Si bien tener dos CEOs en una misma compañía puede ser arriesgado, si se hace bien, puede traer múltiples beneficios: mejora en la toma de decisiones, mejor cobertura y divisiones de responsabilidades más efectivas. Para tener éxito, las personas interesadas en compartir el liderazgo empresarial deben tener en cuenta los riesgos y mitigarlos antes de que sea demasiado tarde.
-Crear una división clara del trabajo. Si las divisiones no son transparentes, los empleados comienzan a dudar sobre quién es el verdadero jefe, los inversores no saben con certeza quién tiene el verdadero poder y los clientes no tienen claro quién es el líder genuino. Para que esto no ocurra, es fundamental tener una división clara del trabajo de cada uno. Esto se logra considerando las personalidades y habilidades de cada uno, enfocándose en las fortalezas para encontrar la forma más efectiva de liderar la empresa.
No obstante la división de trabajo, compartiendo la misión y los objetivos de la empresa, algunos roles también se superponen. Por ejemplo, ambos pueden tratar el tema financiero de la compañía pero, mientras uno se enfoca más en lo macro y en las metas a largo plazo, el otro puede encargarse de lo cotidiano.
-Comunicarse constante y abiertamente. Dividir las responsabilidades y aislarse no sirve. Los co-CEOs deben estar en constante comunicación para no caer en el riesgo de moverse en direcciones opuestas, muchas veces sin notarlo.
Unas de las formas de lograr una comunicación más abierta es eliminar las paredes divisorias en las oficinas, de esta manera, ambos podrán tener mejor conocimiento de las tareas del otro, lo cual contribuye a las colaboraciones al momento de necesitar tomar decisiones rápidas.
-Aprender a discrepar. Muchas veces, en la diferencia de opiniones se llega a un mejor resultado que cualquiera de los puntos de vista opositores. La discrepancia bien manejada puede traer ideas e inspiraciones que ninguna de las dos partes consideró. Esto solamente puede ocurrir si ambos desarrollan un diálogo constructivo en vez de una discusión que los confronte. Lo ideal es resolverlo en una sola conversación y de no más de una hora.
-Encontrar un sostén. Cada sociedad tendrá un sostén distinto, basado en el vínculo que une a ambos socios. La cuestión está en pensar qué es lo que asegurará a ambos que las líneas de comunicación sean abiertas cuando las cosas comiencen a complicarse.
Como co-CEOs, la habilidad para colaborar es la clave del éxito. Esto significa que ambos deben tener un propósito claro, más allá del rol laboral; pensar en lo que motiva al liderazgo compartido y cómo esto se relaciona a los objetivos personales.