a Ciudad de Buenos Aires empieza a teñirse de rosa por el florecimiento de los lapachos, brindando un espectáculo urbano digno de admirar.
“La llegada de una nueva primavera nos permite volver a ver y disfrutar las calles y avenidas porteñas teñidas de flores rosas, características de nuestros lapachos”, expresó la Ministra de Espacio Público e Higiene Urbana Clara Muzzio.
Los lapachos fueron introducidos en la Ciudad por el reconocido paisajista Carlos Thays, que los trajo desde el norte del país, logrando una buena adaptación en la zona. El más famoso y conocido es el llamado "lapacho de Ezcurra", ubicado en Av. Figueroa Alcorta y Castilla.
También podemos encontrar lapachos repartidos por toda la ciudad. Los barrios donde predomina su presencia son Palermo, Saavedra, Puerto Madero y Villa Urquiza. También, cerca del monumento a Güemes (Echeverría y Av. Figueroa Alcorta); en el Parque Los Andes (Av. Corrientes y Av. Dorrego); en la Plaza Monseñor de Andrea (Anchorena y Av. Córdoba), frente al Museo Bernandino Rivadavia, en el Parque Centenario (Ángel Gallardo 470); en Mendoza entre Andonaegui y Barzana; en el Parque Micaela Bastidas (Julieta Lanteri y Rosario Vera Peñaloza); en Av. Donado entre Av. Crisólogo Larralde y José Pascual Tamborini; y en la Vuelta de Rocha (Av. Pedro de Mendoza y Del Valle Iberlucea), en La Boca.
Pese a ser nativo de zonas más cálidas, los lapachos se han adaptado bien a la ciudad de Buenos Aires, tanto que son una de las 36 especies permitidas para ser plantadas en veredas mayores a 5,50 m de ancho. Son la flor provincial de Misiones y cuando florecen pierden todas las hojas, y las calles, veredas y parques se llenan de miles de racimos de campanitas de un rosa intenso. Es el primero que florece, por eso en el norte lo llaman “el heraldo de la primavera”. No hay más que pararse en los lugares donde están y admirarlos.