmente este sustrato y causar asfixia radicular en nuestras plantas.
De ahí que añadir un material poroso y drenante como la perlita, favorece que no se acumule ese exceso de humedad tan dañino.
En este apartado vamos a comentar los principales beneficios de la perlita, así como algunas desventajas que hay que tener en cuenta.
El ensayo, prueba y error a la hora de preparar mezclas de sustratos es necesario, ya que no todas las plantas tienen los mismos requerimientos. Por ello, la mayoría de viveros y especialistas en multiplicación de plantas suelen mezclar la turba negra con elementos inertes que aumentan la porosidad, y uno de ellos es la perlita.
Para plantar hortícolas y ornamentales, la mejor mezcla que nos ha ido a nosotros es 80% de turba (cualquier sustrato universal de calidad) y 20% de perlita, aunque también se puede utilizar otros materiales como grava volcánica, arenas, arcilla expandida o vermiculita.
Si por ejemplo tratamos con especies que huyen de la humedad (Dracaena, cactus y crasuláceas, especies de baja producción de raíces, etc.), entonces habrá que aumentar la cantidad de perlita.
Un riego óptimo es el que permite drenar entre un 15-20% del agua aportada, arrastrando sales que pueden ser perjudiciales para la planta y renovando el oxígeno del medio.
En un sustrato de turba con mal drenaje, podemos regar abundantemente, y el agua, en lugar de salir por los agujeros inferiores, sale por encima del sustrato, encharcando todo a su paso y tardando varios minutos en tragar esa agua. Ese sustrato nos generará problemas al 100% de seguridad.
Un sustrato que en menos de 10 segundos de regar ya está drenando agua, también nos causará problemas. No hay un aprovechamiento óptimo por las raíces y todo el agua (con el abono, si lleva), lo perderá completamente y tendremos que estar regando cada poco tiempo.
El sustrato ideal, con mezcla de perlita, es el que una vez regado, a partir de 30 segundos o más va liberando poco a poco el agua sobrante, conservando una humedad ideal cuando palpamos con la yema del dedo.
Sensación húmeda pero sin dejar agua en nuestro dedo, esa es la relación ideal humedad/sustrato.
Agromática