La provincia de Neuquén es conocida principalmente por San Martín de los Andes, el Camino de los Siete Lagos y Villa La Angostura. Lo que no todos saben es que en esta región de la Argentina también se localizan otros destinos turísticos menos explotados, pero igual de encantadores, como Chos Malal, Huinganco y Andacollo, que debido a su belleza y apasionante paisaje, no tienen nada que envidiarle a los grandes centros y merecen ser visitados durante una escapada por el interior.
Chos Malal es la puerta de entrada al corredor norte neuquino, que se ubica a 405 kilómetros por encima de la ciudad de Neuquén. Aquí, el viajero puede encontrarse con legados de la vieja capital provincial, la antigua casa de gobierno, la iglesia y la plaza del pueblo, además del almacén de ramos generales, que fue reconvertido en museo. Sobre esta zona, los locales están acostumbrados a la presencia de excursionistas que transitan la Ruta 40 en moto o bicicleta, para alcanzar el sol de la costanera del Río Curí Leuvu, a espaldas del cerro El Torreón, donde se pueden observar el Volcán Tromen, el Cerro Mayal y el Cerro de la Virgen.
Asimismo, Chos Malal es una de las paradas obligadas de la ruta del vino provincial, donde la Bodega Desde La Torre, hereda una tradición que data de finales del siglo XIX, que fue continuada por la cuarta generación de una familia de origen francés. Uno de sus productos, Trashumante, es el preferido del Papa Francisco, que cada año pide especialmente cien botellas para celebrar la Navidad en el Vaticano. En este sitio, Luis De La Torre, junto con sus hijos Nicolás e Ibrahim De La Torre –quienes se desempeñan como sommelier y winemarker de la bodega, respectivamente–, ofrecen degustaciones con escabeches de chivo y queso de cabra que salen cien pesos por persona.
A sólo 30 kilómetros de Chos Madal, se encuentra el Museo Municipal Ana Biset en la entrada a la localidad de Caepe Malal. Aquí, los curiosos de la arqueología pueden contemplar los restos de un cementerio indígena precolombino descubierto en 1988, que presenta indicios de actividades de más de ocho mil años de antigüedad. Aparte, hay adornos personales, herramientas de desposte de ganado, ajuares y cráneos deformados, un tesoro que cuenta de los avatares de la cultura pehuenche.
Por otra parte, al noroeste están Huinganco y Andacollo, separados por apenas cinco kilómetros entre sí. A Huinganco se la conoce como el “jardín de la provincia”, ya que conserva especies del Vivero Forestal, como flores, pinos y alamedas, que constituyen un paisaje de 230 mil hectáreas. En una visita al Museo del Árbol y la Madera, se pueden observar rodajas de cipreses de más de 1.200 años, troncos petrificados y ejemplares de la zona. Además, en el local que se encuentra en el interior, se venden pinos bebés y brotes para riego a solo quince y dos pesos, respectivamente.
La Ruta Provincial 39 permite admirar la belleza de Andacollo, a orillas del Río Neuquén. En este lugar, los amantes de la pesca con mosca pueden disfrutar de ríos provistos de aguas del deshielo de las montañas, que son refugio de truchas parrones o arco iris. Los más experimentados, suelen hacer lecturas del agua para saber dónde hay pique y si la ocasión amerita enfilar hacia el Río Reñi leuvu, el Trocomán, donde hay pejerreyes y percas, o el Arroyo Ñireco, que alberga truchas fontinalis.
Por el camino hacia el Río Nahueve y las lagunas de Epulaufquen, hay un parque que acoge las Lagunas Superior e Inferior, que están unidas entre sí por el Arroyo La Nasa. Para poder aprovechar cada momento, se recomienda tener mucha energía y llevar una vianda recargada. Se puede optar por el Sendero Los Robles (el más chico) o caminar hacia el Sendero Cascada Chaquira, cuyo trayecto demanda alrededor de cinco horas. El trekking depara relieves, cascadas, vertientes y montañas, ideales para sacarse fotos en familia.
Sobre la vuelta, se aconseja pasar por la Cascada La Fragua, en Manzano Amargo, que es un salto de agua de 40 metros de largo, que en 2018 se congeló tras una ola polar.
Sin dudas, el paisaje neuquino es dominado por el Volcán Domuyo, Techo de la Patagonia, con 4.770 metros, que se ubica entre los departamentos de Minas y Chos Malal. Desde el mirador La Puntilla, a cinco kilómetros de Las Ovejas, se puede pasar por seis balcones unidos por una pasarela confeccionados en madera, donde se reflejan la Cordillera del Viento y la Cordillera de los Andrés, con sus cerros en degradé y picos blancos para enmarcar.
En el parque, resuenan los zumbidos de la actividad volcánica en forma de géiseres fumarolas y arroyos de aguas termales. Las Hoyetas y Los Tachos constantemente están escupiendo agua sulfurosa, que da vida a una comunidad de algas endémicas de ocres fosforescentes. El que quiera probar las aguas termales, puede asistir al paraje Aguas Calientes y hacer pie en un pozo de 40 grados, hasta que el cuerpo se acostumbre al calor.
Por último, está Los Bolillos, a 20 kilómetros de Varvarco, donde se encuentran manifestaciones volcánicas de rocas erosionadas por el viento que son únicas en el mundo. Además, hay tótems y un cementerio improvisado para los muertos por fiebre amarilla de principios del siglo pasado.
- ¿Cómo llegar? Aerolíneas Argentinas ofrece vuelos diarios a Neuquén de una hora y media de duración desde Aeroparque por $4.075 ida y vuelta. Desde la terminal de micros de Neuquén salen micros diarios a Chos Malal por $1.114 (duración de seis horas). Además, se pueden contratar servicios de transfer desde el aeropuerto.
- ¿Dónde Hospedarse? Hostería Huinganco, elegante y acogedor, cuenta con un restaurante de primer nivel llamado El Pirquinero y habitaciones dobles con buffet desde $1.950; Estancia Chochoy Mallin, tradicional casa de campo restaurada con confort en un entorno natural donde se distinguen la Cordillera del Viento y el Volcán Domuyo, la estadía cuesta US$210 por persona e incluye cuatro comidas con vinos de alta gama.
- ¿Qué hacer? Salidas de pesca con mosca ($7.800 cada dos personas); Expedición Domuyo (ascenso de cuatro días hasta el Techo de la Patagonia); Excursión a la Laguna Epulaufquen con visita a los Petroglifos de Colomichicó y el Circuito Termal (incluye paseo por Los Bolillos).