No es casualidad que en 2011 las Cataratas del Iguazú fueran elegidas por votantes de todo el mundo como una de las Nuevas Siete Maravillas Naturales. Es que el paisaje que se puede admirar a lo largo de estas 67.720 hectáreas de área de preservación natural, en el extremo norte de Misiones, es imponente. Desde la majestuosa Garganta del Diablo, pasando por el Tren Ecológico de la Selva, el Parque Nacional Iguazú ofrece distracciones para todos los gustos y edades.
Considerado como el destino número uno de los turistas que arriban a nuestro país desde distintos puntos del planeta –en 2017 recibió un millón y medio de visitas-, el parque es un ecosistema de 275 saltos de agua en plena Selva Paranaense, ubicados a 17 kilómetros de la desembocadura del Río Iguazú en las aguas del Río Paraná, donde se encuentra la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay.
Las cataratas tienen un ancho de 2,7 kilómetros, una altura de entre 60 y 82 metros, y un caudal de agua promedio de 1800 metros cúbicos por segundo.
La primera vez que un ser humano tuvo contacto con esta región fue hace diez mil años, ya que se han encontrado restos de vasijas prehistóricas a orillas del Río Iguazú. Sin embargo, fue el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, en 1542, quien las bautizó como “Saltos de Santa María”. Más de sesenta años más tarde, los jesuitas se establecieron en estas tierras, conformando treinta reducciones indígenas, con más de 100.000 habitantes, que cultivaban yerba mate y tabaco. Un siglo después, en 1767, la corona española decidió expulsarlos y los pueblos abandonados comenzaron a convertirse en selva. En 1870 se realizó la primera expedición turística, mientras que en 1902 el Ministerio del Interior le encargó al arquitecto francés, Carlos Thays, un relevamiento detallado de las cataratas, que posteriormente se utilizó para la creación del parque, el 9 de octubre de 1934. En esa fecha, en base a la Ley 12.103, se inauguró este espacio, con el objetivo de conservar tanto a las cataratas como a la biodiversidad que las rodea. Iguazú quiere decir “agua grande” en guaraní.
Distinguido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO) en dos oportunidades –en 1934 fue declarado Patrimonio de la Humanidad, mientras que en 2013 fue nombrado Valor Universal Excepcional–, el parque cuenta con un Centro de Interpretación de la Naturaleza, denominado Yvyrá Reta, que en guaraní significa “el país de los árboles”, donde se detalla, a través de gigantógrafías y maquetas, la historia y evolución este espacio.
Como parte de las atracciones, también se puede realizar un paseo por el Tren Ecológico de la Selva, que parte de la Estación Central y es ideal para tomar contacto directo con el medio ambiente, percibiendo los aromas, variaciones climáticas y sonidos del monte. El tren se desplaza a una velocidad por debajo de los 20 kilómetros por hora, para que ningún ruido moleste a los animales que deambulan por el lugar. Una vez que parte, hace una parada intermedia en Cataratas, donde se puede acceder a los paseos Superior e Inferior, y termina su recorrido en la Garganta del Diablo, un largo abismo con forma de “U”, de 82 metros de altura, 150 metros de ancho y 700 metros de largo, que es el salto más impresionante del parque.
Tanto en el paseo Inferior como en el Superior, las vistas son inmejorables. Lo que los diferencia es que el Superior consiste en una caminata por pasarelas planas donde se pueden apreciar los saltos de Bosetti, Adán y Eva, Bernabé Mendez, Mbiguá, Dos Hermanas y San Martín.
También se pueden realizar caminatas por el Sendero Verde, donde se pueden apreciar coatíes, y por el Sendero Macuco, con monos caí, que consiste en un camino de tierra en medio de la selva que finaliza en el Salto Arrechea.
Asimismo, se realizan excursiones guiadas por senderos de uso exclusivo en vehículos 4x4 descubiertos, perfectos para tomar fotos y filmar la jungla. Durante el recorrido, que tiene servicio de almuerzo opcional, se realizan charlas explicativas y se visitan lugares históricos. Entre las alternativas a experimentar están:
- Gran Explorador: con salida a las 7:30, recorre la antigua ruta de acceso a las cataratas.
- Explorador: con salidas a las 10:30 y 16, se pueden contemplar helechos, orquídeas, plantas primitivas y huellas de animales.
- Explorador intrépido: con salidas a las 14, incluye excursión en 4x4 y caminata de 800 metros. Se atraviesa un pequeño puente por el cual se accede a un mirador para apreciar la vista del Río Iguazú y la costa brasileña, y se llega hasta el Salto Arrechea, antes de emprender el camino de regreso.
Cinco noches al mes, a las 19:45, 20:30 y 21:45, se hacen los denominados “Paseos de Luna Llena”, en los que luego de una breve charla introductoria con el guía, se aborda el Tren Ecológico de la Selva para disfrutar de un bello paseo nocturno hasta la Estación Garganta. Allí, se da inicio a una caminata hasta el Balcón de la Garganta del Diablo, donde se puede apreciar la vista a la luz de la luna.
Se recomienda llevar ropa liviana y calzado cómodo, así como usar gorra o sombrero para protegerse del sol. En verano, las temperaturas mínimas son de alrededor de 17 grados, y las máximas de 33 grados; mientras que en invierno, los números oscilan entre los 11 grados de mínima y los 26 grados de máxima. Se aconseja visitar el parque en estaciones intermedias para no sufrir el clima.
Para comer, en el centro del paseo de compras está el Restaurante La Selva, un establecimiento gastronómico con capacidad para 350 personas, con servicio de tenedor libre, que brinda platos fríos como ensaladas, aparte de pastas y las mejores carnes argentinas. Además, los postres son una delicia.
La comida típica para acompañar el mate en esta región es el mbeyú, una especie de torta frita de almidón de mandioca con leche o agua, sal y queso. También están el famoso chipá o torta paraguaya, hecho con almidón, leche, queso, grasa, huevos y sal; y la sopa paraguaya, que es un como un pan al horno hecho con harina de maíz, cebollas y queso. El postre más peculiar es la rapadura, hecha con miel de azúcar.
Las aves más características de Iguazú son los vencejos de cascada. Además, circulan cinco clases de tucanes y gran variedad de mariposas. Hacia el mediodía, suelen salir las lagartijas Tropidurus, que se suben a pasarelas y escaleras, mientras que a lo largo y ancho de la selva se pueden percibir yaguaretés, tapires, oceolotes, tiricas, osos hormigueros, pavas del monte como la yacutinga, águilas selváticas y yacaretés.
En la orilla del Río Iguazú hay diversos árboles como el curupay, el cupay, el laurel blanco, el aguay, el ingá y el ceibo, que en 1942 fue declarada Flor Nacional Argentina.
Las tarifas oscilan entre los $60 (para jubilados, misioneros y pensionados) y los $600 (tarifa general). Los menores de 6 a 12 años abonan $150, mientras que los discapacitados entran gratuitamente. Los tickets se adquieren en la entrada del parque y pueden ser abonados en efectivo o con tarjeta de crédito.
Se puede acceder en auto propio, ya que el establecimiento cuenta con estacionamiento, o en transporte público. La empresa Río Uruguay tiene micros que salen desde Puerto Iguazú al Parque cada 20 minutos. Desde Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Salta y Mendoza salen vuelos directos a Puerto Iguazú, cuyo costo varía dependiendo el punto de partida (de $998 a $3548).